Desde el Far West chino: Cena saudí

In by Simone

Llego al restaurante “Albaik” a las 20:30 horas, media hora temprano. El Albaik es un KFC à la Arabia Saudita. Prepara comida halal, o sea, estrictamente musulmana (aunque los KFC locales también). La sucursal a un lado del Gran Bazar siempre está repleta de uigures hambrientos. Espero a Alí en una pequeña mesa. Saco el libro que me dejó R*, “China Underground”, escrito por alguien que usa el seudónimo de “Zachary Mexico”.

Alí llega con un amigo, al que presenta como Arkín, y me pregunta que si ya cené. Alí es un estudiante de ingeniería de la Universidad de Xinjiang, y exmesero del restaurante donde laboro. Es bajito, poco pelo, bigote y barba de mentón. Su amigo es médico. También es bajito pero tiene la cara más ancha y ojos pequeños, rasgos kazajos. Al preguntarle cuál es su especialidad, toma mi brazo y hace el sonido de un crujido. Traumatólogo.

     

Cada uno de nosotros tiene en sus manos una desordenada hamburguesa de pollo. El exceso de aderezo las hace muy pesadas para digerir, y pronostico que repetiré la hamburguesa hasta la madrugada. Empezamos a hablar de “ir a casa”: Alí es de Hotán, en el sur de la provincia; Arkín, de Ili, un pueblo cerca de Kazakstán. Persona que ha estado en Ili: persona que habla de su belleza. Yo no he ido a Ili, así que no me constan sus dotes paradisíacas. “¿Conoces hoteles de cinco estrellas? Ili tiene cuatro”. “Ahhh…” digo, como si ahora todo hiciera sentido.

La conversación se vuelve en torno de las mujeres. “Las mujeres uigures son muy bonitas”, dice Arkín. Yo volteo a ver a las cajeras del restaurante para corroborar su aseveración: cuatro jóvenes cajeras –vestidas con un uniforme rojo y negro y una cara de fastidio– atienden a los clientes. “Las mujeres de Urumqi no son como las de provincia”, advierte Alí, muy serio. “Aquí son muy cheerful“, me dice y agrega, “un poco demasiado”. Le pregunto a qué se refiere y hace el ademán de que no cubren el cabello con el velo musulmán. Supongo que las mujeres locales serán más propensas a “la vida alegre” que las de su pueblo. Miro a las cajeras ahora con suspicacia, como si ocultaran algo.

Todos los uigures tienen una novia que les espera en sus pueblos natales. La novia con la que se casarán una vez que hagan dinero. Novia que muy probablemente fue propuesta, discutida y aprobada por sus padres. Trato de imaginar a la novia de Alí, una pobre Penélope que espera el regreso de su Ulises uigur que ahora devora una pata de pollo.

Pasamos al tema de las bodas. Según cálculos de Alí, el hombre uigur debe pagar:

• Un dote de unos mil dólares al padre de la novia

• Cena para familiares y parientes (entre 200 y 400 personas!)

• Una fiesta para jóvenes (entre 100 y 200 personas!)

• El anillo de compromiso

• La luna de miel

• La limusina (o un carro de semejante envergadura)

• Una banda de músicos que tocan y siguen a los novios por doquier (los músicos en una pickup siguen a la limusina en su recorrido por la ciudad).

Alí calcula que una boda exitosa cuesta al menos unos diez mil dólares. “Estamos en Urumqi en parte para eso, para hacer dinero antes de volver a casa”. “Arkín regresará a Ili a principios del año que viene”, dice el buen Alí. “A casarse”. Felicito a Arkín por la noticia y le deseo lo mejor para él y la afortunada. Le pregunto, “¿cuánto tiempo llevas con tu novia?”. Él voltea hacia Alí y se ríe. Alí luego dice, “no sabe… no tiene una todavía”.

*Jorge Ríos escribe desde Urumqi. Su blog se encuentra en China Files y en Desde el far west chino. Haz click acá si quieres saber más de este blog.