En los límites del imperio: muerte de un pescador III

In by Andrea Pira

Parece que comienzan a calmarse las aguas en ebullición que separan a Taiwán de Filipinas. Una rebaja en el tono de las exigencias taiwanesas unida a la disposición filipina a abrir negociaciones de pesca están haciendo volver a ambos países a la normalidad diplomática, teniendo en cuenta la anormalidad de las relaciones internacionales taiwanesas.
El presidente filipino, Benigno Aquino III, pronto comprendió que Taiwán aprovecharía este incidente para forzar negociaciones sobre derechos de pesca en las aguas que separan a ambos países y se apresuró a aceptarlas, sabiendo que llevaban las de perder en la propaganda, pues resulta realmente difícil justificar 56 balazos sobre un barco pesquero. Tanto es así que el primer informe preliminar de investigación por parte filipina reconoce que se cometió una enorme negligencia por parte de su guardia costera.

Tras dos semanas de tira y afloja en que Filipinas llegó a rechazar a los investigadores taiwaneses después de haber aceptado una investigación conjunta, y de que el Ministerio de Relaciones Exteriores de Taiwán no recibiese al representante directo del presidente Aquino, la llamada a negociaciones sobre pesca ablandó la posición taiwanesa, aunque algunos comentaristas veteranos de la actualidad isleña criticaban despiadadamente la actuación del gobierno de Ma Ying-jeou. Es el caso de Michael Turton, cuyo blog The View from Taiwan, es uno de los más visitados, pero que en esta ocasión escogió el famoso portal Asian Correspondent para fustigar sin piedad al presidente. Turton acusó al gobierno taiwanés de tomar una posición muy dura desde el principio en un tema que no requería tantos aspavientos. Se preguntaba el periodista el porqué de este “histerismo” y lo achacaba a la situación diplomática de Taiwán, que lo hace un país virtual. Pero no se quedaba ahí, e insinuaba que el tradicional racismo de la etnia han sobre las etnias del sudeste asiático tenía algo que ver en la retórica incluso belicista de Taipei. Turton acusaba directamente al gobierno de tomar esta posición para hacer que la población se volviese contra los filipinos, en alusión a los supuestos incidentes en los que ciudadanos filipinos residentes en Taiwán se habrían visto atacados y discriminados.

Turton es el típico corresponsal anglosajón cuyas anteojeras ideológicas son tan grandes que se lo podría confundir perfectamente con un oso panda. Lo cierto es que la rabia mostrada por la población taiwanesa, sobre todo a través de las redes sociales, se produjo en las primeras horas tras el asesinato del pescador e iba dirigida al gobierno ¡por su tardanza en actuar! Pocos días después, comenzaron a correr por la red historias de filipinos a los que se negaba la entrada a restaurantes y comercios, y el gobierno se apresuró a llamar a la calma, aunque tampoco hacía falta, pues los propios taiwaneses llamaban a la calma en las redes sociales.

Por otra parte, el consabido recurso al racismo como motivo para las disputas internacionales es típico de la mentalidad anglosajona, esencialmente culpable por su amplio historial de odio racial, y lo que Turton es incapaz de ver como dialéctica de estados y arcana imperii, lo achaca al odio racial. En ningún momento la prensa taiwanesa o el gobierno ha incitado al odio contra los filipinos por el hecho de no ser de etnia han. Entonces, ¿de qué demonios habla Turton?

Es cierto que los filipinos de Taiwán no están precisamente en la cúspide de la sociedad, y realizan trabajos que muchos taiwaneses no quieren o no pueden realizar, como el trabajo doméstico o en las fábricas de microchips, pero cualquiera que viva en Taiwán sabe que los filipinos no son una “minoría numerosa” que ponga en peligro la eutaxia del estado ni el equilibrio de la sociedad política taiwanesa, porque de hecho, todavía hay muchos taiwaneses que realizan “trabajos de baja cualificación” en restaurantes, recogida de basuras, construcción, etc. Con lo cual, la diferencias sociales en la isla, son más “de clase” que “de etnia”, sin perjuicio de que no haya casos de esclavismo laboral entre inmigrantes ilegales, vinculados a mafias internacionales.

En cualquier caso, la disputa entre ambos países comienza a perder fuelle y otras cuestiones comienzan a preocupar a la población y al gobierno, como es la revisión a la baja del crecimiento del PIB (de un 3.56% a un 2.4%) o las próximas negociaciones con China Continental para el establecimiento de oficinas conjuntas de las fundaciones de representación de ambas partes. Si todo sigue así, es posible que a finales de junio o principios de julio, Taiwán y Filipinas se sienten a contar pescaditos y millas marinas.

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