Las políticas de anticorrupción que ha impuesto el presidente chino, Xi Jinping, desde 2012 y que le han dado alta favorabilidad, han desenmascarado a varios miembros del Partido Comunista como Bo Xilai, Xu Caihou y, más importante, Zhou Yongkang. Ahora, Xi va tras los directivos de las grandes compañías estatales, quienes obtienen salarios y beneficios desproporcionados.
Xi Jinping anunció en Beijing, durante una reunión del Grupo Dirigente Central para la Profundización Integral de la Reforma, que los salarios "irracionalmente altos" de ejecutivos de importantes empresas estatales debían ser ajustados, según informo el diario de Hong Kong South China Morning Post. También se mostró dispuesto a modificar el rol de dichos funcionarios públicos y las actividades de las empresas que encabezan.
Las empresas estatales o SOE (State-owned enterprises), son entidades administradas ya sea por el gobierno central o por autoridades locales. Estos organismos públicos son responsables del 35% de la economía del país y abarcan todos los sectores estratégicos como energía, aeronáutica, telecomunicaciones y banca. China cuenta con miles de SOE, 113 manejadas directamente por el gobierno central, que cumplen una parte esencial en el desarrollo económico del país. A pesar de esto, los monopolios en muchas áreas, los gastos innecesarios y la corrupción las han convertido en foco de críticas y reclamos, especialmente en el sector bancario y financiero. En China se destacan la Corporación Nuclear Nacional (CNNC), el Grupo Sinopec y PetroChina.
Durante la reunión, a la que también asistió el primer ministro del país, Li Keqiang, se gestó un plan para la reforma del sistema de pago en las empresas pertenecientes al Estado. Sin embargo, no se dieron muchos detalles y aún no se sabe cuándo se llevarán a cabo las medidas ni en qué porcentaje se harán los recortes, aunque se especula que pueden llegar a ser de hasta un 50%, según la agencia Reuters.
"Los ingresos injustificadamente altos deben ser regulados", afirmó Xi durante la reunión, "es necesaria una estructura salarial razonable, una gestión estricta y una supervisión eficiente de las cuentas". Por otro lado, el mandatario pidió a los ejecutivos de las empresas estatales “darse cuenta de sus responsabilidades y aceptar la reforma”.
Durante años, los altos ejecutivos de las SOE han recibido rangos de ministros o viceministros, y han gozado de los beneficios que acompañan dichos títulos. Por otro lado, muchos de ellos reciben generosos sueldos similares a los de empresarios occidentales. Xi también hizo un llamado para que se minimizaran los costos en términos de compra de automóviles y expensas de alojamiento. La idea, según planteó el presidente, es que los salarios sean adecuados, razonables y estrictamente supervisados.
Desde su llegada al poder, Xi ha emprendido una campaña de austeridad que incluye la prohibición de grandes banquetes oficiales, construcción de edificios estatales ostentosos y otros actos extravagantes.
El reconocido economista Hua Sheng expresó que “las empresas públicas chinas se han convertido en un escenario de intereses donde chocan el dinero y el poder entre funcionarios públicos y ejecutivos. Por ende, son una parte inevitable en la campaña anticorrupción de Xi".
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[Crédito foto: South China Morning Post]