El pozo de Haidian

In by Andrea Pira

Un domingo a principios de este mes, en el distrito de Haidian de Beijing, unos gritos llamaron la atención de los transeúntes, que llamaron a la policía. En un hueco entre montones de basura encontraron dos niños de 4 y 5 años, el menor estaba muerto y el mayor agonizante. Se cree que pasaron en ese hueco casi una semana. Hace unos días acaba de aparecer la madre de estos niños, ella está siendo procesada. Según dijeron algunos vecinos ella reconoció haberlos dejado porque no podía afrontar el costo que los niños representaban. Un hecho que muestra la situación de extrema precariedad de millones de chinos.

Haidian es un distrito de Beijing en donde se encuentran muchas de las universidades de la ciudad y la noticia -que casi no ha trascendido a la prensa local- lo ha revolucionado, “no estamos acostumbrados a que pasen este tipo de cosas. Muchos creen que la pobreza se amontona en las zonas rurales, lejos de la capital, pero está más cerca de lo que pensamos” dice Qinglieju Zhu una joven profesora que trabaja en la zona.



China ha pagado un alto precio por su rápido crecimiento. Quizás el más triste es el creciente nivel de la injusticia social , que se ha agravado por las disparidades de ingresos. Los chicos encontrados en el pozo de Haidian muestran precisamente eso, el hueco, la brecha -o el agujero- entre las diferentes clases sociales. El hueco entre “el sueño chino” y su contracara que es la pesadilla de todos los que se quedaron afuera.



“Tiene que ocurrir un hecho de esta magnitud para que recordemos que hay miseria al lado nuestro. Y aún en ese caso lo negamos y al día siguiente seguimos nuestra vida normalmente”, agrega Qinglieju Zhu.



Ha trascendido que la madre provenía de lo que en China se conoce como Mongolia Interior, había llegado con los dos niños a principios de 2012 para alojarse en una vivienda social de la zona que consistía básicamente de una pieza de tamaño mediano y en donde compartía con el resto del edificio (unas cincuenta personas) cocina y baño. No se le conocía trabajo aunque se supone que tenía el derecho de tener uno en Beijing, dado que había conseguido domicilio social en la capital.



Como estos niños hay muchísimos que son abandonados o educados por vecinos o los abuelos, dado que los padres emigran a trabajar en las ciudades. En este caso la madre los había llevado con ella, pero no había sido capaz de afrontar el costo económico de tenerlos.



“La desigualdad es cada vez mayor, no podemos seguir negando eso. La brecha social, la corrupción y la contaminación son cargas demasiado grandes que debemos afrontar. Si no podemos luchar contra ellas, China no tendrá un lugar entre las grandes naciones” dice el sociólogo chino Wang Zhu.



El niño hallado con vida en el pozo será enviado a un instituto y pasado un tiempo sera dado a una familia sustituta.



También puedes leer:


-Otra cara del éxito chino: los niños “dejados atrás”


– El valor de un segundo hijo en China



-La explosión del "sueño chino"