Recelo internacional por las islas artificiales que construye China

In by Andrea Pira

Estados Unidos y China juegan con fuego en el mar de China meridional. Esa es, al menos, la acusación que cada una de estas dos potencias mundiales ha lanzado a la otra durante la última semana, pues a causa de los conflictos en torno a la soberanía sobre las islas Spratly, o islas Nansha –para China–, aumentan las tensiones en uno de los puntos más álgidos de Asia. Aunque Vietnam, Filipinas, Brunéi, Taiwán y Malasia también hacen reclamaciones territoriales sobre este archipiélago de más de 30.000 islas, islotes y arrecifes, extendidos en un área de 425.000 kilómetros cuadrados, ninguno ha demostrado un aumento tan avezado en su presencia militar como China.

El pasado lunes, el país asiático presentó una queja formal a Washington porque aviones espía estadounidenses sobrevolaron una zona en disputa, que China considera parte de su territorio. Sin embargo, según Estados Unidos, estos sobrevuelos se hacen en aguas internacionales, por lo que el reclamo no solo es ilegal, sino que viene acompañado por una maniobra que, según advirtió el miércoles el secretario de Defensa, Ashton Carter, China debe parar de inmediato.

Aunque la superficie total de tierra del archipiélago en disputa no supera los cuatro kilómetros cuadrados, esta cifra está aumentando debido a una estrategia sin precedentes en la historia. Mediante un esfuerzo colosal de geoingeniería, China está fabricando islas donde antes había solo rocas inhabitables, además de edificar dos faros, mientras justifica su legítima soberanía sobre el territorio.

Las islas Paracelso y Spratly se encuentran en una de las zonas más disputadas del planeta, al ser transitada por buques comerciales llenos de gas y petróleo.

“Nadie tiene el derecho a decirle al pueblo chino cómo comportarse”, dijo el jueves en Pekín Hua Chunying, la vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores de China.

A pesar de que Estados Unidos no tiene reclamaciones directas sobre las islas, públicamente se han sumado al rechazo de los otros países asiáticos hacia la ampliación artificial de la superficie de las islas, pues no solo está en juego su credibilidad como potencia internacional en Asia, sino la libertad de navegación de su fuerza naval en mares internacionales.

Richard Heydarian, analista geopolítico de la Universidad Ateneo de Manila, aseguró que hay buenos motivos para sentir pánico: “Lo que estamos viendo es que China está organizando de facto una zona de identificación de defensa aérea. Pronto China podrá montar sistemas de misiles y vigilancia, así como pistas de aterrizaje de cazas y aviones más grandes”.

Sin embargo, según expertos como Carl Thayer, profesor emérito de la Universidad de Gales del Sur de Australia y experto en temas de defensa, los enfrentamientos no serán inmediatos, y el conflicto tardará años en llegar a su clímax.

Artículo publicado para El Tiempo, Colombia.

 Crédito foto [planoinformativo.com]

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