Qian Xuesen, el hombre que llevó a los Estados Unidos y China al espacio

In by Andrea Pira

Qian Xuesen es el único científico en el mundo que puede ser considerado padre de las misiones espaciales chinas y americanas. Una historia del siglo XX, cuando los personajes extraordinarios, con su propia vida, entrelazaban los destinos de los Estados, los pueblos y las guerras frías. Un "tesoro viviente", así lo llamaban en China, antes de su muerte en 2009.
En 1955 se le preguntó si China podría tener sus propias misiones espaciales. "¿Por qué no deberíamos tener?", respondió enojado. Podemos imaginar entonces la reacción de Mao Zedong cuando Qian Xuesen, hasta entonces el científico prodigio de la NASA y el MIT en los EE.UU., fue acusado de "comunismo" y más tarde expulsado. Regresó con el mayor desprecio a China, donde había nacido y donde acababa de fundarse la República Popular.

"Soy leal a China y a todo gobierno que sirva al pueblo de China", dijo durante un interrogatorio del FBI. Nació el 11 de diciembre de 1911, en Hangzhou, al sureste de China, la ciudad que Marco Polo, al parecer, describió como uno de las más bellas del mundo. Qian Xuesen entró al mundo a finales de la época imperial.

Qian se graduó en ingeniería mecánica en 1934 en Shanghai y a los veintitrés años se fue a los Estados Unidos, con una beca de la ingeniería aeronáutica en MIT. Algún tiempo después, en el Laboratorio Aeronáutico Guggenheim en Caltech, sus profesores lo describieron como un "genio científico”.

Qian realizó los primeros proyectos de investigación que terminarían por ser la base para el desarrollo del primer cohete de combustible sólido estadounidense en ser lanzado al espacio. Una carrera estelar en lo que entonces era la mayor industria espacial del mundo: en 1947, con sólo 36 años, Qian era ya un ex profesor del MIT. Pero en 1949, después de la conquista del poder por Mao Zedong, Qian conoció su extraño destino.

En los EE.UU. ya empezaba la caza de brujas y de los comunistas, conocida como el macartismo. Qian fue pronto acusado de comunista peligroso con sospechas de espionaje, dado el sector sensible en el que estaba trabajando.

Para Qian comenzó una odisea kafkiana, que concluiría con un final particularmente apreciado por China: Qian fue encarcelado en América por 15 días en los cuales perdió quince libras y fue condenado a cinco años de arresto domiciliario, hasta que en 1955 -gracias a una carta escrita al entonces primer ministro Zhou Enlai- finalmente pudo regresar a China, donde fue recibido como un héroe, porque mientras tanto se supo que previamente los nacionalistas del Kuomintang lo había invitado a China, pero Qian se había negado.

Qian comenzó entonces a colaborar con las fuerzas chinas. "Bajo su liderazgo, China desarrolló su primera generación de misiles ‘Gran Marcha’", escribió Xinhua el día de su muerte, a los 98 años en 2009. 

La mayor parte de los recientes éxitos espaciales de China se consideran hijos de Qian.

Con el paso de los años, el científico se convenció de que su decisión de regresar a China fue correcta, pues en 1958 se afilió al Partido Comunista.

Al llegar a la capital, junto con su esposa, Qian ya estaba a la cabeza de una nueva creación, a saber, el Instituto de Mecánica de Beijing.

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