China y Rusia ante el dilema sirio

In by Simone

Vladimir Putin llegó a Beijing el 5 de junio para participar en una reunión de la Organización de Cooperación de Shanghái, integrada por China, Rusia y otros cuatro países de Asia Central. Según medios oficiales, se trata de una reunión ordinaria que tratará temas de cooperación. Sin embargo, el foro adquiere especial relevancia dado que reunirá a los mandatarios de Rusia y China —miembros permanentes del Consejo de Seguridad—, en un momento en el que la situación siria se deteriora escandalosamente.

El 26 de mayo, más de cien personas murieron en el ataque a la aldea siria de Hula, en el que presuntamente se utilizó artillería pesada en contra de los residentes. Países de Occidente inculparon a las fuerzas militares leales al presidente sirio, Bashar al Assad, y expulsaron a diplomáticos sirios de sus países, en señal de reprobación. Damasco ha insistido en que el ataque fue realizado por “grupos terroristas armados”, a quienes desde hace meses ha achacado generar la violencia en el país.

Tanto Moscú como Beijing reprobaron el ataque y llamaron a que se inicien investigaciones que señalen a los perpetradores. Este llamado a “investigar”, como muchos otros, va acorde a la línea que han seguido ambos países: acusan a Occidente de llevar una campaña mediática “parcial” que les justificaría una intervención militar.

El 1° de junio, Putin señaló que “no se puede hacer nada por la fuerza”, en referencia a Siria. Li Baodong, representante permanente de China en la ONU, señaló tres días después que deben seguirse tres pasos: apoyar al enviado especial de la ONU, Kofi Annan; respaldar a las decenas de observadores de la ONU en el territorio sirio; y que el gobierno y la oposición sirios respeten el plan de pacificación de Annan.

La postura de Rusia resulta más fácil de entender dados los intereses económicos y la importancia geopolítica que le representa Siria. En contraste, China carece de intereses relevantes en aquel país (a diferencia de Libia por ejemplo), sin embargo, rechaza sistemáticamente todo tipo de intervencionismo de Occidente, algo entendible si se traslada esa postura a los problemas que enfrenta tanto interna como regionalmente. Internamente, el gobierno chino lidia con minorías étnicas con tendencias separatistas. Regionalmente, Beijing disputa derechos marítimos en el Mar Meridional de China con países vecinos, quienes insisten en involucrar a EE.UU. a las discusiones como un contrapeso.

Las posturas antioccidentales de los gobernantes de ambos países suelen consolidarlos en el poder internamente, puesto que los hace ver fuertes ante las facciones políticas rivales y ante sus poblaciones. Esto es de particular importancia ahora que Putin lidia con mayores protestas en Moscú y que el Partido Comunista de China prepara un cambio en los puestos más altos del país.

Putin llegó a agradecer el respaldo que le ha dado Beijing desde que Rusia utilizó el veto en el Consejo de Seguridad para desechar una resolución en contra de Siria, en febrero. China y Rusia se han erigido como la alternativa a Occidente en la arena internacional. Esta coordinación les puede generar, incluso, beneficios económicos, particularmente en una negociación pendiente en torno al precio de compra de gas natural ruso.

Ambos países han abogado por que los sirios resuelvan ellos mismos su “problema interno”, y han exigido información “fidedigna” en torno a la violencia, de ahí que hayan respaldado las misiones de observación que proveerían información imparcial. Sin embargo, estos llamados son vistos cada vez con mayor desconfianza en Occidente, puesto que la violencia continúa y a los observadores en Siria se les impide llegar a los focos de los enfrentamientos. El propio Annan declaró el jueves que su plan de pacificación ha fracasado. El riesgo de caer en una guerra civil a gran escala es real e inminente, dijo el mismo día Ban Ki-moon, secretario general de la ONU.

Mientras Rusia y China se concentran en discusiones mediáticas con Occidente sobre “verdad objetiva” y “soberanía”, observadores de la ONU reportaron haber sido recibidos con disparos al investigar una nueva masacre en el poblado de Mazrat al Qubeir el miércoles, que cobró la vida de más de 78 personas, la mitad mujeres y niños.

¿Qué esperar de esta reunión entre Putin y Hu? Más llamamientos resonantes “al diálogo” y a la “búsqueda de una solución política pacífica”, lo cual les sirve para ganar tiempo en detrimento de los líderes de Occidente, cuyas poblaciones los perciben cada vez más incompetentes para lidiar con Medio Oriente —en un año electoral—. Mientas tanto, haciendo a un lado esta búsqueda de la solución política, la ONU ha fallado en resolver el asunto que más urge y más le incumbe: detener la muerte de civiles.

Jorge A. Ríos se licenció en Derecho en Monterrey, México. Se ha dedicado al periodismo y a proyectos culturales en Beijing desde 2009.

[Foto de Cartooncoment.news]

Si te interesó esta nota, también te podría interesar: 



China y Filipinas, ¿a las puertas de la confrontación armada?

Filipinas busca una salida diplomática a su conflicto marítimo con China

El veto chino en la ONU al proyecto de la Liga Árabe para Siria

Putin y Wen firman acuerdos