China se encontró en Pernambuco con una dolorosa dosis de realidad. El 8-0 encajado en un partido amistoso ante Brasil no hizo sino confirmar, de forma quizás exagerada, el triste estado del fútbol chino, en crecimiento pero desde etapas muy tempranas e incapaz de plantar cara a rivales, ni siquiera de nivel medio.
La diferencia entre la pentacampeona del Mundo y China pudo verse aumentada por las bajas en el conjunto asiático, el cansancio del partido ante Suecia, el grandísimo estado de forma de Neymar, autor de tres goles o el haber jugado en suelo brasileño. Todo eso es cierto, sí, pero también lo es que China es un conjunto sin ideas que no ha sabido interiorizar las premisas básicas dictadas por José Antonio Camacho. El partido, sin historia, duró hasta que Óscar, jugador llamado a hacer grandes cosas, decidió que tenía que durar, una asistencia suya sirvió en bandeja el gol a Ramires, que en el minuto 23 abrió el marcador. Tres minutos después, de nuevo desde el guante que tiene por pie el brasileño, Óscar habilitaba a Neymar, que batía a Zeng Cheng por segunda vez en el partido.
Si el balance defensivo de China, con la defensa y el centro del campo en 30 metros y un solitario Gao Lin a la espera de algún balón largo, no había sido malo, tras el descanso llegó el bajón chino, algo que ante Brasil y ante un jugador como es el ex del Oporto Hulk, puede costarte muy caro.
El ahora jugador del Zenit ruso dio el pase del tercero a Lucas Moura en el 49 e hizo el cuarto en el 52. A partir de entonces, Neymar, tan activo como poco afortunado (a pesar del gol) en la primera mitad, apareció para lograr otros dos tantos y llevar la ventaja hasta el 6-0.
Liu Jianye, en propia puerta, y Óscar, que recibió de penalti el premio a su buen partido, cerraron el 8-0 que, más allá del resultado y de la lógica de perder ante un conjunto como Brasil, debe llevar a los dirigentes del fútbol chino a pensar en un cambio de modelo que el fútbol chino pide a gritos y que no se sustenta con la actual premisa de parecer profesionales. Sin un proyecto estructurado el fútbol chino nunca alcanzará las cotas que como economía ha alcanzado.
Javier Ibáñez es un periodista español que trabaja en China y mantiene el portal Futbol Asiático.
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