China y Rusia firmaron un convenio de cooperación para incrementar el comercio bilateral en tecnología y telecomunicaciones. Esto lo hicieron con el fin de desarrollar la industria, y proteger su información de posible espionaje cibernético.
Moscú y Beijing firmaron un convenio para incrementar el comercio en telecomunicaciones y alta tecnología entre ambas naciones. Esto, con el fin de depender menos de los productos estadounidenses que actualmente dominan ambos mercados. Esta alianza estratégica fue hecha pública el lunes por Nikolai Nikiforvo, ministro ruso de Comunicaciones.
El convenio consiste en que China aumentará el número de procesadores y servidores de almacenamiento que exporta a Rusia, y a su vez, este país hará lo mismo con los programas informáticos y software –especialmente de protección de datos– que exporta a China. De esta manera, ambas potencias buscan desbancar a los grandes monopolios en el área de tecnología que existen en ambos países, encabezados por IBM y Hewlett-Pakard.
Este acuerdo ocurre después de que en 2013 estallara el escándalo de espionaje de la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense (NSA por sus siglas en ingles) a China. El caso fue denunciado por Edward Snowden, antiguo empleado de la NSA y CIA, al publicar documentos confidenciales en The Guardian y The Washington Post, dejando al descubierto programas de vigilancia masiva de la NSA. A partir de esta situación, las grandes compañías de tecnología e informática estadounidenses perdieron su credibilidad ante los ojos del gigante asiático.
Desde julio, China ha minimizado su importación de servidores de alta productividad del consorcio IBM, aunque en la industria local todavía no hay un sucesor claro.
Como resultado da la colaboración bilateral, la empresa china Huawei firmó un contrato con la operadora telefónica rusa Megatone para proveer los equipos necesarios para operar sus redes 2G, 3G y LTE. Asimismo, China le abrió las puertas a desarrolladores rusos, entre ellos, I-Free, Abbyy, Spirit y TsRT, para que se posicionen en el mercado.
La nueva alianza entre Rusia y China continúa estrechando y fortaleciendo el vínculo que existe entre ambas naciones, como lo fue en su momento el contrato para que Rusia suministrara de gas a China por 30 años; contrato que costó 400.000 millones de dólares. Esta nueva alianza supone entonces no solo un mecanismo de protección y desarrollo, sino una apuesta política de China frente a Occidente.
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