Saludos, Argenchina: Desde China hasta Cuba

In by Andrea Pira

China tiene una fuerte vinculación histórica, política y social con Cuba pero, ¿cuánto sabemos de verdad? En este artículo, Kayla Chen echa una mirada al pasado para revelar una fascinante historia sobre el origen, el auge, y, en las últimas décadas, la disminución de la presencia china en Cuba.
Entre 1847 y 1874, más de 140 mil chinos emigraron a Cuba. Conocidos como “culíes,” los primeros inmigrantes llegaron a la isla en junio de 1847 para trabajar en plantaciones azucareras. Trescientos chinos, procedentes de la provincia de Guangzhou, y una menor cantidad de Fujian, se embarcaron en un viaje de 142 días a Cuba. Sin embargo, al final solo sobrevivieron 206.

El principal motivo de llevar chinos a Cuba tuvo que ver con reducir los costos de mano de obra en la caña azucarera. Hasta ese momento, el precio de un esclavo africano varón era de entre 300 y mil pesos. En contraste, un trabajador chino costaba a los españoles menos de 400 pesos (Mary-Alice Waters, 2011). Entonces, la decisión de sustituir a un grupo por otro no fue particularmente difícil. Pero, como cualquier historia de servidumbre en la época colonial, los trabajadores chinos enfrentaron injusticias, aguantaron condiciones duras, e hicieron incontables sacrificios para poder sobrevivir en su nuevo hogar en el Caribe.

Casi todos los inmigrantes chinos eran varones, y muchos se casaron con mujeres africanas. Este acontecimiento fue común, pero también lógico, porque ambos grupos fueron considerados parte de una clase social inferior en Cuba. Otra ocasión de mezcla entre los chinos y la población local ocurrió en 1868, el primer año de la primera guerra de independencia contra España. Durante la guerra, los chinos formaron 2 mil de los 7 mil soldados del ejército de liberación. Actualmente, en La Habana se alza un monumento que rinde honor a los chinos mambises (combatientes del ejército libertador): “No hubo un chino cubano desertor, no hubo un chino cubano traidor.” (Ibid). Cabe destacar que el compromiso y la lealtad de los chinos con Cuba no paró allí. El siglo XX vio el ascenso de chinos-cubanos como el General Gustavo Chui, cuya lucha contra la discriminación de chinos y africanos le hizo juntar a la Revolución Cubana, liderada por Fidel Castro. Otros generales chino-cubanos destacados fueron Armando Choy y Moisés Sio Wong.

Dada su posición económica en Cuba, y siendo los primeros inmigrantes asiáticos a la isla, los chinos sufrieron exclusión y estigmatización. Fue bajo estas circunstancias que nació el Barrio Chino de La Habana, en 1858. La inauguración de una pequeña casa de comidas chinas fue seguida, poco a poco, por otros puestos y negocios que ocuparon varias calles y ofrecieron servicios de lavandería, fruterías, carnicerías, venta de ropa y demás. En un momento, el Barrio Chino de La Habana fue uno de los más grandes en América Latina. Según Yrmina G. Eng Menéndez, el esplendor del Barrio Chino se vivió entre 1930 y 1950. A partir de los 50, después del triunfo de la Revolución Cubana en 1959, hubo un éxodo de chinos. Este acontecimiento marcó el comienzo de un proceso paulatino de disminución de la población china y, por lo tanto, la decadencia del Barrio Chino.

En su pico hubo 150.000 chinos en Cuba. Sin embargo, en 2012 se registraron menos de 300 chinos puros en la isla. Hoy, la gran mayoría reside en el Barrio Chino. Louis Chan, pintor y diseñador de La Habana, hijo de emigrantes de Guangdong, relata sus memorias y reflexiones sobre el futuro del Barrio Chino en “Una mirada china al Barrio Chino de La Habana’. En el documental, Chan dice que cuando lo recuerda siente alegría, tristeza y nostalgia, y que le encantaría renacer y disfrutar de un Barrio Chino revitalizado.

No obstante, la revitalización del Barrio Chino va por buen camino. Hoy hay unas cuantas asociaciones chinas, compuestas por varias generaciones de chinos, que han organizado actividades para conmemorar fiestas tradicionales, promover el estudio del chino y enseñar artes marciales, ejercicios, danzas y teatro chino. De esta manera, la comunidad china se enfoca principalmente en dos objetivos. El primero, y más obvio, es preservar la esencia china y fortalecer la comunidad a través de la enseñanza del idioma, la celebración de tradiciones y costumbres y la difusión de prácticas culturales. El segundo es, a pesar de ser buena en general, reforzar la relación de la comunidad china con la cubana. Esto es sumamente importante y necesario para sostener y fomentar mayor conocimiento, entendimiento y amistad entre ambos grupos.

[Crédito foto: travelchannel.com]

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