No es un secreto que la segunda economía del mundo y la de mayor crecimiento durante la última década pertenecen a un país comunista. Esa aparente contradicción entre ideología política y realidad del mercado están en el corazón de la obra de Wang Guangyi, el reconocido artista chino cuyos irónicos carteles han sido bautizados como “política pop”.
Las obras de muchos artistas -como Andy Warhol, John Heartfield o el "Guernica" de Picasso- están inscritas en un contexto histórico muy específico, mientras otros pueden ser más atemporales. Wang Guangyi pertenece, sin ninguna duda, a la generación de creadores chinos que creció artísticamente en los años ochenta y noventa, cuando comenzaban a ser evidentes las grandes transformaciones impulsadas por Deng Xiaoping.
A medida que la clase media china se ha expandido a gran velocidad, marcas globales como Coca Cola y Marlboro se promocionaban agresivamente en el mercado chino, intentando encontrar un público rentable entre sus más de mil millones de habitantes. Luego fueron presenciando cómo las marcas de lujo como Gucci, Porsche y Cartier encontraban en las nuevas grandes fortunas chinas un nicho lucrativo y, en estos días, una manera de capotear la crisis financiera mundial.
Esas dinámicas sociales y económicas son las que subyacen el arte de Wang, que se ha convertido en uno de los nombres más reconocidos dentro del arte contemporáneo chino con sus yuxtaposiciones de afiches de la Revolución Cultural con las identidades de conocidos productos de consumo. El resultado son imágenes contradictorias y algo sarcásticas donde campesinos, obreros y soldados celebran las virtudes de marcas como Porsche, Nokia y Coca Cola, desnudando "las ironías de la nueva cultura de consumo china" pero también permitiendo liberar a imágenes como las de Mao y la Revolución Cultural de su carga significante original, como señala en su tesis sobre Wang el investigador James Poborsa de la Universidad de Toronto. De alguna manera, esa reapropiación de la propaganda y del realismo socialista permitía convertirlo no ya en un discurso político, sino en parte de un legado cultural –folk y kitsch– chino.
Precisamente por su uso de técnicas propias del arte pop y del mundo de la publicidad para transformar imaginería del realismo socialista chino, y así reflexionar sobre los cambios en China, el estilo de Wang y otro grupo de artistas –como Yu Youhan, Li Shan y Feng Mengbo- fue bautizado como “realismo cínico” o “política pop”.