Sinología: La economía de China en el largo plazo: ventajas e inconvenientes

In by Andrea Pira

En este estudio del investigador del Instituto Asia Pacífico se analiza el futuro de la economía China y su influencia global. Se detallan las ventajas y los inconvenientes que traerán el mayor protagonismo de Beijing en la economía mundial.

  La proporción de China en el producto bruto mundial (en paridad de poder adquisitivo) ha aumentado del 3,4% en 1980 al 15,4% en 2005, según datos del FMI. De acuerdo con un reciente estudio de The Economist Intelligence Unit, podría llegar al 16,6% en 2010 y al 19,4% en 2020, fecha en la que superará a EEUU (cuyo peso será entonces del 19,0%) y a la UE (que supondrá el 19,1%).

En dólares corrientes, el peso relativo de China, según previsiones de la consultora Keystone India, pasará del 4% en 2004 al 15% en 2025 y al 28% en 2050. En 2025, su proporción será todavía inferior a las de EEUU (27%) y la UE (25%), pero en 2050 será ya superior (26% para EEUU y 15% para la UE). Todas esas previsiones dan por supuesta una tasa muy elevada del PIB hasta 2020 e incluso hasta 2050. El famoso estudio de Goldman Sachs de 2003 sobre los BRICs, que prevé que el PIB corriente de China superará al de Japón en 2016 y al de EEUU en 2041, implica que el tasa de crecimiento anual medio del PIB de China será del 9,9% en 2000-2020 y del 7,7% en 2000-2050.

Las previsiones oficiales del gobierno chino, aunque no tan optimistas, son que el país conseguirá cuadruplicar en 2020 su PIB de 2000, lo que supondrá una tasa anual media del 7,2%, lo que ha su vez permitirá triplicar el PIB per cápita de 2000, hasta los 3.000 dólares.

¿Podrá China crecer por encima del 7% en los próximos quince años, veinte años, e incluso en los próximos 45 años? Para empezar, conviene recordar que la tasa de crecimiento anual medio en 1980-2005 fue del 9,6% y que el PIB se ha multiplicado por 10 (el PIB per cápita se ha multiplicado casi por 8) durante ese período. A la vista de esos antecedentes, no habría razón para pensar, a priori, que una tasa media del 8% no pueda mantenerse en un horizonte razonable de tiempo (quince o veinte años).

Las ventajas

Además de las evidentes (alta tasa de ahorro, abundante oferta de mano de obra, ética confuciana del trabajo, aumento del consumo de una clase media que se estima hoy en 80 millones de personas y que podría alcanzar los 150 millones en 2010, etc.), las principales ventajas de China son las siguientes:

1) una notable integración en la economía mundial. El cociente de exportación de bienes y servicios fue del 34% en 2004 mientras que la inversión directa extranjera (IDE) alcanzó 60.600 millones de dólares en ese año. A efectos de comparación, esas cifras fueron notablemente más bajas para la India (19% y 5.300 millones).

2) unas infraestructuras modernas en las grandes ciudades y en las zonas económicas especiales. Incluso en el conjunto del país, el porcentaje de carreteras pavimentadas es del 79,5%, mientras que es del 77,7% en Japón, del 62,6% en la India y del 58,8% en EEUU; las inversiones en autopistas, aeropuertos, puertos de mar, distribución de energía, etc., han sido masivas en los últimos años; China tiene un número elevado de líneas telefónicas fijas y de abonados a la telefonía móvil para su renta per cápita, etc.

3) una importante generación de empleo. Por la rápida industrialización y la flexibilidad del mercado de trabajo, la relación entre las personas empleadas y la población total era, en 1999-2003, del 76,4% en China, cifra a comparar con el 73,4% de Vietnam, el 62,5% de Indonesia, el 59,5% de Filipinas, el 57,7% de Corea del Sur o el 55,0% de la India.

4) unos indicadores macroeconómicos saneados, que, junto con una política económica cada vez más sofisticada, hacen prever una razonable estabilidad macroeconómica.

China tenía en 2005 un ligero déficit presupuestario (1,2% del PIB), superávit corriente (7,1% del PIB), inflación del 1,8%, una deuda externa de 228.600 millones de dólares (cifra de 2004), unas reservas en divisas de 818.872 millones de dólares y una inversión directa extranjera de 60.632 millones.

5) una rápida mejora de los indicadores sociales, lo que otorga cierta legitimidad al gobierno y, si se mantuviera, permitiría mantener la estabilidad social. La pobreza ha disminuido del 63,8% de la población en 1981 al 16,6% en 2001 (esto es, una impresionante reducción de 422 millones de personas); la esperanza de vida al nacer ha aumentado de 63 años en 1970-75 a 71 años en 2000-05; la tasa de mortalidad infantil (de menores de 1 año) ha bajado de 85 por mil en 1970 a 30 por mil en 2003; la desnutrición ha pasado del 16% en 1990-92 al 11% en 2000-02; la tasa de alfabetización de adultos ha crecido del 78,3% en 1990 al 90,9% en 2003; la tasa bruta de escolarización en la enseñanza secundaria ha aumentado del 48,7% en 1991 al 72,5% en 2004.

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[Foto China Daily]