Sinología: Literatura y cine: La literatura contemporánea china y su relación con el director de cine Zhang Yimou

In by Andrea Pira

El cine y la literatura mantienen una relación compleja por los puntos comunes que comparten al ser dos formas de expresión artística, pero también se distancian ya que sus discursos no son siempre compatibles. Lo que sí es cierto, es que ambos campos generan un debate en torno al arte. Este es el tema que Mónica Ching, literata y traductora mexicana, aborda en nuestra sinología de la semana enfocada en un caso particular chino.
En China la literatura contemporánea y el cine son cómplices-debutantes en el campo de las artes, y en la actualidad interaccionan de una manera tan estrecha que podría decirse que su futuro depende en gran medida de la evolución, el rompimiento o el sano distanciamiento de esta relación, sin embargo, su proyección dentro del campo de las artes les ofrece por separado alternativas muy desiguales. Hace dos décadas el director de cine Zhang Yimou entró a la escena internacional atrayendo con ello la atención del auditorio extranjero hacia las artes cinematográficas de su país. Su entrada coincide con la era de la globalización, con una época en la que los medios audiovisuales son el canal de comunicación favorito frente a los medios impresos, y en que China en esos momentos empieza a convertirse en el país de moda. Por su parte la literatura contemporánea ha sido el fruto de una contradicción entre la negación de su legado histórico y la reconciliación con las tradiciones y la búsqueda de un origen. Así mismo, padece del gran estigma de la interrupción “natural” de su evolución como producto de la aplicación de regulaciones al quehacer creativo al estilo comunista, salto que al parecer el cine pudo dar con mayor rapidez. En este contexto, a finales de los años 80, Zhang Yimou aparece como uno de los realizadores de cine más reconocidos gracias, en gran medida, a la adaptación de las novelas de los escritores de su generación.

La literatura en busca de las raíces

Los rezagos que dejó la Revolución Cultural se convirtieron en terrenos sinuosos y en algunos casos en experiencias caóticas –material fértil, y no por eso menos tortuoso en la memoria del escritor– los cuales era necesario desentramar. La literatura jugó entonces el papel de buscador de recursos, más que literarios, personales, para dar paso a la memoria y sondear el pasado reciente, pero se encontró con que las raíces del individuo y de su legado literario habían sido cortadas de tajo. Así como el árbol de ginseng en el que florecen los frutos de la inmortalidad en la novela Viaje al Oeste y que el Rey Mono arranca de raíz en un acto de cólera, de la misma forma la literatura de esta generación inicia la búsqueda por encontrar en su pasado remoto y reciente, y en sus inagotables herramientas literarias un remanso familiar en donde florecer. En está búsqueda algunos escritores promovieron el redescubrimiento de su propia cultura, como fue el caso de Han Shaogong quien expresa en sus obras selectas: “La literatura tiene sus raíces y debe recuperarlas en las leyendas y el folclor del suelo natal. Si las raíces no son lo suficientemente profundas no es posible que nazcan las hojas. […] Todavía más importante es el hecho de que la cultura enquistada en nuestra tierra natal, pertenece en su mayoría al coloquialismo no paradigmático, a las historias no oficiales, a las leyendas, bromas y canciones populares, […] cuando se acerque el momento lo paradigmático se vigorizará por lo no paradigmático a través de una apropiación crítica..1 ” Han Shaogong fue quien uso por primera vez utilizó el término de Literatura en Busca de las Raíces en su artículo “Las raíces de la literatura”, y en el que lamenta la falta de contacto de su generación con la literatura tradicional y por lo tanto hace un llamado a descubrir una identidad cultural a través de un regreso al pasado.

En está búsqueda a través de la escritura, el escritor A Cheng, un incansable explorador de la herencia cultural china se apega a la filosofía taoísta, más que a la práctica religiosa a su concepción filosófica y literaria. En su obra ha dado un giro a la filosofía Chen o mejor conocida como Zen y a la literatura de Zhuang Zi. “Soy un artesano, como un carpintero que hace unos trabajos extras para ganar dinero, es por eso que digo que entre las otras personas y yo no hay ninguna diferencia”. Los trabajos de A Cheng han estado vinculados con el cine, y junto con su padre un ex funcionario de la Academia de Estudios Cinematográficos de Beijing realizó el ensayo La Estética en el Cine. En la actualidad también escribe guiones para cine. Su opera prima El Rey del Ajedrez, Kei Wong escrita en 1984, fue adaptada por el director Yim Ho, y también es uno de los autores considerado dentro del género de Búsqueda de las Raíces, relación nada inusual ya que a cualquier escritor que sondé en el pasado de China de inmediato se le enmarca dentro de éste género.

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[Crédito foto: Xinhua]