La sinergia entre la imagen del presidente Xi Jinping (paladín anticorrupción) y el premier Li Keqiang (mano dura pero cautelosa) es base importante para jalonar las reformas que consolidan la posición china a nivel internacional. Durante la pasada Asamblea Nacional quedó claro que la República Popular aumentará su zona de influencia en el corredor euroasiático sin comprometerse abiertamente a apoyar los intereses de Rusia en la región.
Para esta colaboración me permito hacer un análisis, a partir de varios postulados y declaraciones, para ahondar en el tema de la política del ‘Sueño Chino’ que se enfatizó durante la última Asamblea Popular Nacional (APN). La conjunción de reformas genera, desde la perspectiva del Partido y de algunos académicos chinos como Ju Guiping, la idea de un nuevo pensamiento diplomático del presidente Xi Jinping. Como se mencionaba en la colaboración pasada, existe un choque de perspectiva respecto a China que retoma mucho a la prensa escrita y otros medios de comunicación.
Aunado a esto, se pueden identificar una serie de declaraciones que incumben a mandatarios, como es el caso del ex primer ministro australiano Kevin Rudd, quien, con motivo de la APN, criticó las estrategias anti-corrupción promovidas por el gobierno chino. Sin embargo, pese a todos los panoramas pesimistas que se prevén desde afuera, las figuras clave dentro de la política interna y externa de China mantienen el discurso desde un vértice positivo. Por lo tanto, se ha pronosticado un crecimiento del 7% del PIB chino para el 2015. Situación justificada por Beijing a través del repunte de la economía estadounidense.
El ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, realizó una serie de declaraciones que reforzaron este discurso oficial. Éstas se referían a la interdependencia económica entre Estados Unidos y China, basada en las relaciones comerciales entre la primera y la segunda economía más grandes del mundo. El vínculo que hoy justifica el gobierno chino se explica de manera muy simple: si la economía estadounidense crece, mayor será la demanda de productos chinos hacia EE.UU. No obstante, la estabilidad y la posibilidad de lograr el 7% no sólo dependen de una relación bilateral, sino también requiere de otros elementos para que se consolide esta idea.
La construcción de un ‘empuje’ hacia la diplomacia china no es algo reciente, ya que desde la llegada de Xi Jinping se ha reforzado la idea de la “responsabilidad” china con el resto del mundo. La presencia china en temas estratégicos de la agenda internacional coadyuva a una mejor imagen de China en el exterior; y es a través del discurso del ‘Sueño Chino’ que se utiliza la idea de compartir un legado con el resto de la humanidad basado en la cooperación y de enfocarse en "hacer socios en lugar de aliados".
Sin embargo, la pregunta es ¿quién asignó este papel a Beijing? La respuesta recae en los ‘centrismos’ de los actores internacionales a lo largo de la historia de la humanidad, a través de misiones ‘civilizadoras’ fundamentadas en discursos idealistas. Enfatizando el caso de China, su cooperación civilizadora ha encontrado un área de oportunidad ante la deslegitimación de las instituciones internacionales y del liderazgo estadounidense en varias regiones del mundo, y el alejamiento o descuido por parte de Estados Unidos hacia aquellas regiones consideradas ‘débiles’ dentro del equilibrio del sistema internacional. Por lo tanto, es a través de la generosidad monetaria china que ha logrado colarse por todo el mundo.
Más allá de colocar una voluntad de desarrollo económico para varias regiones, cabe mencionar que es un esquema de negocios que ha sido fortuito para un país altamente centralizado, que muchas veces parece más un gobierno-empresa o un holding con un excelente lobbying político. Se hace mucha referencia a que el esquema de cooperación da resultados ‘ganar-ganar’. A simple vista es cierto, ya que los altos grados de corrupción en los países latinoamericanos o africanos, y la falta de margen de maniobra de algunos de estos gobierno para dotar a su población de infraestructura básica o de estabilidad económica a un bajo costo económico mediato – pero un alto costo económico e indirectamente político a largo plazo- han permitido que los resultados sean dispares.
Sin lugar a duda, China sigue avanzando y ejemplo de ello es la manera en la que se retoma recientemente la propuesta del presidente Xi sobre ‘la Franja Económica de la Ruta de la Seda y la Ruta Marítima de la Seda’. Bajo estas dos propuestas, es clara la idea de acrecentar su zona de influencia en el corredor euroasiático sin comprometerse abiertamente a apoyar los intereses de Rusia en la región. Entretanto, con la Ruta Marítima se busca lo mismo pero hacia la región del Sudeste Asiático, que es una zona en la que China ha perdido influencia con algunos países de vecindario a raíz de conflictos territoriales.
En esta nueva fase hacia una diplomacia activa, con miras hacia una legitimación “consensuada” promovida por el Emperador Amarillo del siglo XXI, no se puede dejar de lado la figura de Li Keqiang. El Primer Ministro chino ha sido definido por el gobierno estadounidense (Wikileaks) como "engaging and well-informed" (comprometido y bien informado), por lo que la dupla Xi-Li se vuelve una combinación apropiada para los temas controversiales. Por un lado está la imagen inmaculada que se ha construido de Xi Jinping como el paladín de la corrupción, mientras que en el otro está la mano dura y cautelosa de Li Keqiang al interior de China en torno al estado de derecho y la apertura económica en Shanghái. La sinergia de ambos líderes políticos ha permitido que se impulsen las reformas y se tenga un objetivo claro que es la consolidación del ‘Sueño Chino’ al interior y al exterior.
Con todo lo abordado, retomo el concepto de “propaganda model” de Noam Chomsky para justificar este conjunto de declaraciones desde la élite política china. En este caso se enfocará en la manera en la que se promueven valores (intereses) a través de los medios de comunicación, como mecanismo no coercitivo para legitimarse. La APN se vuelve una plataforma informática para colocar ciertos mensajes dentro y fuera de China, y de esta manera convertirlo en un tema de interés global. Uno de los elementos que se puede identificar es “crear un problema y dar la solución”. En este caso el problema de la pobreza y la desigualdad social al exterior es el fundamento en el que el discurso del ‘Sueño Chino’ se vuelve una alternativa para ciertos países, y es a través de la sino-cooperación que se presenta una opción para remediar un mal que no ha podido solucionar el liderazgo occidental.
El segundo elemento que se presenta son “las acciones diferidas”. En este aspecto, el conjunto de reformas y la ‘mano dura’, para crear cambios dentro de la estructura política china, se muestran como un cambio radical que generará un bienestar a futuro, pero que al mismo tiempo permiten legitimar acciones realmente duras a futuro (piense en temas catalogados como delicados en la política interna china).
Por último, se puede rescatar la idea de “ser más emocional que reflexivo”. Los discursos desde Beijing poseen una gran carga emocional, en estos encontramos argumentos como: exaltar el uso de principios filosóficos en su política exterior, compartir el éxito chino con el resto del mundo, reconocer la importancia de todos los países, mostrar al pueblo chino su interés por condenar la corrupción y la cooperación y tolerancia como ejes de vinculación con el mundo.
Como conclusión, el discurso oficial chino juega un punto medular en la mejora de la imagen de China en el exterior, que sirve como contrapeso al “propaganda model” contra China promovido desde Occidente. Por lo tanto, esto nos lleva cuestionarnos ¿cuál es la información correcta o quién realmente se está fortaleciendo de estos esquemas de propaganda? Al respecto, lo que puedo concluir es que mientras siga existiendo un área de oportunidad en el exterior para Beijing, esta será bien aprovechada para seguir fortalecer a China Inc.
[Crédito foto: Getty Images]También puede leer:
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