En China el fútbol está creciendo con inversión de capital y la vinculación de grandes estrellas de renombre mundial a la Súper Liga China, pero, como nos cuenta Armando Hernández, para que se desarrolle el deporte hay que empezar desde la base.
Armando Hernández es un venezolano que ha estado enamorado del fútbol toda la vida. Cuando juega dribla a los contrarios de lado a lado haciéndolo parecer fácil, y termina las jugadas con un remate seco que infla la red sin que el portero pueda hacer mucho. Pero, además de ser un gran jugador, en el 2009 llegó a China para estudiar administración en deportes en la Universidad de Deportes de Beijing y hacer de su pasión un proyecto de vida. Actualmente, Armando se desempeña como entrenador en escuelas de formación deportiva para niños.
¿En China existe un ambiente futbolero como en Latinoamérica?
Realmente el ámbito cultural sí tiene mucha influencia, y aunque se pueda pensar que el fútbol está establecido en todo el planeta, tiene sus diferencias dependiendo del país y la región. En Latinoamérica tenemos una forma especial de vivir y sentir el fútbol, especialmente de Colombia para abajo.
Yo soy de Venezuela, y allá el fútbol es un deporte secundario que se ha venido desarrollando y ganando terreno. Eso es lo que le está ocurriendo a China. Como el fútbol no es un deporte primario no se vive con la misma pasión, pero la liga está creciendo con una alta inversión y contratos con jugadores y cuerpo técnico de renombre, lo que ha mejorado tanto el espectáculo como la formación del jugador local. Pero el fútbol todavía no está arraigado a la cultura china, para los niños sigue siendo algo ajeno –por decirlo de alguna manera– a sus costumbres tradicionales.
¿Hay un interés por parte de los niños en jugar fútbol?
Sí, por supuesto que lo hay. Muchos niños a temprana edad empiezan a conocer el fútbol e interesarse por el deporte. El tema cambia en la etapa de la adolescencia cuando les toca decidir si se dedican a jugar profesional, hacer una carrera de medio día o tomar otra dirección como estudiar en la universidad. Ahí es donde yo creo que falta mucho. No hay suficientes canales para captar el talento de los jóvenes ni la noción que el fútbol puede ser un proyecto de vida. Eso es un tema cultural, porque el deporte no se considera una profesión.
¿Hay una diferencia entre los niños extranjeros criados en China y los niños chinos respecto al fútbol?
Claro que la hay. El niño extranjero que llega acá ya tiene una experiencia y una educación que lo hacen ver al fútbol de otra manera, con más ilusión, con posibles expectativas de una carrera en el futuro. El niño chino lo ve como una actividad recreacional, un pasatiempo, una actividad física. Ellos todavía no tienen esa visión porque en China, a pesar de los logros deportivos que ha obtenido el país, el deporte como proyecto de vida no es la primera opción.
¿En China hay escuela de fútbol?
Eso es algo que ha venido cambiando desde que Xi Jinping llegó a la presidencia porque le ha dado un impulso al fútbol impresionante. Yo creo que poco a poco China va a lograr crear una base que le permita desarrollar jugadores a futuro. Hoy en día esa plataforma profesional todavía no existe pero la infraestructura y los recursos los tienen.
¿Cuáles son los desafíos que existen para enseñar fútbol en China?
Fútbol es fútbol en todas partes, enseñar el juego como tal tiene los mismos desafíos en cualquier parte del planeta: conseguir que el niño aprenda y desarrolle progresivamente diferentes habilidades que le permitan mejorar su nivel dependiendo de las metas que tenga. En lo deportivo como tal no hay diferencia entre enseñarle a un niño chino y uno extranjero. La diferencia viene cuando el niño es más grande y tiene que decidir qué hacer.
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[Crédito Foto: Archivo personal de Armando]