Corea del Norte, un futuro incierto tras la muerte del “Querido Líder”

In by Simone

La inesperada muerte de Kim Jong-il abre un escenario de profunda incertidumbre sobre el destino de las dos Coreas. Una sucesión aparentemente resuelta, pero que deja al frente del país de 24 millones de habitantes a un joven que no llega a los 30 años, y una desastrosa situación económica son el panorama que le deja el fallecido Querido Líder a su país.
La orden para los norcoreanos tras la muerte de Kim Jong-il, que permaneció 17 años en el poder, es cerrar filas en torno a la figura de su hijo menor y sucesor. "Seré fiel y respetaré al camarada Kim Jong-un”, decía una mujer en un video difundido por la televisión estatal KCNA, que muestra a decenas de personas en lágrimas y rindiendo homenaje al Querido Líder, fallecido el sábado de un ataque al corazón.

Al frente de Pyongyang quedará el tercer hijo de Kim Jong-il, cuyo ascenso se ha venido preparando desde el año pasado con su nombramiento a los veintisiete o veintiocho años -dependiendo de la versión- como general de cuatro estrellas y luego con su entrada en la Comisión de Defensa Nacional, la organización militar que constituye la cúpula del poder en la República Popular Democrática de Corea. Para muchos críticos, la capacidad de gobierno del joven Kim Jong-un podría verse afectada por su falta de experiencia política. Al fin y al cabo, el nuevo líder de Corea del Norte apenas tuvo 12 meses para entrenarse, mientras que su padre tuvo 15 años para prepararse para suceder a Kim Il-sung, el “Presidente Eterno”. 


"Hay muchas incógnitas. Se sabe muy poco del joven Kim Jong-un, ni siquiera su edad exacta. La única certeza son sus estudios en Suiza", señaló Rosella Ideo, profesora de política de Asia oriental en la Universidad de Trieste, al diario italiano Riformista. “Kim Jong-il, sin embargo, se ocupó de crear un anillo de seguridad en torno a su hijo, integrado por su hermana, Kim Kyong Hui, y su cuñado, Jang Song Thaek. En segundo lugar, puso a su hijo en los puestos clave". En todo caso, señala Mark Fitzpatrick del International Institute for Strategic Studies, cuando el “Gran Sucesor” -nombre con el que ya fue designado Kim Jong-un- fue efectivamente designado delfín hace un año no hubo gran oposición.

Por supuesto, han aparecido algunas voces disidentes, como la de su hermano mayor, Kim Jong-man. Hace seis meses, en una entrevista con el diario japonés Tokyo Shimbum, el primogénito afirmó que el sistema de sucesión norcoreano no se ajusta al perfil de un estado socialista. Pero sobre sus espaldas pesa su exclusión de la carrera hacia el trono tras haber entrado en Japón con un pasaporte falso para visitar Disneylandia con su familia.

Por el momento, continúa Fitzpatrick, si hay divisiones "están bien disimuladas" y se tratarían probablemente de rivalidades entre el Partido, el ejército y el gobierno, que podrían tener ideas diferentes sobre si el camino futuro debe quedar en manos de tecnócratas o de las fuerzas armadas, sector muy poderoso bajo Kim Jong-il.

La sucesión "dinástica" se enfrentará, en todo caso, con los desafíos de una economía al borde del colapso y una escasez de alimentos cada vez más grave, que podría acarrear una nueva hambruna como la que golpeó el país en a mediados de los años noventa. Aún así, la crisis no estallará de inmediato, señala Fitzpatrick. Debe pasar antes el período de luto, que en el caso del primer precedente y primer Kim en el poder duró tres años.


"Tenemos que ver qué rol jugarán Jang Song Thaek y su esposa, y si los generales estarán de acuerdo con sus decisiones", advirtió Ideo. "En este momento se está negociando con los estadounidenses para romper el estancamiento de las conversaciones nucleares a seis bandas. Yo creo que su deseo es presentar un frente unido en torno al nombramiento. Además, el interés nacional y de la élite gobernante coinciden".

Por supuesto, agregó, la situación podría precipitarse si los militares optan por acciones más significativas que el lanzamiento de misiles de corto alcance que precedió al anuncio de la muerte de Kim o si se repeten episodios como el hundimiento de la corbeta surcoreana Cheonan o el bombardeo de la isla de Yeonpyeong.



En manos del sucesor queda un país con una economía en estado crítico, cuyo último golpe fue propiciado por el fracaso de la reforma monetaria en otoño de 2010 que buscaba frenar la inflación y erradicar el libre mercado, que seis años antes Pyongyang había decidido tolerar, pero que arrojó resultados opuestos a lo que buscaba. En la actualidad, el ingreso per cápita en el norte es inferior al 5 por ciento de los casi 20 mil dólares en Corea del Sur. Y el valor en dólares del crecimiento del PIB surcoreano, señala Peter Beck del Atlantic Council, es equivalente al de toda la economía de Pyongyang.