Navidad en China: entre el capitalismo y la devoción

In by Andrea Pira

Durante la década de los 80, el gobierno chino declaró que la navidad era una “occidentalización absurda y sin razón”. Pero hoy en día, son cada vez más los chinos que la celebran, muchos apropiándose de una festividad extranjera que sirve como excusa para comprar y darse regalos, y algunos otros, siguiendo una fe recientemente adquirida.

Entre un nuevo grupo de creyentes chinos, y otros que abrazan la fecha como un motivo de consumo, China comienza a implementar entre sus prácticas sociales –especialmente en la grandes ciudades– una navidad con tintes capitalistas.

Desde hace menos de diez años, China empezó a vivir una transformación cada diciembre. Las grandes ciudades comenzaron a adornarse para la fecha, primero con tímidos árboles de navidad y cajas grandes de regalo, y luego con figuras de Papa Noel, adornos rojos y verdes, luces y decoraciones que cubren el interior y las fachadas de los centros comerciales.

Los grandes árboles de las plazas se han convertido en árboles de luz, como los chinos llaman al árbol de navidad. Hoy en día, la ciudad se llena de luces, que al mezclarse con los faroles tradicionales chinos y la nieve invernal, dan una postal típicamente navideña, que sólo recuerda que es una ciudad china por los distintivos caracteres.

En esta época es común ver a chinos vestidos de San Nicolás o Ded Moroz (El equivalente ruso de Papa Noel) promocionando un menú de algún restaurante o incluso, escuchando los deseos de los niños, al estilo occidental. Los villancicos se vuelven las melodías de lugares públicos, y las ventanas se adornan con decoraciones de copos de nieve, guirnaldas y carteles que festejan la navidad.

El 90% de los chinos con edades entre 15 y 45 años celebró la Navidad  en el 2011, según el Instituto de Estudios Sociales de China. Un tercio de ellos, visitó algún restaurante durante la noche de navidad, un cuarto preparó una cena en familia o con amigos y un porcentaje mucho menor (1%) acudió a la iglesia.

“En comparación con el año anterior, las ventas durante esta Navidad se han duplicado. Es importante que China compita en el negocio pero sin perder su esencia, no somos un país cristiano”, comentó Fu Wu, una dependiente de uno de los almacenes en el barrio Sanlitun de Pekín, que concentra la mayoría de extranjeros y chinos adinerados.

“Cada día vemos más modelos chinas luciendo gorritos navideños y ya no es raro que nos pidan usar algún tipo de ropa de este tipo”, se quejó Wu.

Mientras en Occidente se recortan los gastos, los chinos aprovechan las festividades, tanto chinas como aquellas importadas, para gastar dinero en regalos. Y siendo una tradición china el regalar cosas de valor, en una sociedad donde las apariencias priman por encima de todo, los gastos de lujo se disparan en estas fechas.

“Para nosotros es una fiesta para divertirse, salir y comprar. Pocos saben qué significa eso de la Navidad, pero siempre es importante una ocasión más para verse y darse regalos”, comentó Ling Pei, estudiante de 26 años.

Tradicionalmente, los chinos se congregan en familia para cenar e intercambiar regalos durante el Festival de primavera, que inicia con el año nuevo chino. Durante quince días, la familia sigue estrictos rituales que involucran visitas familiares, platos y bebidas específicas y decoraciones en el hogar.

Pero en China, la navidad es más una fecha social que familiar, que involucra compras, regalos y salidas a restaurantes y bares. Almacenes y portales de compras en línea, como Taobao –el ebay chino– lanzan campañas de promoción en una época que tradicionalmente era comercialmente lenta, preparándose para los gastos que vienen con el año nuevo chino, usualmente celebrado a finales de enero o principios de febrero.

Y no es sólo en compras de regalos. Muchas familias, especialmente aquellas que viven en barrios residenciales exclusivos, han comenzado a decorar sus casas. Fedor Niemi, un inversionista finés, que vive en la capital china desde hace diez años, asegura que al principio había una competencia sólo entre los vecinos extranjeros de su barrio por “la mejor iluminación”, pero que en el transcurso de estos años, muchos vecinos chinos se han apoderado de la tradición y ahora sus casas son las más brillantes de la zona.

Difícilmente la navidad podría remplazar el Festival de primavera, pero cada vez son más los chinos que la han incorporado a sus calendarios, sea porque les gusta seguir fechas especiales –como San Valentín, el día de la madre o del padre– o porque pertenecen a ese pequeño grupo que se ha iniciado en la fe cristiana.

Más creyentes

Desde el siglo XVI, con el misionero Matteo Ricci, se intentó evangelizar a los chinos. En 1692 el emperador Kangxi autorizó un edicto que permitía la predicación del evangelio, en un gesto de tolerancia que hizo que el filósofo Leibniz lo considerara “un príncipe sabio del mundo”. No obstante, el Santo Oficio sentenció en 1704, que los chinos eran “idólatras y ateos”, y por lo tanto, Kangxi promulgó la expulsión de los misioneros, la prohibición del cristianismo y la abjuración coaccionada de la fe cristiana.

Fue sólo hasta la apertura de Deng Xiaoping que el cristianismo ingresó ampliamente en China, y hoy en día es una minoría en constante crecimiento.

El gobierno reconoce en la actualidad a 14 millones de cristianos chinos, pero otras encuestas, como The World Factbook (libro Mundial de Hechos) de la CIA añade 70 millones más esa cifra, mientras que China Aid, una organización cristiana para la caridad afirma que hay 130 millones de cristianos.

“Cuando llegué a la iglesia hace unos años sólo había unos cuantos coreanos y varios extranjeros. La misa se impartía en inglés, coreano y chino, aunque no había muchos chinos. Recientemente muchos participan en el culto y otros se han convertido”, comentó la coreana Yong Lee, quien asiste regularmente a una iglesia católica.

Según la posición oficial del gobierno chino, existen unos 4 millones de católicos y 10 millones de protestantes. No obstante, de acuerdo con el reporte del director de la Administración estatal para asuntos religiosos, Ye Xiaowen de la Universidad de Pekín, “el número de cristianos chinos había aumentado a 130 millones en el 2006, incluyendo a 20 millones de católicos”, coincidiendo con las cifras de China Aid.

El fenómeno acapara particularmente a los jóvenes entre los 20 y los 30 años quienes ven la conversión como una solución a la falta de espiritualidad o como una opción ‘de moda’ que raya en el esnobismo. “Para mis amigos es una fábula snob toda esa historia de Jesús, pero algunos aceptamos el cristianismo con fe. Algunos sentimos la ausencia de espiritualidad en China. Necesitamos tener fe”, explicó un joven chino converso de 24 años quien prefirió no dar su nombre.
 
La Academia China de Ciencias Sociales estima el número de cristianos chinos en 23 millones. Casi diez millones más de los que afirma el gobierno. Esto representa aún sólo un 1.8% de la población, pero corresponden a un 73% de aquellos chinos que afirman profesar algún tipo de creencia religiosa en una nación donde la mayoría se declara ateo. El cristianismo ha conquistado, en sus diferentes congregaciones, a la población creyente de China.
 
Navidad de exportación

China es uno de los principales exportadores de juguetes del mundo e incontables fábricas –principalmente en la ciudad de Shenzhen en Cantón, en las que se concentra un quinto de la producción total de artículos navideños de China– fabricando árbolitos de plástico, muñecos de San Nicolás, bolas, sombreros y diversa parafernalia decorativa.

Un ejemplo de esto es China Christmas Gifts. Una fábrica ubicada en Shenzhen que se define “como una profesional y confiable fábrica de regalos para Navidad con una producción mensual de entre 1 y 1,3 millones de piezas”. En su sitio web, se ofrecen más de 4.400 productos listos para la venta “con el servicio total, que incluye empaquetado y traslado al exterior”, donde según afirman, se hallan el 100% de sus clientes. Sólo en este complejo de 20 mil metros cuadrados, se emplean más de medio millar de trabajadores.

En 2011, China exportó un aproximado de 2100 millones de dólares en juguetes de Navidad a Estados Unidos y Europa. Sin embargo, la crisis económica mundial también ha golpeado las festividades y la fuerza de compra individual en Occidente. La mayoría de las fábricas productoras de juguetes en Shenzhen reportaron una caída de un 30% en sus ventas y algunas empresas de hasta un 50%, especialmente en sus pedidos navideños para Europa y Estados Unidos.

[ Foto: career.51youcai.com ]

Este artículo fue publicado en La Nación (Argentina)

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