El gobierno de China montó su espectáculo del año. Con cielos azules, decenas de cámaras, un millar de palomas y globos, y una intensa preparación, en Beijing se realizó el desfile militar para conmemorar los 70 años del fin de la invasión japonesa.
Una vez los ex presidentes y altos dirigentes del Partido Comunista, y los mandatarios de los países que aceptaron la invitación de China para presenciar el desfile militar, tomaron su lugar en el palco de honor sobre la puerta Tiananmen, se escucharon detonaciones de artillería que retumbaron en el centro de la ciudad, como una cuenta regresiva.
El maestro de ceremonias, el primer ministro Li Keqiang, tomó entonces el micrófono para introducir la celebración del año en China: la conmemoración de los 70 años del fin de la guerra contra Japón.
Mientras Li abría la ceremonia, a las 10am en punto, el cielo era de un azul que pocas veces se ve en Beijing, pues el gobierno había dispuesto que el índice de polución llegara a uno de sus niveles más bajos posibles. Decenas de cámaras instaladas en helicópteros, grúas, automóviles, podios y poleas, e incluso aviones, generaban la sensación de estar viendo no una celebración oficial, sino una película. Fue un espectáculo visual, y auditivo, pues estuvo acompañado de una banda de guerra y un coro que sumaban aproximadamente 1.000 músicos militares.
Xi Jinping pronunció uno de los discursos más expresivos de su presidencia. El máximo líder de China, que se caracteriza por su estilo impasible, afable y tranquilo, así como por su dicción monótona, enfatizó sus palabras mientras decía que la guerra contra Japón "fue una batalla decisiva de la justicia contra el mal, la luz contra la oscuridad. La Guerra de Resistencia Popular China contra la Agresión Japonesa fue la que comenzó más temprano y la que más tiempo tardó".
Pero así como habló de la guerra, también habló de paz. Xi Jinping les tenía reservada una sorpresa a quienes pensaban que el desfile sería tan sólo una muestra de poderío militar, al anunciar que reduciría en 300.000 efectivos un ejército que hoy es de 2.285.000 efectivos aproximadamente. El resultado sería un ejército de 2 millones de activos: que todavía sería el más grande del mundo.
"Los chinos amamos la paz. No importa lo fuerte que pueda volverse, China nunca buscará la hegemonía o la expansión. Nunca le causará su sufrimiento pasado a cualquier otra nación", añadió.
En un emotivo final que cerró con un puño levantado en el aire, Xi Jinping concluyó: "Recordemos la gran verdad de la historia: ¡la Justicia prevalecerá! ¡La Paz prevalecerá! ¡El Pueblo prevalecerá!".
Japón dijo luego estar decepcionado porque el presidente Xi Jinping no mencionó intenciones de hacer acercamientos a Japón, ni redujo el tono anti-japonés de su discurso. El primer ministro de Japón, Shinzo Abe, se abstuvo de aceptar la invitación de China para asistir a la ceremonia.
Al terminar su discurso, Xi descendió para recorrer en un automóvil la tropa y los vehículos que se desplegaron para el desfile, que incluyeron 12.000 efectivos y tropas del Ejército Popular de Liberación, más de 500 armas, que incluyeron tanques, misiles y drones, y 200 aviones y helicópteros.
[Crédito fotos: Santiago Villa] También puedes leer:
– China y Venezuela firman nuevo acuerdo multimillonario
– ¿Quienes son "los verdaderos amigos de China"?