Organizar un festival literario es una tarea titánica. Y más aún si se trata de un evento privado y en un idioma que no es el oficial de un país. Pero el Festival Literario del Bookworm, que organiza todos los años la prestigiosa librería-biblioteca del mismo nombre en Beijing se ha convertido en un icono cultural. Por los espacios de lectura, adaptados como auditorio, del Bookworm en el barrio de Sanlitun han pasado pesos pesados como el indio Amitav Ghosh o el israelí David Grossman. China Files conversó con Kadi Hughes, directora y alma del festival.
El festival del Bookworm se ha convertido, desde su nacimiento hace seis años, en uno de los eventos imperdibles del calendario cultural en Beijing. Las charlas informales -según el modelo del famoso Hay Festival galés- se convierten siempre en escenarios perfectos para oír a los más prestigiosos escritores chinos -Yu Hua, Mo Yan, Qiu Xiaolong- y a los sinólogos, historiadores y demás “hijos adoptivos” de China, como Jonathan Fenby.
Este año el invitado especial era el israelí A.B. Yehoshua, que desafortunadamente no pudo venir por problemas de salud. Quien sí pudo venir fue la escritora mexicana Ana Clavel, que se convirtió en la primera autora latinoamericana en participar.
El festival comenzó en 2007 y ahora llega a su sexta edición. ¿Cómo nació y cómo ha cambiado con los años?
Cada año el festival cambia un poco en su enfoque. En 2011 inauguramos un programa extendido para niños, un programa de trabajo con escuelas de trabajadores migrantes y un programa nocturno con música. Este año hemos inaugurado un programa más amplio en mandarín, para traer a los escritores tanto chinos como internacionales a un público chino.
Es realmente increíble que lo que nació como un festival pequeño en una librería pequinesa se ha convertido en un evento de esta magnitud, al que han asistido escritores como Ghosh, Grossman o Junot Díaz, e incluso actrices como Tilda Swinton. ¿Cómo hicieron para conseguirlo?
China está en el radar cultural de prácticamente todo el mundo hoy y muchos autores se sienten emocionados de tener la oportunidad de venir y mirarlo desde dentro. Tenemos un equipo dedicado que trabaja todo el año organizando el festival en las tres ciudades (Beijing, Suzhou y Chengdu). Pasamos mucho tiempo investigando y conectando con los autores alrededor del mundo. Pero una de las máneras más poderosas de crecer ha sido a través del boca oreja.
Los escritores que vienen la pasan muy bien en el festival y en China, y se lo cuentan a otros autores. En general, vemos que ha sido una experiencia inolvidable para los autores, hecha posible por un público muy caluroso, un equipo de voluntarios muy dedicados y un equipo que pone todos sus esfuerzos en ofrecer un programa rico e innovador.
¿Crees que la experiencia del Festival Literario del Bookworm sólo es posible en Beijing o crees que es un modelo replicable en otros lugares?
Cada festival toma las características de la ciudad que lo alberga. Como nosotros realizamos el festival en tres ciudades de forma simultánea, el programa varía ligeramente y responde a los intereses del público en cada uno de ellos.
En general diría que lo hemos podido hacer porque nuestro público es muy curioso, comprometido con el mundo alrededor suyo y abierto a una variedad de opciones, que pueden ir desde una charla con un reconocido escritor chino hasta un historiador internacional de visita, pasando por un performance de poesía o un poco de hip hop chino.
Quienes trabajan en el sector cultural saben lo difícil que es financiar este tipo de eventos. ¿Cuál ha sido tu experiencia?
El festival es posible gracias al apoyo generoso de nuestros patrocinadores y mecenas. Tenemos muchísima suerte de contar con el apoyo de instituciones grandes año tras año, así como de personas ordinarias que creen en el espíritu del festival y nos han hecho donaciones que van desde 500 hasta 5.000 yuanes (80 a 800 dólares). Y tenemos un grupo increíble de voluntarios, que donan su tiempo y su talento para hacer posible el festival.
A pesar del énfasis cada vez más internacional de muchos de los eventos que programan, el festival sigue estando firmemente anclado en el esfuerzo de explorar las complejidades de China. ¿Hay temas que priorizan sobre otros?
Nos interesa mostrar los diferentes géneros y las fascinantes voces que escriben en mandarín y en China hoy. Novelas policiales, poesía, literatura “de niñas”, dramas de familia, ciencia ficción, historia – toda la diversidad que caracteriza la literatura china en la actualidad.
Desafortunadamente muchas de estas obras aún no han sido traducidas, de manera que son muy poco conocidas afuera de China. Muchos de los escritores en el Bookworm han sido traducidos, pero muchos otros no. Nuestra esperanza es que en la medida en que un público internacional cada vez más amplio los conoce, más y más de sus obras serán leídas en el extranjero.
Muchas de las obras chinas que han presentado han encontrado dificultades para ser publicadas en China o están aún censuradas. ¿Han tenido alguna vez un problema con esto?
Muchos de los autores que tienen algún libro “sensible” dentro de su obra tienden a no publicar ese título específico en China, pero sí publicarán los demás. La mayoría que presentamos no han sido traducidos del todo, ya que el número de escritores chinos traducidos al inglés es aún muy bajo.
Como resultado, aquellos que sí aparecen en inglés tienden a ser precisamente los más sensibles. El desafío que tenemos es mostrar la gran diversidad de géneros de ficción que están saliendo sólo en Chino, con la esperanza de que constribuya a que crezca la cantidad de literatura que se traduce.
Muchos de los autores regresan al festival año tras año. ¿Son ellos los que se encariñan tanto con el festival o ustedes con ellos?
En Beijing vive un número enorme de escritores y periodistas fascinantes y muy talentosos. Muchos de ellos han apoyado el festival desde el comienzo y el Bookworm se ha convertido en un espacio donde pueden promover su trabajo todo el año. En verdad, estamos muy anclados en la comunidad de Beijing.