Motivado por el miedo de que el crecimiento económico del país pueda verse comprometido por una población que envejece, la dirección del Partido Comunista puso fin este jueves a una de las políticas más controversiales que ha tenido el país: la política del “hijo único”. El Partido ha anunciando que a todas las parejas casadas se les permitirá tener dos hijos.
Según reporta la agencia estatal Xinhua, el cambio en la política debe ser aprobado por la legislatura antes de entrar en vigor, y si bien no se tienen las fechas aún, su aprobación parece ser una simple formalidad.
Este anuncio fue el punto culminante del XIII Plan Quinquenal del Partido Comunista, que se produce en un momento en el que Xi Jinping intenta mostrar su control sobre una economía tambaleante, especialmente después de la crisis bursátil sufrida a mediados de año, y de un análisis económico que dificulta el alcance de las metas de crecimiento propuestas por el primer ministro, Li Keqiang, para fin de año.
Esta decisión pone fin a una política de más de 35 años de antigüedad, instaurada para frenar el crecimiento poblacional y aliviar los problemas sociales, económicos y ambientales de la nación. Sin embargo, parece haber sido que, más que una solución, la medida fue una maldición. Según cifras oficiales, después de instaurar la norma se efectuaron 336 millones de abortos, 196 millones de esterilizaciones y se insertaron 403 millones de aparatos intrauterinos.
En 1979, cuando Deng Xiaoping puso en marcha la medida, China se encontraba sumida en la pobreza, y el estancamiento económico era muy notorio. El temor del Partido era entonces que con una población en rápido crecimiento, la presión por los recursos sería muy fuerte, empeorando la pobreza y amenazando la estabilidad política del Partido.
La preferencia cultural en China por hijos varones, sumada a la política del hijo único, llevó a que un gran número de niñas fueran abandonadas en orfanatos, y que se generaran abortos selectivos o casos de infanticidio femenino. Es por esta razón que el equilibrio de género en China está completamente sesgado hacia los varones. De acuerdo con un estudio de la Academia de Ciencias Sociales de China, para el 2020, 24 millones de chinos estarán condenados a la soltería, pues no tendrán con quien casarse.
En el 2013 el Partido Comunista alivió algunas restricciones en la política de hijo único, permitiendo a las parejas tener dos hijos -siempre y cuando uno de los cónyuges fuera hijo único-. Aún así muchas parejas elegibles se negaron a tener un segundo hijo, citando los gastos y presiones de la crianza de los hijos en una sociedad altamente competitiva.
De los 11 millones de parejas que hubieran podido tener un segundo hijo, sólo alrededor de 1 millón solicitó permiso para tener un segundo bebé, según cifras presentadas por CNN.
Los hijos únicos en China tienen mucha presión, pues a medida que envejecen, se espera que se hagan cargo de sus dos padres y cuatro abuelos. Si se llegaran a casar, las responsabilidades se duplicarían, es decir, él y su esposa se tendrían que responsabilizar de cuatro padres y ocho abuelos. Pero esta es tan solo una de las razones por las cuales las parejas tienen miedo de añadir más niños a sus núcleos familiares.
La fuerza laboral china –aquellos entre los 15 a 64 años- creció en al menos 100 millones de personas desde 1990 hasta el 2013. Pero hoy en día esta expansión está diluyéndose, a su vez que la esperanza de vida ha aumentado, dejando un mayor peso en una fuerza de trabajo reducida.
Ahora, alrededor de una décima parte de la población es mayor de 65 años, y de acuerdo a las estimaciones anteriores, es probable que dicha proporción llegue a 15% en 2027 y a 20% para el 2035. Demógrafos y economistas han dicho que el costo y la dificultad de la crianza de los hijos podría disuadir a muchas parejas de tener dos hijos.
"No creo que muchos padres actuarán frente a este cambio de política, pues la presión económica de criar a los hijos es muy alta en China", dijo Mu Guangzong, profesor de demografía en la Universidad de Pekín, en entrevista con el New York Times. "La tasa de natalidad en China es baja y su población está envejeciendo rápidamente, por lo que desde el punto de vista político, es una buena medida ya que ayudará a combatir la escasez de mano de obra en el futuro. Pero muchos padres simplemente no tienen las condiciones económicas para criar más niños".
A pesar de las reformas, hay una creciente nueva generación de familias que no quieren tener un segundo hijo. Este es un fenómeno cultural que se ha visto en varias economías avanzadas y urbanizadas. “En la actualidad, hay muchas personas que no quieren tener un segundo hijo, así existan estímulos por parte del gobierno”, le dijo Liang Zhongtang, demógrafo de la Academia de Ciencias Sociales de Shanghái, a The Guardian. “Entonces, el hecho de que el gobierno introduzca la política de dos hijos no tendrá ningún impacto significativo en la sociedad”.
Las reacciones de los nacionales chinos no se han hecho esperar, y si bien en Weibo, el Twitter chino, algunos celebran la noticia, otros proponen que llega tarde, e incluso se atreven a decir que no generará un cambio efectivo.
“Pobrecitos los que nacieron en la década de los 90. La mayoría de ellos son hijos únicos. De conformar una pareja, necesitarán mantener una familia de mínimo 6 personas (incluyendo a sus padres) ¡Si tienen el segundo hijo les toca mantener una familia de 8! ¡Demasiada presión!”, opina un usuario de Weibo sobre el tema.
“Estoy a favor de la liberalización de la política. Los problemas sociales, como las pensiones, la escasez de mano de obra, y el desequilibrio entre hombres y mujeres jóvenes, se han vuelto cada vez más evidentes”, añade Zui Kong.
“No estoy de acuerdo con que sigan la corriente con una política de un segundo hijo. Tener o no un bebé debe basarse en la situación de cada familia. Ahora se ve una gran brecha entre las zonas rurales y urbanas. Si la mayor parte de las familias tienen el segundo hijo, terminará volviéndose una carga para la sociedad.”
“Mi madre me dijo que cuando yo nací el hospital solo le costó 20 yuanes. Ahora los costos alcanzan los seis o siete mil yuanes, incluso más. Si el gobierno no reduce los costos de fertilidad, educación y vivienda, ¿quién va a querer tener más hijos?”, comenta Maggie Chow en la red social.
Si bien la medida parece ser un importante giro en la historia de China, su implementación y su alcance a futuro no están del todo claros. Esta política muestra claramente el poder que tiene el Partido Comunista Chino en la vida común y reproductiva de sus ciudadanos. Por el momento parece que la medida no cambiará la tasa de natalidad a menos que el gobierno ofrezca planes integrales para las familias que decidan aventurarse a tener un segundo hijo y, aún así, puede que la medida haya llegado demasiado tarde.
[Crédito foto: 14ymedio.com ]
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