Japón, el caso Rokudenashiko

In by Andrea Pira

Megumi Igarashi, la artista japonesa conocida como Rokudenashiko, literalmente: ‘Niña buena para nada’, debe su fama a su vagina y no precisamente por las características fisiológicas. Su vagina – como símbolo que resalta al género femenino – es el tema principal de sus obras, o más bien, la ha convertido en su obra de arte. Sin embargo, para las autoridades gubernamentales el trabajo de la artista ha sido considerado obsceno y desde el 24 de diciembre se anunció una acusación oficial. A mediados de abril se dará inicio a la primera audiencia del proceso judicial. Para Rokudenashiko la fama ha tenido un precio. A principios de diciembre del 2014 fue arrestada por el cargo de "exposición de objetos obscenos". Igarashi presentó un primer recurso de apelación que luego fue desestimado por el juez del caso, quien llegó a la conclusión de que la acusada "podría escapar". Por tanto, la defensa ha iniciado un procedimiento que solicita a la corte del distrito la publicación de las razones de la detención.

El 24 de diciembre llegó la incriminación oficial por obscenidad y puesta en marcha de la acusación. Si fuese declarada culpable podría enfrentar hasta dos años de prisión.

Después de casi 20 días de detención, la artista pidió explicaciones: "Estoy sorprendida y no puedo entender por qué la policía ha calificado mi trabajo como obsceno".

En una carta en la que la artista expresó su cólera, citada en los últimos meses en el portal Asahi Shimbun, dice: "Mis obras son sólo ironía, cuando la vagina está decorada de una manera divertida. Nada de esto es ‘obsceno’".

El 26 de diciembre la mujer fue liberada bajo fianza. Por ahora, está a la expectativa del proceso judicial, pues la primera audiencia se llevará a cabo en abril.

Igarashi sigue defendiendo su derecho a la libertad de expresión. Lo que busca con su obra es eliminar el tabú que hay en la sociedad japonesa sobre el órgano sexual femenino. Sin embargo, su compromiso en un país donde la industria de la pornografía es muy desarrollada y lucrativa, es probable que le cueste caro.

"Muy a menudo [los genitales femeninos] son ​​llamados ‘allá’ (Asoko), para mí esto no es ni siquiera una palabra. No entiendo por qué no podemos llamarlas por su nombre, como lo hacemos con las manos, las piernas, los ojos o la boca", explicó la artista con un dibujo manga a la revista Asahi en septiembre, poco después de la primera inspección policial en su estudio. "Personalmente, no creo que mi vagina sea asquerosa, para una mujer no es más que una parte del cuerpo".

Aun así, en julio del 2014 la policía allanó la oficina de esta mujer de 42 años. La artista había distribuido entre sus patrocinadores económicos una de sus obras más recientes: la digitalización en 3D de su vagina a través de Internet, un acto punible por la ley como Waisetsu, obscenidad. Ella fue arrestada y puesta en libertad poco después. A la luz de lo que ocurrió en esas últimas horas, el arresto era sólo una advertencia.

Jake Adelstein, periodista de investigación en Japón por lo menos durante un par de décadas y autor del bestseller Tokio Vice, escribió en un editorial reciente que el caso de Igarashi es parte de un espectro más amplio de las políticas represivas emprendidas por el gobierno de Abe la aprobación de la ley sobre secretos de Estado que entrará en vigor este mes.

Por otro lado, Watanabe, propietario de un ‘sex shop’ para mujeres en Tokio, columnista de diarios y revistas declarado abiertamente ‘anti- Abe’, fue arrestado por el cargo de complicidad con Rokudenashiki, lo cual despierta sospechas.

Tal vez tenemos que dar un paso más y ampliar el tema. El libro Género, Nación y el estado moderno en Japón (2014) ayuda a delinear una historia de la sexualidad en el archipiélago.

En Japón, millones de ciudadanas se sienten como “extranjeras en el interior del estado nación”. Están sujetas a las dominaciones masculinas y reducidas a la categoría de ‘recursos’ explotables. Si no viven en la opresión son solo objetos, puede ser por el ahorro familiar a finales de siglo XIX, el crecimiento demográfico o la recuperación económica a comienzos del XXI.

Una vez más, la contingencia política es una historia que necesita mirarse para entender el origen de la "obscenidad" del sexo femenino. Quizá el caso de Rokudenashiko, en esta historia de injusticia y desigualdad, puede representar un punto decisivo para la mujer.

[Escrito para opinión East de la geopolítica; Crédito de la foto: bengo4.com]



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