Sinología: La política de Estados Unidos, Unión Europea y China con respecto a América Latina: resultados y perspectivas en la integración económica global (1990-2010)

In by Andrea Pira

El mercado latinoamericano ha tomado como modelo a sus aliados, para así consolidar un desarrollo y una integración económica mundial, así argumenta el académico Wu Yin-Shi en su tesis doctoral para el Departamento de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense De Madrid.
En el actual panorama que presenta el ya conocido como sistema-mundo, la crisis económica y financiera global desatada en 2008 ha afectado con toda su crudeza a los países de todo el mundo, pero, paradójicamente, la economía latinoamericana ha sorteado la crisis en mejores condiciones que en épocas pasadas. En lo que respecta a América Latina hay que aclarar que es una región que se encuentra en un proceso de transición hacia la plena integración económica en lo referente a la libre circulación de capitales así como al libre comercio, con todo lo que ello supone para su proyección a escala internacional.

En el presente trabajo, se analizarán e investigarán los procesos en la integración económica que se han ido produciendo en América Latina en una era donde la globalización se ha intensificado de manera exponencial, centrando el enfoque en los casos en los que ha habido avances en los procesos de integración regional, junto con una clara apertura al mercado mundial, poniendo de relieve los acontecimientos externos que tuvieron una repercusión directa sobre estos procesos integradores, y ,en especial, las actuaciones de los Estados Unidos (EEUU), la Unión Europea (UE) y China y sus efectos en los procesos de inclusión de las economías latinoamericanas en la estructura económica mundial del siglo XXI.

Según los datos publicados en un estudio realizado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), “Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2010-2011,” el Producto Interno Bruto (PIB) de América Latina creció un 5.9% en 2010, sin embargo, se observan ciertas limitaciones, al igual que ciertas reticencias con respecto a las repercusiones que el desarrollo económico acarrea en algunos estratos de la sociedad. América Latina no ha sufrido los impactos de la crisis financiera global como sí lo ha hecho en anteriores ocasiones, en parte gracias a la integración registrada en términos generales y a las inversiones comerciales realizadas por parte de Estados Unidos, la Unión Europea y China a comienzos del siglo XXI. Resulta importante investigar el papel desempeñado por los EEUU la UE y China en el desarrollo económico latinoamericano ya que estos países han desarrollado numerosos proyectos políticos e invertido grandes sumas de dinero en inversión extranjera directa (IED) en el contexto de la globalización económica.

Partiendo de una perspectiva más amplia, dentro del contexto de las relaciones internacionales, el gobierno norteamericano estableció el modelo hub-and-spoke en los tratados de libre comercio que ayudaron a fortalecer sus relaciones bilaterales con los países latinoamericanos con el propósito de impulsar el libre comercio entre ambas regiones. El proyecto elaborado por la Unión Europea, por su parte, está constituido por tres pilares: el diálogo político de las Cumbres UE-América Latina y el Caribe, los tratados o los acuerdos de asociación de libre comercio y los proyectos de cooperación y desarrollo como tal. El gobierno chino estableció relaciones bilaterales a iniciativa suya con América Latina, como potencia exportadora e importadora, dada la convicción política y económica y bajo la premisa de que podría profundizarse en la cooperación política y al mismo tiempo aumentar las inversiones extranjeras directas para alcanzar así un mayor potencial de crecimiento y disponer de una mayor cantidad de materias primas y recursos naturales en esta región.

Del mismo modo, Estados Unidos ha firmado sendos tratados de libre comercio (TLC, en inglés FTA) con Chile, Colombia, Perú, República Dominicana y países de Centroamérica en años recientes. Bajo las presidencias tanto de la Administración Bush como la de Obama, América Latina se ha convertido en su principal socio comercial, y al mismo tiempo ha acumulado un gran volumen de inversiones. El gobierno estadounidense propició los FTAs bilaterales con el objetivo de desarrollar también la integración económica de la región y tener una posición dominante en el mercado latinoamericano con respecto a otras economías que se disputan el liderazgo en la economía mundial.

En realidad, la UE y América Latina han establecido una relación bilateral y birregional que ha acabado por consolidar la cooperación política y económica. Según las cifras de la oficina europea de estadística que se extraen de los intercambios comerciales entre la UE y América Latina, estos han aumentado en más de 134.000 millones de euros en 2009. Con respecto a la UE, el último documento oficial, en el período de estudio, referente a las relaciones con América Latina fue publicado por la Comisión Europea en 2009 bajo el título: «La Unión Europea y América Latina: Una Asociación de Actores Globales».

La UE además firmó FTAs con México y Chile respectivamente, relanzando así las negociaciones para la firma de acuerdos de asociación estratégica entre ambas regiones: la UE-Centroamérica, la UE-Mercado Común del Sur (MERCOSUR) y la UE-Comunidad Andina de Naciones (CAN) en los años noventa. El diálogo político de la Cumbre UE-América Latina y el Caribe fue el instrumento institucional que logró realizar una serie de consensos comunes, así como prioridades políticas para establecer una cooperación más estrecha y más amplia con los líderes de ambas regiones.

En el caso de China, el gobierno sentó las bases de la relación chino-latinoamericana a raíz de la visita oficial de los presidentes y los funcionarios de alto nivel en los años noventa. La última iniciativa política fue lanzada por el gobierno chino en Noviembre de 2008, con el documento titulado, «China’s Policy Paper on Latin America and Caribbean». A tal fin, se definieron los objetivos más específicos que podrían concretarse en dos planos: el político y el económico en el contexto de las relaciones internacionales.

En el plano político, China pretendía llegar a convertirse en el poder potencial de facto, ya que fue el país precursor de la cooperación política, los intercambios, así como de las visitas oficiales de los funcionarios al más alto nivel, entre ambas regiones. A tal efecto, en 2004, el presidente Hu Jintao participó en el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (en inglés, APEC) que consolidó las relaciones con los países latinoamericanos. En el plano económico, China quería ser la primera potencia exportadora al mercado latinoamericano y paralelamente a estas iniciativas las empresas estatales del país comenzaron a realizar inversiones en aquellos Estados que cuentan con ingentes cantidades de recursos naturales, al igual que materias primas. Con este propósito, el gobierno chino llego a firmar un FTA con Chile y prosiguió las negociaciones para firmar los correspondientes tratados de libre comercio con Argentina y Brasil de cara a establecer acuerdos comerciales estratégicos.

En el área geográfica de América Latina y el Caribe hay alrededor de 34 países que han formado bloques económicos regionales de cara a propiciar áreas de libre comercio y libre movilidad de capitales que progresivamente pasarían a incluir también aspectos políticos, a semejanza del proyecto de la UE para poder ubicarse de 5 forma más ventajosa en el sistema económico mundial. En años más recientes, Brasil se presenta como uno de los miembros más destacados de los BRICS, junto a Rusia, India, China y Sudáfrica, que está consiguiendo una gran relevancia, así como su propio espacio en la política y economía mundial. Por su parte, Argentina, Chile y México, los miembros del G20, siguen igualmente imparables en su ascenso a un mayor protagonismo, tanto económico como político a nivel global.

Al final de la guerra fría, el panorama de los países latinoamericanos, es el de unos actores con un mayor reconocimiento en el contexto de las relaciones internacionales, sin embargo, se han presentado con frecuencia como «Estados fallidos». Los países latinoamericanos se habían visto afectados por la década perdida de los años ochenta, así como por la crisis financiera de los años noventa. Así pues, los líderes políticos comprendieron la necesidad de procurar que los Estados lograsen una integración regional como vínculo fundamental sobre el que posteriormente gravitaría el éxito político y económico alcanzado.

Los esfuerzos que se hicieron en el siglo XIX, eran para consolidar una coalición importante que hiciera frente a las potencias. Por tanto se enfatizó la idea de formar una unidad política e igualmente estratégica, que permitiera lograr los objetivos propuestos defendiendo a las más débiles independencias, no buscando tanto la integración económica en el sistema mundial.

Pero no es hasta mediados del siglo XX que se manifiesta la idea de los Estados latinoamericanos de proyectar una unificación económica, todo esto a través de entidades que promovían la integración en este ámbito. No consiguieron resultados satisfactorios, pero sí lograron construir sólidos intentos de unificación.

Quien estableció las bases y las alianzas económicas para el avance en el desarrollo económico fue la CEPAL y esto, a su vez, simbolizó un respaldo a la causa de integración en toda la región. Este proceso de integración fortaleció a la región y la consolidó como más fuerte y competidora mediante una visión más global. Y, a su vez, reforzó la proposición de regionalismo abierto en 1994 por la CEPAL.

En lo que respecta a la relación entre exportaciones comerciales y crecimiento económico en América Latina, los países mantuvieron la solidez macroeconómica en los años más recientes, debido en buena parte a los exitosos resultados obtenidos de la integración económica. Hoy en día, los documentos oficiales de la CEPAL, Panorama de la inserción internacional de América Latina y el Caribe 2009-2010, y el Banco Mundial, Global Economic Prospects 2010, muestran unos resultados sobre la evolución del crecimiento del Producto Interior Bruto de América Latina de aproximadamente un 4.5% en 2011 y el continente americano ha sabido mantener esta tasa de crecimiento, de nivel medio, de manera constante los últimos años. También reflejan cómo esa misma integración latinoamericana, de la que hablábamos con anterioridad, ha captado capitales externos que han ayudado al desarrollo económico en el sistema económico a nivel global.

Crédito foto [lacpress.com]

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