Zhang Xianling apreciaba el Partido Comunista de China por las bondades que le había traído a su país. No cuestionaba las decisiones adoptadas por su gobierno ni le gustaba opinar de cosas que no entendía, como política o economía. Pero el año 1989 cambió su vida: perdió su hijo de 19 años en esa fatídica noche del 4 de junio, en donde estudiantes y protestantes fueron retirados con tanques y armas de la Plaza Tiananmen en Pekín. Al indagar el porqué su hijo murió y las condiciones en que fue encontrado 10 días después, se encontró con una serie de declaraciones que la hicieron descubrir que la muerte de su hijo y de muchas otras personas allí presentes se debió a una decisión radical de altos mandos sin explicación alguna. Y cuando preguntaba, encontraba solo silencio.
En esa búsqueda conoció a Ding Zilin, una profesora que también había perdido a su hijo de 17 años, y juntas decidieron construir uno de los grupos que más dolor de cabeza dan al gobierno chino: las Madres de Tiananmen.
En él, han acogido a los familiares de 127 desaparecidos trazando historias de testigos y formulando peticiones al gobierno, a pesar de que ninguna, desde hace 23 años, obtienen respuesta.
¿Cómo se involucró su hijo en las protestas estudiantiles?
Wang Nan quería ser fotorreportero y sentía que el movimiento estudiantil y todos ese despertar social de Pekín debía ser retratado. Al inicio me decía que no entendía qué estaban reclamando pero después de una de las conferencias explicativas me dijo que los estudiantes tenían razón. Afirmó que China necesitaba una apertura que permitiera un control más efectivo sobre los políticos para evitar la corrupción y que una flexibilidad en los derechos de expresión y participación podrían ser un buen cambio para China. Como madre, me preocupé porque sentía un aire pesado. Le pedí que dejara de visitar la plaza, pues además de peligroso pensaba que no iban a tener ningún resultado.
Esa noche me dijo que no iría, pero escapó dejando la luz prendida de su habitación. El 3 de junio, a las 11 de la noche alguien me llamó a decir que estaban disparando en la plaza y ahí fue cuando me di cuenta que mi hijo no estaba. Un amigo suyo me dijo que él había salido para ver si realmente estaban disparando. Para protegerse se había llevado un casco de una moto y una cinta de su entrenamiento militar obligatorio.
Duré varios días sin encontrarlo. Recorrimos todos los hospitales buscándolo y allí vi gente enferma y herida, desde niños hasta ancianos. Al no encontrarlo pensé que había sido arrestado, pues decían que a muchos los interrogaban y luego los liberaban.
El 14 de junio recibí una llamada de una escuela para identificar un cuerpo. Después de 10 días, era casi irreconocible, y dijeron que lo habían encontrado enterrado en Tiananmen. Lo habían rescatado, entre muchos otros cuerpos, porque debido a la cinta pensaron que era un militar. Al ver que no era, llamaron a la escuela.
¿Si no hubiera sido por la cinta no lo hubieran rescatado?
En China todos los estudiantes deben pasar por un entrenamiento militar en la escuela. ¿Ves lo importante que fue la cinta? Así lo pudieron reconocer y yo hoy pude saber que había muerto. Si no hubiera sido por eso, nunca hubiera sabido que había muerto ni hubiera creído que en Tiananmen habían enterrado personas.
El cuerpo de mi hijo fue recuperado de la tierra solo porque parecía un militar. Este hecho es verdaderamente cruel. En ese entonces había muchos pinos delante del parlamento. De un momento a otro desaparecieron. Nosotros creemos que este es el único lugar donde se podían enterrar los cuerpos.
¿Y cómo entró en contacto con otras personas que estaban pasando por lo mismo que usted?
Cuando entendí que mi hijo realmente estaba muerto me deprimí tanto que no podía levantarme de la cama. Un señor llamó a la escuela de mi hijo preguntando si tenían un estudiante con tal número de identificación. La escuela me contó y yo me puse en contacto con él. Él era un estudiante de medicina y me contó que había visto a mi hijo tomando fotos. Vio cuando le dispararon y trató de ayudarlo. Incluso una señora pidió a la policía llevarlo al hospital pero no dejaron. Cuando murió, el estudiante apuntó sus datos en una libreta y también escribió la hora de muerte en un papel que le metió en su bolsillo. Cuando yo encontré el cuerpo no tenía nada. Ni papel, ni cámara, ni fotos.
Nadie sabe quienes fueron los que enterraron los cuerpos en la plaza. Al día siguiente la plaza estaba limpia. Una conocida que vivía cerca de la plaza me contó que el ejército había ido a su puerta a pedir herramientas de trabajo. Ahí fue cuando dije: quiero entender porqué mi hijo está muerto, quiero saber qué es lo que está sucediendo.
¿En esa búsqueda conoció a Ding Zilin?
Preguntando encontré historias similares que confirmaban que la policía no dejó llevar los cuerpos al hospital pues eran la prueba de la violencia ejercida. Si hubiera sido así no podrían mentir sobre todo lo que había ocurrido. Ahí entendí que esto no era una tragedia familiar sino nacional. Yo dejé de hablar a nombre personal. Así pensaba Ding y por eso nos unimos. Representamos a 127 personas desaparecidas. Pero no son solo hijos, también hacen falta esposos, primos, familiares.
En su investigación a lo largo de los años, ¿qué cosas la han disturbado más?
Que golpearon a muchas personas, les dispararon, no las dejaron curarse ni ir al hospital y que una vez muertas las enterraron en la misma plaza. Esto es una muestra fuerte de insensibilidad humana.
En ese momento, estaba Deng Xiaoping al poder. Para nosotras él y Li Peng [el entonces vice primer ministro] son quienes más tienen responsabilidad. Todos estos secretos aún se mantienen para sostener el poder. Y de todas maneras, así seas famoso, si matas a una persona deberías ser juzgado.
En cualquier guerra hay un mínimo de sensibilidad. Curan a los heridos sin importar de donde son. ¿Cómo es posible que esto ocurra? Desde ese momento mi opinión frente al partido cambió totalmente.
Pero al ser un evento de tal magnitud es muy difícil entender cómo fue posible lograr un silencio colectivo tan fuerte en China.
Después de 20 años puedo entender que nadie hable. Las personas de hoy en día no saben qué ocurrió realmente. Yo también recibí una educación comunista, también respetaba lo que decía el partido. Después de Tiananmen, yo empecé a dudar de lo que decía el Partido y efectivamente, hay muchísimas cosas que no son como nos dicen.
El gobierno controla que no se hable de esto, pero yo me pregunto, ¿por qué no puedo hablar? Yo puedo tener mi posición y tu la tuya, pero todos deberíamos conocer lo que realmente ocurrió.
¿Por qué cree que el gobierno tomó esa decisión?
El gobierno dice que si no se hubiera reprimido el movimiento estudiantil de Tiananmen, no tendríamos la estabilidad económica actual. Se equivocan. Si no se hubiera suprimido este movimiento, no habría la corrupción que se vive hoy en día.
¿Qué respuesta del gobierno busca el grupo de Madres de Tiananmen?
Tenemos cinco peticiones claras: poder lamentarnos públicamente; tener el derecho a recibir ayuda internacional y nacional; que de forma obligatoria se acaben las persecuciones a heridos de ese evento y sus familiares; que los presos relacionados a 1989 sean liberados y que haya un compromiso con una investigación pública de lo sucedido.
Con esto también vienen otros puntos importantes: lograr conocer qué sucedió realmente y quiénes exactamente murieron. Y por supuesto, recibir excusas por parte del gobierno y tener de ellos un compromiso de que se asuma una responsabilidad legal por lo ocurrido.
En todos los países se dialoga. Japón dialoga con China, los nacionalistas dialogan con los comunistas. ¿Por qué no pueden hablar con nosotras, las madres de Tiananmen?
¿Pero cómo y en qué términos quisieran dialogar con el Gobierno?
Las posiciones son diferentes, pero se puede empezar a hablar de las cosas pequeñas. No tenemos que hablar de las peticiones, pero que al menos haya un diálogo. El comportamiento del gobierno sigue siendo el mismo, no habla y no responde.
Nosotras tratamos de hablar con periodistas chinos, pero siempre son los extranjeros los que intentan venir. Cada año escribimos un artículo y lo enviamos a todos los medios del país, incluso con acuse de recibo, pero ninguno responde.
Otros países podrían ejercer una presión mayor. Pero al final, esto es un problema que debe ser resuelto al interno de China. Por supuesto sirve que esta historia se conozca afuera, pero más importante es que se hable en China, pues esto es un problema nacional.
¿Cree que eventos como los de 1989 se podrían repetir?
No creo que ocurra de nuevo un Tiananmen. Primero porque en estos 20 años ha habido una sofocación de otros movimientos democráticos. Segundo, los pensamientos de los estudiantes de hoy son prácticos: qué va a pasar de mi vida o con mi empleo. Su insatisfacción se resuelve comprando una casa o un auto. Hoy lo que ellos buscan es disfrutar. Es decir: hoy no surgiría un movimiento estudiantil porque sus preocupaciones son materiales.
Pero existe movimientos pequeños de revolución de obreros, campesinos, trabajadores migrantes porque la gente sabe en el fondo que se deben alzar para proteger sus propios derechos. Esto hace parte de un pensamiento democrático, como concepto, aunque ni ellos mismos lo sepan.
¿Cómo influyeron los símbolos democráticos traídos del extranjero en este movimiento?
Las palabras democracia, derechos humanos o sistema legislativo fueron como flechas hacia el gobierno. Lo que debemos entender es que la historia china comenzó con un emperador que tenía una familia que controlaba el poder y lo heredaba a su familia. Hoy se repite lo mismo. En lugar del emperador tenemos un Partido Comunista que comparte el poder entre otros poderosos. En términos occidentales, desde siempre hemos vivido en el feudalismo: una familia central y el resto, “el pueblo”. En nuestro cerebro, los chinos tenemos esta estructura histórica.
El concepto de democracia está basado en el diálogo, pero en la estructura china existen niveles que hacen imposible el diálogo, o la comunicación.
En las reuniones parlamentarias a veces se habla de democracia. ¿Cómo ve este término?
Los personajes políticos han sido escogidos por el gobernador previo. Ellos no pueden expresar su verdadera opinión y deben ajustarse a lo establecido por el gobierno central. Son como actores y cantantes en un escenario.
Y para usted ¿qué significa democracia?
En una época entendía democracia como libertad de palabra para el pueblo y la posibilidad de escoger; ideas que vienen relacionadas. Pues primero es poder escribir opiniones diferentes, y así cada uno puede escoger en que creer o que seguir. Hoy veo que la libertad de prensa es lo más importante y luego poseer un sistema legal justo. En China lo que es justo es aquello que dice el partido.
¿Cree que se puede hablar de democracia con sentido chino?
Los principios democráticos son los mismos en todo el mundo pero el método seguramente será diferente. Por ejemplo, hay países de Europa que son democracias monárquicas, como Inglaterra y España o que lo eran antes, como Francia o Italia. En China, es diferente. Es como si el Partido fuera nuestro padre, todo lo que dice es justo.
¿No siente miedo? Lleva en arresto domiciliario intermitente desde hace ya varios años.
Estoy cansada pero no tengo miedo. ¿Por qué he de tenerlo? Estoy luchando por mi hijo y por otras personas que han sido víctimas y estoy convencida que la justicia está de mi parte. Aunque me dispararan, no tendré miedo. Ni siquiera de morir. Solo quiero dejar en claro todo lo que estamos haciendo. Yo estoy buscando la justicia y también sigo una responsabilidad de madre.
¿Y encontrarán una solución?
Si. ¿Cuándo? No lo se. Nuestra lucha es que sea lo más rápido posible. Mi ilusión es que el gobierno diga la verdad. De lo contrario este país no tendrá ninguna esperanza.
Artículo y fotos publicados en la revista Bocas, Colombia.
Fotos: Janek Zdzarski
Esta entrevista es nuestra última entrada sobre el especial Tiananmen. Si quieres leer los demás artículos del especial puedes ir a: