El evidente crecimiento económico de China le ha dado al país asiático una mayor presencia en el contexto internacional durante los últimos años. En la sinología de hoy, se analizarán los factores históricos y culturales que influyeron en el apogeo económico de China y en su actual posicionamiento dentro del entramado mundial. En 2008 el reconocido economista Angus Madison ya preveía que China se convertiría en la primera potencia económica del mundo antes del 2015 y pocos le creyeron. Ahora muchos reconocen que muy posiblemente Madison acertará. Si ello ocurre, Estados Unidos dejaría el lugar que ocupó durante 125 años. Pero lo que más se desconoce es que los estadounidenses en 1890 desplazaron no a Gran Bretaña y Francia, las grandes potencias de la época, sino a China, la más grande economía hasta entonces.
El contexto internacional contemporáneo
Las relaciones internacionales han seguido tradicionalmente, a lo largo del siglo XX y principios del actual, el esquema planteado por los Estados Unidos en materia de política exterior desde el presidente W. Wilson. De hecho, la política exterior estadounidense se postula como la que encarna el proyecto de Occidente. Por ende, cuando se hace en este artículo referencia a Occidente, se toma la categorización de K. Mahbubani quien se refiere a Occidente directamente aludiendo a “the American policies”. Según este autor, “Dada la dimensión del poder estadounidense, las políticas de ese país naturalmente dominan el escenario internacional. Pero también hay un pacto implícito entre América y Europa, así como con los estados anglosajones de Australia, Canadá y Nueva Zelanda sobre políticas globales. Uno de los fenómenos menos comprendidos (y sorprendentemente menos estudiados) es cómo Occidente usualmente funciona como una sola entidad en cuanto a asuntos globales se refiere”.
Henry Kissinger ya hace casi dos décadas anticipó que "el producto nacional bruto de China se acercará al de los Estados Unidos al final del segundo decenio del siglo XXI. Mucho antes de ello, la sombra política y militar de China caerá sobre toda Asia y afectará los cálculos de las otras potencias, por muy moderada que pueda ser la política china”.
En ese sentido, el controvertido asesor del gobierno estadounidense llamaba la atención sobre la complejidad del nuevo orden mundial: “Tanto Bush como Clinton hablaron del nuevo orden mundial como si estuviese ya a la vuelta de la esquina. De hecho, se encuentra aún en periodo de gestación, y su forma final no será visible hasta bien entrado el siglo próximo”.
Kissinger avizora tempranamente que los Estados de tipo continental probablemente representarán las unidades básicas del nuevo orden mundial: “China va en camino de convertirse en una superpotencia”. Así mismo, aducía que es evidente que contener el poder del gobierno central -en pro de la democracia- “ha sido una de las preocupaciones principales de los teóricos de la política occidental, mientras que, en el caso de todas las demás sociedades, la teoría política ha intentado fortalecer la autoridad del Estado”.
No cabe duda de que no obstante sus deficiencias e inequidades internas, ese país está transformando la arquitectura de las relaciones de poder casi intacta desde inicios del S.XIX. Y en ese sentido, cabe hacer referencia a lo que expresa el académico y politólogo de Singapur K. Mahbubani al mostrar el advenimiento de un giro hacia el Asia: “The worldviews of the leading Western minds are trapped in the previous centuries. These minds cannot even conceive of the possibility that they may have to change these worldviews to understand the new world”. El autor también afirma que se está registrando un cambio trascendental tendiente a la construcción de un “Nuevo Hemisferio Asiático” con China a la cabeza.
Raíces del ascenso de China en el escenario global
Pero, ¿a qué se debe el liderazgo de China como país emergente? A pesar del desconocimiento cultural, algunos académicos de occidente responden la pregunta con algún acierto. Una parte de la respuesta puede vislumbrarse en los análisis de Giovanni Arrighi, uno de los intelectuales occidentales que se dedicó a estudiar de manera más sistemática el ascenso chino, sostiene que es un mito que su posicionamiento en el escenario mundial se deba atribuir a una supuesta adhesión al credo neoliberal, argumento que la mayoría de los analistas sobre China sostienen desde Occidente. Este autor se centra en importantes razones para explicar el ascenso de China.
A diferencia de otros autores que se quedan en destacar las dos grandes características que la hacen excepcional, aparte de India, como son su tamaño geográfico y su peso demográfico, los cuales por supuesto repercuten en la dimensión de su mano de obra y del volumen del mercado que representa, Arrighi destaca otros factores.
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