¿Las protestas contra Japón son una forma de patriotismo racional?

In by Andrea Pira

El fin de semana pasado una multitud de jóvenes airados se reunieron frente a la Embajada de Japón en Beijing por la decisión japonesa de nacionalizar las islas Diaoyu, consideradas por los chinos como suyas. Otros expresaron su descontento volcando vehículos y atacando tiendas en casi todas las principales ciudades de China. Hoy un reporte especial sobre la ciudad de Xi’an, fotografías de los hechos y un análisis de la prensa local.

El sábado 15 de septiembre, lo que fue la antigua capital del imperio chino durante trece dinastías -incluyendo las más importantes como lo son la Han y la Tang- fue el centro de una de las protestas anti japonesas más violentas hasta el momento por la disputa sobre las islas Diaoyu.

Las islas Diaoyu -conocidas como Senkaku en Japón- son un grupo de islas en el mar de China Oriental, descubiertas por los chinos durante el siglo XIV, y luego anexadas a Japón en el siglo XIX. Al final de la segunda guerra mundial, tras la derrota del Imperio japonés, las islas quedaron bajo el poder de Estados Unidos, hasta la década de 1970, momento en que cedieron su control al gobierno japonés, a pesar de ser reclamadas por China y Taiwán.

Las islas -hasta este año de propiedad privada japonesa- han estado en el centro de una disputa territorial entre China y Japón que data de más de un siglo. En 1978, ambos países firmaron un Tratado de Paz y Amistad en el que se comprometieron a dejar a un lado la disputa sobre las islas. Deng Xiaoping, líder chino al mando de la negociación en la época declaró: "Nuestra generación no es lo suficientemente inteligente como para encontrar un lenguaje común sobre este tema. La próxima generación será más sabia.”

Sin embargo, más de veinte años después, la nueva generación reavivó las discrepancias sobre el tema. El conflicto surgió a partir de la provocativa propuesta del gobernador de Tokio, Shintaro Ishihara, de comprar las islas de propiedad privada. El Gobierno Central japonés, para evitar que las islas quedaran bajo la jurisdicción del gobierno de Tokio, lanzó entonces una segunda propuesta de compra en el que se proponía nacionalizar la Senkaku.

La semana pasada, Japón anunció que había concluido el proceso de nacionalización, provocando la ira de la opinión pública China. Durante el fin de semana, en su mayoría estudiantes universitarios, suscitaron manifestaciones en más de 20 ciudades chinas, incluida Beijing, donde las protestas tuvieron lugar frente a la embajada japonesa.

Un funcionario de la embajada, citado por Wall Street Journal, dijo que eran las mayores protestas antijaponesas desde 1972, cuando ambos países restablecieron sus relaciones diplomáticas.

El primer ministro japonés, Yoshihiko Noda, desaprobó la violencia contra las empresas japonesas y los residentes, especialmente teniendo en cuenta el aniversario de la ocupación japonesa en Manchuria, el 19 de septiembre de 1931, que todavía atañe emocionalmente al pueblo chino.

China ha sido el principal socio comercial de Japón durante los últimos años, y Japón, es el cuarto socio comercial de China, por lo que ninguno de los dos países quiere una escalada de las tensiones para no lastimar sus fuertes relaciones económicas y comerciales.

La situación es tan tensa que el Secretario de defensa de Estados Unidos, Leon Panetta, voló hacia Beijing en un intento de pacificar la situación. En Tokio expresó su preocupación por las provocaciones de uno y otro bando, pues pueden conducir a la violencia y a un conflicto mayor. Hoy se encuentra en Beijing apaciguando el otro lado. 

 

 

Reportaje desde Xi’an
Por: Piero Cellarosi

En Xian, los manifestantes organizaron un marcha autorizada por el gobierno local, pasando por la Plaza de Torre del Tambor que atraviesa la ciudad de norte a sur. Luego la procesión siguió hacia el este en dirección a la Plaza de la Grande Pagoda de Mallard, un famoso sitio turístico.

Una pancarta en la que se leía “perros japoneses” marcaba el aire agresivo de la jornada. En ella se observó de todo menos muestras pacíficas contra Japón. Los manifestantes dieron vida a una verdadera “caza” de productos japoneses, destruyendo en el camino a más de una docena coches “Made in Japan”, incluyendo un coche de policía.

 

 

Muchos de los automóviles no estaban estacionados y tenían personas a bordo. En esos casos, los estudiantes solicitaron a los ocupantes que bajaran de este antes de desahogar su ira.

Un gran número de espectadores fueron atraídos por la dimensión de las protestas y se amontonaron a lo largo de calles y aceras para ver de primera mano lo que sucedía. Algunos de ellos era turistas extranjeros, quienes revelaron su preocupación por su seguridad y en su mayoría, desconocían las razones de lo que estaba sucediendo.

 

 

 

 

En las calles de la ciudad del oeste de China, de aproximadamente 8 millones de habitantes, el tráfico estuvo en caos durante todo el fin de semana. Para evitar la agresión de los manifestantes, muchos propietarios de coches de marcas japonesas han expuesto la bandera roja sobre el capó o los vidrios, o han optado por viajar largas distancias para evitar la pérdida de sus bienes.

Además, entre los inconvenientes causados por los manifestantes, se reportaron daños a varias tiendas y restaurantes japoneses.

 

 

 

 

En algunos hoteles y restaurantes, no se permitía entrar a clientes con automóviles japoneses y colocaron diversas pancartas en las que se leía “devuélvenos nuestras islas Diaoyu”, “Los japoneses no deben entrar”, “las islas Diaoyu forman parte del territorio chino, sus ‘nacionalización’ y ‘compra’ son ilegales y no tienen ninguna validez”.


 

 


Patriotismo Racional

Muchos observadores sostienen que las protestas han sido animadas, o al menos toleradas, por el Estado y el Partido. Pero después de dos días de una escalada en el número de protestas y su agresividad, en ciudades como Beijing, Shanghai, Xi’an, Guangzhou, Shenzhen y Nanchang, los medios de comunicación estatales empezaron a bajar los tonos e iniciaron un llamamiento a un "patriotismo racional".

La agencia de noticias Xinhua escribió "la expresion del patriotismo necesita del alma". La primera plana del Diario del pueblo llamó a un "patriotismo civil" que respeta la legalidad. El China Youth Daily publicó un editorial contra la violencia y el vandalismo que han caracterizado estos dos días de protesta, titulado: “ Del amor por la patria a destruir el propio país hay un pequeño paso”. Por su parte, el Global Times replicó el discurso diciendo que la violencia nunca es una buena solución.

 

 

 

 

 

El diario de Hong Kong, Ming Pao, también narra cómo a nivel gubernamental las autoridades están atemorizadas por el resultado de esta ola de violencia que amenaza con ser incontrolable. En el caso de la policía de la región de Changsha, en la provincia de Hunan, decidieron tomar medidas y emitir un comunicado que insta a las autoridades a “influir ideológicamente en sus empleados” y que prohíbe a los funcionarios públicos participar en las manifestaciones.

En la ciudad de Xiamen, en la provincia de Fujian, las manifestaciones fueron reprimidas. Algunos medios de comunicación de la capital revelaron que habían recibido ‘órdenes superiores’: “reportar los sentimientos nacionalistas, pero la prensa directa debe ser controlada. Están prohibidas las entrevistas a los defensores de las islas Diaoyu”. En Shenzhen, un fotógrafo del South China Morning Post fue golpeado por la policía.

 

 

 

 

Si hasta ahora la posición oficial no era clara, ahora sí lo es, por lo que es probable que la policía comience a movese: detener a quien transgrede la ley. En Guangzhou las autoridades incluso han invitado a los ciudadanos a enviar las fotos de quienes fomentaron la violencia a través de sus cuentas de correo electrónico. Quizá el hecho de que entre los manifestantes hubo alguien sosteniendo un cartel pidiendo reformas políticas – según lo informado por el periódico Zaobao de Singapur – ha influido en esta ordenanza.

Pero incluso si cesan las protestas callejeras, China continuará poniendo mano dura. La edición para el exterior del Diario del pueblo escribió que China está lista “para apretar el gatillo y desencadenar una guerra commercial contra Japón.” En el mismo sentido, el China Daily, considera sanciones contra Japón una opción.

Sólo consuela el editorial de Wang Shuo, el Director de la influyente revista semanal Caixin, que dice "la guerra no es una opción".

 

Reportaje y fotos de Xi’an por Piero Cellarosi. El análisis de la prensa local por Cecilia Attanasio Ghezzi para Lettera 43.

 

* Piero Cellarosi, sinólogo y "sinófilo", es un experto en seguridad alimentaria y desarrollo humano. Trabajó como Consultor de seguridad alimentaria y consejero de proyectos para el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (IFAD) entre del 2009 al 2008, donde colaboró con el diseño, desarrollo y evaluación del proyecto: "Multidimensional Poverty Assessment Tool". Ama la filosofía y las artes marciales chinas.

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