Sinología: La porcelana china kraak en Panamá

In by Andrea Pira

En Panamá Viejo, sitio arqueológico donde estaba ubicada Ciudad de Panamá antes de ser atacada por el pirata Henry Morgan, se han encontrado restos de porcelana china. En esta sinología, presentada al Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, Linda Rosenfeld Pomper presenta una documentación de la porcelana kraak, e identifica los fragmentos de la muestra en cuestión comparándolos con ejemplares existentes en diversas colecciones alrededor del mundo.
La porcelana kraak

La colección discutida en este artículo, corresponde a un grupo estándar de porcelana de exportación, desarrollada en el período Wan-li (1573-1619) de la dinastía Ming (1368-1644), que persistió sin grandes cambios hasta muy avanzado el siglo diecisiete, y que es conocido con el nombre de kraak (Jörg 1997).

Ese término proviene de una versión holandesa de la palabra portuguesa carraca, que designa un modelo de embarcación muy utilizado hasta principios del siglo diecisiete, especialmente diseñado para el transporte de grandes cargas en largas travesías. Los holandeses capturaron en 1602 una carraca portuguesa cargada con porcelanas y, a partir de entonces, estos materiales comenzaron a conocerse con el nombre de kraak (Jörg 1997:54).

Se cree que su foco de producción más importante fue la ciudad de Jingdezhen, al Sur de China, ya que allí la fabricación de porcelana estaba consolidada de tal manera, que desde principios del siglo dieciséis disponía de las condiciones necesarias para dar respuesta a un mercado creciente (Jörg 1997), considerándose incluso, la existencia de una verdadera producción en masa mediante el empleo de moldes. Este hecho es corroborado por el hallazgo de cientos de platos y tazones similares en los sitios de los naufragios estudiados.

Esta porcelana ostenta una gran diversidad de motivos pintados en azul sobre una base blanca, que varían entre costumbristas, navales, religiosos, florales, históricos, e incluso algunas de ellas presentan emblemas heráldicos, tornándose estos últimos, en los más alejados del mundo chino. Lo importante es que cada figura elegida tenía un simbolismo, no eran elegidos temas al azar. Las variaciones en este campo son tan abundantes, que incluso algunos autores han intentado establecer secuencias cronológicas basándose en ellas (ver McElney 1992 en Desroches et al. 1995:315); sin embargo, resulta difícil constatar su validez, dado que, por ejemplo, las piezas rescatadas del naufragio del San Diego (navío español hundido aguas afuera de Manila en 1600), presentan multiplicidad de modalidades decorativas (Desroches et al. 1995:Figuras 1-6).

Precisamente, discutiendo este aspecto en su volumen sobre las porcelanas chinas del Museo Topkapi Saray de Estambul, Regina Krahl comenta (1986:599): “Es tentador interpretar las variantes que se observan en la decoración como pasos sucesivos en un proceso evolutivo”. No obstante, ella misma no apoya esa propuesta.

La distribución de los motivos en los diferentes ejemplares es consistente. Éstos se repartían por toda la pieza y se desplegaban en forma diferente en las alas y en el motivo central. Este último se presenta con forma de medallón y concentra una escena completa, mientras que en las alas de los platos y en la superficie exterior de los tazones, se muestran imágenes estructuradas encerradas alternadamente en paneles anchos y angostos.

Con frecuencia, los bordes de las vasijas presentan un perímetro recortado, efecto que se logra mediante la utilización de moldes. El grosor del cuerpo, la calidad de la pintura y la tonalidad del pigmento empleado, pueden variar significativamente según los ejemplares.

La orientación hacia el mercado exterior da cuenta de la introducción de nuevas formas, como platos, y de cambios en los patrones decorativos. Al respecto, si bien no se perciben claras influencias de Europa en la decoración pintada sino hasta mediados del siglo diecisiete, ya durante el siglo dieciséis, algunas piezas de porcelana china representaban escudos de armas pertenecientes a la nobleza europea (ver por ejemplo Clunas 1987:35; Krahl y Harrison-Hall 1994:16).

Aunque la porcelana kraak se considera entonces como una manufactura de exportación, es interesante mencionar que algunas piezas han sido encontradas en tumbas chinas (Desroches et al. 1995:315). Sin embargo, no se encuentran piezas de kraak en colecciones reales como, por ejemplo, la inmensa colección de porcelanas del emperador Qianlong (1736-1795), alojada actualmente en el Museo del Palacio Nacional en Taipei.

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