India: Héroes, justicia y culto a la personalidad

In by Andrea Pira

Dentro de una semana el sistema judicial indio condonará –temporalmente- a dos grandes del sistema político de la India: Salman Khan y la reina de la política de Tamil Nadu, Jayalalithaa, quienes han ganado dos suspensiones de sus respectivas penas. Ésta es una prueba del complejo diálogo interno del sistema judicial en la India y, de acuerdo con las reacciones de la opinión pública, es una de las tantas manifestaciones de la superposición del sentido de la justicia y la legalidad con el culto a la personalidad otorgado a los héroes modernos. En la India se ha generado un gran debate en torno a estos dos casos judiciales que involucran a Salman Khan y Jaya. Aunque son muy diferentes, en esencia, la forma termina siendo la misma. Khan fue condenado la semana pasada a cinco años de prisión por homicidio y en 48 horas se revocó la condena por su posición ante la ley. Ganó un respiro y un próximo juicio para este verano, gracias a la intervención del abogado Harish Salve.

Igualmente, Jayalalithaa fue absuelta por el Tribunal Superior de Karnataka. Su caso estuvo relacionado con las transacciones financieras poco claras que, en primera instancia, fueron evaluadas como la acumulación de fondos oscuros, con una cifra de más de 10 millones de dólares, y todo posible gracias a su posición como líder del partido local DMK.

En caso de exceso de optimismo podemos describir la reversión de ambas condenas como la prueba de un sistema jurídico en materia de salud, capaz de autorregularse y cuestionar los juicios provisionales anteriores – haciendo pleno uso del proceso de análisis y revisión garantizado por tres grados de sentencias de los tribunales de la India- como sospechosos, difundirlos en una determinada porción de la población más educada, en la que los "poderosos" pueden recibir un tratamiento favorable de un juez técnicamente "igual para todos", éste tipo de situaciones están ganando cada vez más terreno.

Los ejemplos de Jaya y Salman Khan son en este sentido altamente sugerentes. Un ídolo de masas, héroe de Bollywood, y la ex protagonista de la pantalla grande y figura política venerada en Tamil Nadu. Khan y Jaya no solo han logrado mantenerse alejados de la cárcel a pesar de todas las acusaciones, sino que (en particular Khan, donde la responsabilidad personal por haber arrollado a un hombre mientras conducía en estado de embriaguez), han sido capaces de contar con una movilización de masas impresionante.

Lo que asombra es la capacidad de estos "héroes" en la sociedad india contemporánea que pueden polarizar el consenso, y contar con un ejército de fans ansiosos listos para ejercer presión pública sobre el sistema judicial y obligarlo a reconsiderar el momento de aplicar la ley.

En las horas previas a la sentencia del caso de Khan, el tribunal de Mumbai fue literalmente rodeado por cientos de simpatizantes que gritaban absolutamente sin prestar atención a los méritos de debate: para ellos, la acción legal contra Khan no representaba un castigo "justo" frente al crimen, y la intervención de los jueces fue calificada como indebida y en contra de "una buena persona" como el héroe del cine indio. La cuestión no era entender que un personaje con poder como Khan podría salir libre de los cargos de homicidio, sino que evitó que el brazo de la ley lo privara de libertad y continúo alimentando los sueños y fantasías de su propia audiencia.

Del mismo modo, los partidarios de Jayalalithaa han obstaculizado físicamente la acción legal, aparentemente inconscientes de la presunta acumulación de fondos retirados para asuntos públicos, temen quedar a la merced de nuevo, poderoso, desconocido y potencialmente hostil gobernante.

Aquí nos enfrentamos a un problema profundo de concepto de orden público. Por una parte, gran parte de la población no solo vitoreó ruidosamente la irresponsabilidad de los "pequeños alevines" en las presuntas acciones de micro ilegalidad diarias, sino que por otro lado obstaculizaron la aplicación de la ley, cuando el banquillo de acusados estuvo ocupado por un hombre y una mujer que construyeron un culto a la personalidad intocable por un heroísmo épico moderno.

[Escrito para el Este en línea; Crédito de la foto: indi.ca]

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