Falleció el sinólogo peruano Antonio Fernández Arce

In by Andrea Pira

Fue uno de los primeros latinoamericanos en estudiar a fondo este país. Conoció a personajes como Mao, Zhou Enlai, o Chen Yi. Vivió cincuenta años en China y a los 81 decidió volver a Perú, donde murió víctima del cáncer.


“China es una sucesión de asombros” dijo en un reportaje el año pasado. Y “Asombro” es el titulo que eligió para uno de sus libros más conocidos sobre China.

En este libro, publicado en 2009, recogió en una quinientas páginas los mejores artículos que escribió sobre China en las últimas cinco décadas. Su comienzo en las letras se dio con la poesía, muy joven. Publicó un volumen de poemas poco antes de entrar como jefe de redacción del diario La Crónica, a los 24 años. Más tarde ejercería el mismo cargo en El Comercio, Expreso, Correo y La Prensa.

A los 25 años fue presidente de la Federación de Periodistas del Perú y participó en También en la fundación de La República uno de los periódicos más importantes del Perú.

En 1960 se estableció en Beijing en donde colaboró con Radio Beijing y la Agencia de noticias Xinhua. En esta agencia trabajó hasta su jubilación, siendo uno de los pocos extranjeros en jubilarse en China.


Mao recibe a periodistas extranjeros en 1960,
en el extremo izquiero, Fernández Arce.

El gobierno chino lo seleccionó además como “Experto Extranjero con Sobresalientes Contribuciones”, una condecoración que se ha otorgado a muy pocas personas y con el que se distingue a extranjeros que han contribuido a China, principalmente en el ámbito cultural. Además de su actividad en Xinhua colaboró en la embajada para promover los lazos entre Perú y China. En 1977 publicó "China después de Mao" , una serie de reportajes sobre la China de esos años.

Este libro se completa con el Asombro que muestra otra cara del país. A poco de haber llegado tuvo un encuentro decisivo: con el presidente Mao Zedong. En esa ocasión Mao recibió a periodistas del mundo entero y cuando conversó con el peruano le dijo “Usted viene del Perú. En tiempos antiguos su país acogió al Imperio Inca, famoso por su desarrollo agrícola, su soberbia técnica arquitectónica y sus ricos conocimientos astronómicos. Se dice que el Imperio Inca fue una sociedad de estricta moral”.

Fernández Arce le recitó entonces las líneas sobre las que se apoyaba la ética Inca, Ama llulla, Ama qella, Ama sua ( No mientas, no seas holgazán y no robes). A Mao le encantó y estuvo un momento repitiendo “ Ama llulla, Ama qella, Ama sua”.


Fernández Arce con Zhou Enlai en 1960

Esa misma noche Fernández Arce conocería a Zhou Enlai, con quien más tarde se vería en reiteradas ocasiones. Pero aquel primer encuentro fue accidentado. El periodista se encontró con un hombre en la puerta y pensó que era algún intérprete y lo saludo displicentemente Pero una hora después se lo presentaron y se dio cuanta que era el ministro del interior.

Zhou respondió ante las disculpas del peruano “No se preocupe. ¿No estamos juntos ahora y ya nos conocemos? Su pesar por no habernos conocido antes demuestra que somos buenos amigos”.

Pero un evento fue definitivo para el amor que sintió Fernández Arce hacia este país. Solía contarlo en cada ocasión en que se le preguntaba por su relación con China.

En 1970 nació su hija Flor de María Fernández, siendo la primera peruana nacida en China. A los pocos meses de su nacimiento enfermó de septicemia por lo que fue internada en el el hospital de Beijing. El primer ministro Zhou se enteró de la enfermedad de Flor y dijo, según contó Fernández, “no escatimaran esfuerzos para salvar a la niña peruana”.

Flor de María necesitaba transfusiones de sangre, pero escaseaba la disponibilidad de plasma sanguíneo de su grupo en el Banco de Sangre del hospital. Por pedido de Zhou se presentaron oficiales y soldados del Ejercito Popular de Liberación para donar sangre, con lo que Flor salvó su vida.


El primer ministro Zhou Enlai con Fernández Arce en 1972

A los 81 años seguía de buen humor, planificando libros y futuras ediciones. Sin embargo, había sido desahuciado por los médicos y decidió morir en Perú por lo que hizo el largo y peligro -dado su estado- viaje de regreso a su país. El Congreso de Perú organizó un homenaje mientras que en las páginas de medios oficiales chinos se lo ha recordado como “el viejo amigo peruano de China”

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