La Polución

In by Andrea Pira

Beijing amanece en alerta roja por contaminación. Esta es la segunda vez en menos de una semana que la ciudad se tiene que enfrentar a semejantes niveles de smog. La alerta, la más alta en un sistema de cuatro niveles, fue emitida ayer lunes en la noche, e irá desde hoy a las 7:00 hasta el mediodía del jueves, cuando se espera que entre un frente de viento frío a la ciudad. En este relato, Santiago Tobón habla sobre lo que se siente vivir bajo una contaminación persistente.
El edificio azul estaba a unos cinco metros de distancia y justo al lado estaba la autopista del segundo anillo. Desde el balcón veíamos la rotonda que conectaba a esta con una de las más importantes avenidas del nororiente de Beijing, GonTiBeiLu. Aquella rotonda era el lugar donde se erigía el Poly Theater, un edificio amarillo grande con letras rojas que se veía con facilidad, aunque en aquellos días era imposible verlo.

Una espesa nube cubría la ciudad. Beijing era azotada por el monstruo más espeluznante del siglo XXI, "La Polución". Si la serie Lost hubiese querido ser más realista, habría sido filmada aquí. El monstruo de “humo” que persigue a los protagonistas en realidad no los perseguiría sino que los atormentaría. La Polución en las primeras semanas de diciembre de 2015 fue la peor que se ha vivido en el año y una de las peores de la década.

Venir de Latinoamérica a una ciudad china es sin duda un choque cultural fuerte, con muchos blancos y negros confusos que ocasionan alegrías, tristezas, sorpresas y disgustos, entre muchas otras sensaciones. Pero hay un solo gris, el asqueroso y carbonatado gris de "La Polución". Para aquellos que nunca han pisado tierras orientales, y especialmente para aquellos que han vivido en países en donde la contaminación es un mal presente y visible, lo que les puedo decir es que "La Polución" es como vivir en una casa que se esta incendiando pero que no se ve el fuego, sólo se ve el humo, que no ahoga pero es incomodo.  

Lo primero que notas al ver "La Polución", es que no sabes con certeza si hay o no nubes. Supones que sí, pero después volteas tu cabeza hacia el cielo y ves una esfera roja que parece el bombillo de un semáforo o ese Marte que nos muestran en las películas. Pero no, es el sol. Si hubiese nubes, no las verías. Segundo, después de aclarar -nótese la ironía- el paradigma de las nubes, percibes un olor que no sabes a ciencia cierta si lo conoces o no. Alguna vez lo has sentido, pero no sabes dónde. ¿Tal vez fue cuando visitaste el cráter de un volcán?, o ¿aquella vez que entraste al baño del restaurante mexicano de tu ciudad? No, seguro fue esa vez que te subiste al bus lleno de gente en ese día caluroso donde la temperatura superaba los 40 grados. No, ninguno, el olor lo conoces porque es el mismo que percibes cuando a los automóviles no se les ha hecho ningún mantenimiento, es ese olor que expiden los asquerosos gases negros por el exhosto.

Lo tercero -y que de verdad te empieza a preocupar- es que inmediatamente empiezas a sentir una pequeña carraspera en tu garganta, te preguntas ¿qué es?, no tienes gripa, no fumas, has estado bien toda la semana, ¿qué es? es "La Polución" atacando. Te seca la piel, se te mete en los ojos, te da dolor de cabeza, te alborota la sinusitis, te irrita la laringe, la faringe, las vías respiratorias, TE SACA GRANOS, ¡Qué crisis! 

Para los supervivientes de "La Polución" pekinesa, siempre queda la belleza arquitectónica de la ciudad. Sin duda, no puedo hablar de Beijing sólo desde el punto de vista de la contaminación. Es una ciudad espectacular, con una mística indescriptible que te atrapa, te enriquece, y te da oportunidades de descubrirte a ti como persona prácticamente todos los días. Te pone retos que a veces son imposibles, pero te ayuda a superarlos. Es un ciudad rica culinariamente, donde se reúnen las cocinas de todas las provincias chinas, y que por su internacionalización, también cuenta con restaurantes de las cocinas más importantes del mundo. Es una ciudad con una movida artística inmensa, constantes eventos de música, artes plásticas y teatro. Aunque muchas veces no es visitada por la cultura ‘mainstream’ occidental, le da vida a una naciente cultura bohemia propia.

Aunque "La Polución" nos mata (está científicamente comprobado), Beijing nos resucita, nos mata de manera lenta, pero perfecta…

[Crédito foto: Huffungtonpost.com ]
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