[Chineando] con los enigmáticos familiares de Zhang Xiaogang

In by Simone

Siempre están mirando al espectador, parados de medio cuerpo e inmóviles frente a un fondo gris y nebuloso. Sus ojos, negros como una almendra, contemplan fijamente al horizonte, sin hacer preguntas, sin hacer juicios de valor y sin demostrar ninguna emoción. Sólo miran. Son los misteriosos retratos en óleo, casi siempre en blanco y negro, con ocasionales destellos de color, de personajes anónimos de Zhang Xiaogang, uno de los más importantes artistas contemporáneos de China.
Zhang nació en Yunnan y creció en Sichuan dentro de una familia de funcionarios públicos. Tenía apenas ocho años cuando comenzó la Revolución Cultural, un oscuro período de la historia moderna china en la que se convirtió en algo cotidiano -y deseable- que los hijos denunciaran a sus padres y los estudiantes a sus profesores.

“La gente venía a mi casa y preguntaba a mis padres si querían hacer confesiones sobre cosas que habían hecho”, reveló Zhang en una entrevista con el New York Times hace seis años. Eventualmente sus padres fueron enviados a reeducarse al campo, por lo que él y sus tres hermanos se criaron con una tía. Zhang pasaba el tiempo pintando. “Mi madre temía que saliera y me metiese en problemas, así que me enseñó a dibujar. Y eso es lo que hacía”, señaló.

Hasta 1997 sus obras no se podían exhibir en China, al ser consideradas políticamente sensibles. Hoy no sólo es uno de los artistas contemporáneos chinos más cotizados, sino que hay listas de espera para exponer -y comprar- sus obras, tanto en China como afuera de ella.

Sus pinturas más famosas son la serie de “Líneas de sangre” ("Bloodlines"), que ponen en escena las relaciones familiares, sociales y colectivas en China mediante retratos grupales originalmente inspirados en las fotos producidas durante la Revolución Cultural. Son de alguna manera retratos que juegan a ser imágenes fotográficas pero que al mismo tiempo revelan -con sus manchas cromáticas o caras de colores imposibles- su condición de pintura, en una manera que recuerda las fotografías pintadas del artista alemán Gerhard Richter.

Pero son “retratos” donde no traslucen las emociones ni las relaciones entre los sujetos, de quienes no es evidente ningún vínculo más allá de que aparecen posando juntos. “Lo que me importa no es si son o no amantes, o qué tipo de relación tienen. Quiero mostrar que son como personas clonadas y que tienen los mismos pensamientos. Quería hacerlos ver como si estuvieran soñando despiertos”, señaló Zhang en una entrevista con CNN.

Y, con su enigmática impersonalidad pero fijeza en la mirada, sueños es precisamente lo que parecen. 

[Imágenes cortesía de PaceWildenstein]

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