Especial año nuevo chino: Feria de los templos

In by Andrea Pira

Igual que los sobres rojos o la tradicional gala televisada, las ferias de los templos son una parte esencial del año nuevo chino. Estos festivales reúnen a la mayoría de pekineses en una explosión de música, bailes, artesanías y costumbres típicas. Para los extranjeros son una experiencia cultural imperdible. Beijing parece un pueblo fantasma. Hay poca gente en las calles, los metros están casi vacíos y la mayoría de negocios están cerrados. Durante la semana del festival de primavera, muchos de los habitantes de la ciudad se van a sus lugares de origen a pasar esta fecha tan especial en compañía de sus familiares; así que la ciudad parece desierta. Pero a pesar de la soledad, hay un sitio donde todo sigue vibrando como siempre: las ferias de los templos.

Estas ferias, que se celebran desde la antigüedad, empezaron como pequeños bazares en los que los vendedores de artesanías y platillos llevaban sus productos a quienes asistían los templos. Esos mercadillos de las pulgas se convertían en un carnaval cuando llegaba el año nuevo. Y la tradición, que encontró su apogeo durante la dinastía Qing, sigue vigente como un núcleo del festival de primavera. En la capital hay varias ferias de templos, cada una más colorida y avivada que la anterior.

Al entrar a cualquiera de ellas los visitantes se encuentra con ríos de gente entre un festín de olores, sabores y colores que resaltan contra el panorama invernal. Las ferias hacen las veces de festivales gastronómicos, así que los visitantes encontrarán toda suerte de platillos. Desde escarabajos hasta una especie de churros con leche condensada (pero de soya), nadie sale con el estómago vacío.

Además, las ferias están llenas de curiosidades que no se encuentran en ninguna otra época del año. Entre ellas está el arte dulce (糖画 – tang hua), artesanías extremadamente delicadas que se hacen usando una cuchara como si fuese un pincel y azúcar caramelizada como si fuera tinta. Las figuras pueden ser tan sencillas o tan elaboradas como lo permita la destreza del artista, y es una actividad de la que disfrutan chicos y grandes por igual. Este año, por supuesto, las figuras más populares son los caballos.

Otras de las artesanías tradicionales son las pinturas interiores. Ellas consisten en dibujos que se hacen con pinceles muy finos dentro de botellas de vidrio. De nuevo, el grado de dificultad depende de la maestría del artista, pero en general son objetos complejos de hacer que pueden tomar más o menos una semana. Por ello, su precio puede ir desde 5 hasta los 1.500 dólares.

Caminar entre la multitud desordenada y bulliciosa puede llegar a frustrar a algunos, pero espectáculos como el baile del pavo real, las acrobacias, la danza del dragón o la del león hacen que valgan la pena las pisoteadas de niños que corretean por doquier mientras juegan. Además, prestarle atención al juguete de moda de los niños es casi un acontecimiento en sí mismo.

Cada año se divierten con objetos tan extraños como un globo en forma de excremento. Las ferias de los templos son una de las actividades favoritas de los oriundos de Beijing y hacen parte de la columna vertebral del año nuevo en la capital. No solo reúnen a las familias en torno a tradiciones antiguas y aspectos culturales que no se ven en el resto del año, sino que se convierten en un oasis de vida en medio de una ciudad que durante una semana parece estar totalmente dormida.

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[Crédito fotos: ThirdAge.com, Mary Chen, Mich Walks]