Sin jugar el Mundial, China igual ganó en Sudáfrica

In by Simone

Como todo, China también vive el Mundial a su manera. Su selección y el torneo nacional se encuentran aún envueltos en el mayor escándalo de la historia del fútbol en este país: compra de partidos, de árbitros y hasta de convocatorias. Pero el público chino, apasionado por el fútbol hasta el punto de que varias oficinas cambiaron su hora de ingreso para facilitar la vista del partido de las dos y media de la mañana hora local, siguió de cerca la performance de los asiáticos en el Mundial: Corea del Norte, Corea del Sur y, hasta hace poco, la de los japoneses (rivales eternos).

No obstante, lo que no sacó China de gloria nacional, lo sacó en creces económicas. Filosofía Deng Xiaoping: no importa si es con el equipo nacional o con la industria de las vuvuzelas, lo importante es estar en el Mundial.

Aunque China intente orientar su economía hacia productos tecnológicos sofisticados, sigue siendo la más grande fábrica del mundo. Y ante cualquier evento de talla Mundial, sus fábricas -ubicadas en su mayoría al sur de China- están prontas para satisfacer la demanda de cosas de bajo precio, producidas masivamente. Por eso no sorprende que el objeto más odiado del Mundial, que irrumpe en todas las transmisiones de los partidos, sea hecho en China.

Wu Yijun, gerente general de Jiying Plastic Product Corporation, ya lo había previsto. Así lo declaró alGlobal Times , cuando afirmó que había producido por lo menos un millón de vuvuzelas desde enero hasta abril. Se calcula que el 90% de estos coloridos y odiosos tubos han sido producidos en China. Y no sólo para Sudáfrica, porque según Lin Miaoyun, gerente de la compañía Guangda Toy Factory, la producción ya va orientada hacia Holanda, Corea del Sur y Brasil. No sería una sorpresa ver invadidos los demás mercados latinoamericanos, con hinchas apasionados del fútbol.

El próximo objetivo de los productores serán los juegos asiáticos en Cantón, pues según Lin, los beneficios derivados del Mundial en Sudáfrica no son suficientes: "Ya hemos terminado la producción para el Mundial. Entre producción y envío tardamos 35 días".

Y no sólo las vuvuzelas. El jabulani, balón maldito para muchos arqueros y entrenadores, es producido con materiales de la India, pero en China. Sin contar las mascotas, los pins, las banderas, los uniformes de los jugadores y la lista sigue con todos los suvenires existentes del Mundial. China, ausente en el Mundial, está presente en las manos de todos los asistentes e hinchas de la Copa del mundo.

Pero para mostrar que por lo menos algo sí ha cambiado hay un detalle que quizá no se ha escapado de los televidentes atentos: en una de las vallas publicitarias que rodean el campo, a menudo aparecen unos caracteres chinos. Es el nombre de la compañía china Yingli Green Energy. No sólo produjo losbanners publicitarios con carbono neutral, sino que es uno de los principales patrocinadores del campeonato. Es la primera vez que una empresa china patrocina el Mundial.

"Es una vitrina internacional de gran prestigio", explicó el vicepresidente de Yingli, Liu Yaocheng, y añadió: "Nuestro objetivo es el de familiarizar a un público más grande con nuestra marca, aprovechando la presencia de otras marcas reconocidas a nivel mundial". Y junto a la Yingli, la cerveza de Harbin, producida al nordeste de China, es otra de las marcas en uno de los carteles made in China.

Ver el Mundial con ojos chinos es presenciar un espectáculo de pasión y emoción, pero también es ver un baile de signos de rands, dólares, yuanes y, próximamente, pesos.

Publicado en La Nación.