Hong Kong volvió a ser el único epicentro de las celebraciones por el 27 aniversario de la masacre de Tiananmen ocurrida el 4 de junio de 1989, cuando el Partido Comunista de China ordenó silenciar a miles de estudiantes y ciudadanos de Beijing que reclamaban mejores condiciones sociales y un cambio de gobierno que consideraban represivo y corrupto.
Las manifestaciones iniciaron el 15 de abril, y en la noche del 3 de junio el gobierno envió tanques de infantería para disolver las protestas que se concentraban alrededor de la emblemática plaza en el centro de Beijing. Esa noche, y durante los días posteriores, murieron entre 400 y 7.000 personas, según han documentado algunas organizaciones de derechos humanos.
A Deng Xiaoping, líder comunista a quien se le atribuye el impresionante desarrollo económico del país, también se le acusa de la pérdida de miles de vidas de inocentes promotores de este movimiento democrático hace 27 años.
Algunas de las secuelas de este suceso aún están latentes en los corazones de las conocidas madres de Tiananmen. Ding Zilin es una de las mujeres silenciadas tras las protestas, después de que su hijo fuera uno de los estudiantes reprimidos en junio de 1989, cuando apenas tenía 17 años.
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En un corto diálogo para The New York Times, la profesora de filosofía de 79 años no explicó en detalle lo sucedido dado que, como otros testigos, no pudo ser entrevistada. Es común que las autoridades supervisen a las personas relacionadas con los hechos, e incluso hay testimonios de que interceptan los teléfonos para evitar la presencia de reporteros u otros visitantes durante esta época del año.
Por su parte, Chinese Human Rights Defenders (CHRD), una organización de derechos humanos, señala que muchas personas que hicieron parte de las manifestaciones y volvieron a intervenir a favor de los derechos humanos y de la democracia han sido detenidos. El gobierno nunca se disculpó por esas muertes – lo que ellos llaman una rebelión contrarrevolucionaria-, y hace caso omiso al ignorar las demandas de los familiares de quienes desaparecieron ese día.
"Las autoridades chinas se niegan a permitir espacio alguno para que los ciudadanos conmemoren de forma pacífica los sucesos de 1989”, señaló Frances Eve, investigadora de CHRD, con sede en Hong Kong. “La censura se intensifica y, si bien la mayoría de los detenidos son liberados después de que haya pasado el aniversario, hay algunos que permanecieron entre rejas más de un año solo por esta razón".
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China Files intentó entrevistar a algunos testigos de esta masacre perpetrada por ejército chino, pero a partir de este suceso el Partido Comunista ha intentado evitar mencionar el incidente e incluso convencerlos de que nada de esto jamás sucedió. Para algunos jóvenes chinos, la Masacre de Tiananmen es una historia desconocida, e incluso es probable que algunos extranjeros tengan una versión más completa de los hechos. Parte de los datos, fotos y testimonios están disponibles en otros idiomas, lo cual hace más difícil que la información sea censurada por las autoridades chinas.
Al tiempo que Beijing intensificó la seguridad alrededor de la Plaza de Tiananmen para evitar cualquier incidente relacionado con las protestas del 89, en Hong Kong se llevó a cabo una marcha anual en el Parque Victoria, considerada como la más grande conmemoración de Tiananmen en territorio chino. Según los organizadores, alrededor de 125.000 personas se reunieron en el emblemático parque de la antigua colonia británica.
Albert Ho, presidente de la Federación de Hong Kong, dijo a Al Jazeera que “en Beijing quieren tratar de detener las conmemoraciones anuales, con la esperanza de que con el paso del tiempo, y con la muerte de los familiares de las víctimas, todo el mundo se olvidará de lo sucedido”.
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Además de la masiva marcha, el pequeño museo del 4 de junio, abierto al público hace un par de años, también hace un esfuerzo por preservar la memoria y los hechos de Tiananmen. “Voy a instar a todos mis amigos a visitar el museo mientras todavía esté abierto”, dijo un estudiante de Beijing de apellido Xin, a Al Jazeera. “Es un honor para mí vivir en el mismo país de aquellos estudiantes que lucharon por mi pueblo".
La diferencia de este año es la decisión de algunas organizaciones estudiantiles de no participar en la jornada tratando de no inmiscuirse en los asuntos de la China continental, y como argumento aseguran que sólo están interesados en lograr cambios hacia la democracia en la isla. Otros están más preocupados por aprovechar las oportunidades económicas que China les ofrece en lugar de desafiar el poder central y poner en riesgo su estabilidad y crecimiento económico personal.
“Nosotros ya no tenemos aspiraciones de construir una China democrática”, dijo en entrevista con el LA Times Althea Suen, presidente del comité estudiantil de la Universidad de Hong Kong. “En vez de perseguir un sueño perdido, trabajamos a favor de los temas más relevantes para nuestra generación”.
Los hechos de la Plaza de Tiananmen son todavía un tabú en China, y hablar de ellos es arriesgado y peligroso. Mientras cada año se dan manifestaciones solidarias en varias locaciones fuera de China Continental, cientos de familiares tienen la esperanza de que el régimen comunista algún día tome responsabilidad por una de las mayores masacres en la historia del país.
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[Foto portada: Catherine Henriette/AFP-Getty Images] También puedes leer:
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