El equilibrio de las formas chinas: Jerónimo Betancur y Andrés Rocha, arquitectos colombianos

In by Andrea Pira

Jerónimo Betancur y Andrés Rocha son dos colombianos que llevan 10 años viviendo en Beijing. Son arquitectos y desde hace seis años y medio tienen su propia empresa de diseño llamada Equilibrium Architecture. Edificios de oficinas, comercio y vivienda, colegios, jardines infantiles, museos, juzgados, hoteles y estaciones de tren hacen parte de su portafolio, además de tres primeros puestos en licitaciones a nivel nacional.

Los dos llegaron a China en el 2003. Se conocieron a finales de agosto y desde entonces mantienen una relación laboral que ha dado sus frutos. La gama de sus proyectos pasa por el urbanismo, diseño de edificios, paisajismo y diseño de interiores, lo que les ha abierto las puertas en varios campos.

El propósito de Jerónimo al llegar a China era hacer una pasantía corta en una empresa alemana de arquitectura, pero en la primera semana de estar en Beijing ya sabía que se quería quedar por largo rato. Con esa empresa trabajó durante tres años y participó en el diseño de proyectos como la ciudad de Eerduosi –una de las pocas ciudades construidas a partir de un proyecto concreto-, además del diseño del Coliseo Nacional a ser usado en los juegos olímpicos de 2008. Con este proyecto ganaron el primer puesto de una licitación a nivel nacional, pero en últimas no fue edificado debido a los altos costos de construcción.

Andrés por su parte llegó becado a China. Estudió un año el idioma y después hizo su maestría en arquitectura que duró otros tres años. Mientras estudiaba iba desarrollando proyectos conjuntos con Jerónimo y gracias a la sinergia creada entre los dos decidieron abrir una empresa de diseño apenas Andrés terminó sus estudios.

Dicen extrañar a la familia y la facilidad de comunicarse, pero que están felices en China y que algo de lo que más aprecian es la seguridad. Aun así piensan volver a Colombia en un mediano plazo. “La idea es aprovechar todo el trabajo realizado en China para llevar a Colombia inversión. Los proyectos que en Colombia se consideran de gran escala en China son totalmente minúsculos, y la idea es empezar con algo básico para ir incrementando el trabajo paulatinamente”.

Hoy los dos tienen 34 años, manejan el idioma y aseguran que esta es la característica fundamental para quien quiera venir a China a hacer negocios. “Lo primero es estudiar mínimo un año de mandarín. Además hay que entender que nada en China es a corto plazo. Todo pasa muy rápido, pero los ciclos y las relaciones toman bastante tiempo en desarrollarse y crecer. Por eso hay que tener paciencia y flexibilidad”, dicen con la experiencia de quienes llevan 10 años viviendo en este lugar.

“Las alianzas con chinos también son importantes. Nosotros hemos tenido buena y mala suerte con nuestros aliados. Poco a poco hemos aprendido a generar alianzas a través del empeño que le ponemos a nuestro trabajo”. Aseguran que en China es necesario pensar y producir más rápido sin bajar los estándares de calidad. Y dicen que la organización en tiempo y recursos es básica para para estar a la par con la dinámica china.

“Para nosotros la arquitectura es un balance entre arte y técnica. No somos formalistas, somos racionales. Para cada proyecto hacemos un análisis específico de todas las características que componen un lugar, como el clima, la cultura, la técnica utilizada en espacios compartidos, etc. Con esto vamos llenando vacíos. Además esos análisis nos sirven como herramientas de inspiración. Por eso nuestra oficina se llama Equilibrium Architecture, buscamos precisamente ese balance que da el estudio y la planeación”.

China Files: ¿Por qué China?

Andrés Rocha: por las oportunidades. Desde antes de venir ya se sabía que el crecimiento y el desarrollo de urbanización era y sería incomparable con cualquier otro país del mundo. Hemos tratado de aprovechar ese momento y durante estos años hemos hecho muchísimos proyectos. Hemos trabajado en ciudades grandes, medianas, pequeñas, con proyectos de todos los tamaños. Creo que aprovechando esas oportunidades hemos pasado por todos los campos de la arquitectura.

CF: ¿Cómo fue empezar una empresa en China? ¿Cuáles fueron los primeros retos?

Jerónimo Betancur: el registro de la empresa nos tomó algún tiempo. Al principio el lenguaje es una barrera pero paso a paso se aprende. Conseguir los primeros clientes tampoco fue fácil, aunque de hecho el primer proyecto que diseñamos juntos –antes de registrarnos como empresa-, fue construido, algo que no es muy común.

Esto fue en 2005. Una empresa de arquitectos nos contactó para que diseñáramos la sede de un banco en la ciudad de Yinchua –Capital de la provincia de Ningxia-. El concurso fue a nivel nacional y ganamos el primer puesto. Poco después el edificio recibió un premio como el mejor edificio de oficinas de la ciudad. Ese primer paso fue importante, además porque el producto fue enteramente diseñado por nosotros sin intervención del cliente, algo que no es tan normal en China, y que no es muy fácil de manejar.

CF: ¿Adaptan sus diseños al gusto chino?

AR: en china pesa mucho el estilo de diseño. Acá te piden proyectos con estilo español, toscana, california, griego, etc., entonces ya de entrada expresan cómo debe ser el producto. Pero por lo general, estos estilos no cumplen con el deber ser del lugar, pues es el mismo lugar el que indica cómo debe ser el edificio. Eso lo hace difícil.

Ahora existen empresas que realizan cualquier diseño que se les pida, perdiendo toda moral y ética de la arquitectura. Otras se niegan rotundamente a hacer proyectos que no vayan con su estilo de diseño. Nosotros nos enfocamos en tratar de crear un equilibrio entre lo que pide el cliente y lo que necesita el espacio, buscando siempre dejar nuestro sello en el proyecto.

JB: además, en Colombia por ejemplo se muestra generalmente un corte y una planta, y otros arquitectos encargados de escoger el modelo a construir deciden en base a esos datos. Acá no. Acá hay que explicar detalladamente todas las características del diseño, y mostrar que los problemas que enfrenta el lugar están solucionados. Por eso hacemos un libro de más o menos 50 páginas de todos nuestros proyectos, así al cliente le resulta más fácil entender y apreciar todos los detalles.

CF: ustedes diseñan interiores, edificios, paisajismo y urbanismo. ¿Qué es lo que más compran los chinos?

JB: las tendencias cambian con los años. Además tenemos que especializarnos y en los últimos dos años los proyectos que más hemos vendido son diseños arquitectónicos, de edificios. Esto se refiere a una escala más pequeña del urbanismo, que hicimos mucho durante el 2009 y 2010.

AR: nosotros le traemos al cliente una aproximación occidental al problema arquitectónico, pero que responde a unos requerimientos chinos. Podemos decir con mucho orgullo que llevamos 10 años trabajando como arquitectos en China y que por eso sabemos cuál es la arquitectura que debe tener un espacio determinado.

Además los chinos siguen creyendo en muchos conceptos e ideas extranjeras, entre ellas el diseño, pero también entendemos que es gracias al tiempo vivido en China que tenemos la capacidad de ofrecer productos con un diseño propio pero que abarca las necesidades y en la mayoría de los casos el gusto chino. No es que pensemos como chinos, pero si tenemos un conocimiento importante y relevante de la cultura, lo que nos da una ventaja competitiva importante.

CF: ¿Hay algún diseño en particular del que están más orgullosos?

JB: la semana pasada tuvimos una exposición donde mostramos cuatro proyectos que hicimos este año en diferentes ciudades de China. En Taiyuan –capital de la provincia de Shangxi- diseñamos un edificio de juzgados.

En Haiming –provincia de Zhejiang- diseñamos un museo, y en Jinan –provincia de Shangdong- diseñamos un jardín infantil. El otro es un club de golf que diseñamos para Shanghai, pero este no se va a construir.

Con el museo y el jardín infantil ganamos el primer premio en concursos nacionales. La Universidad de Beijing hizo un concurso para el diseño del modelo de un jardín infantil. Este modelo será replicado con el fin de crear una marca estandarizada en todo el país. Por eso, cada vez que se vaya a construir uno nuevo será bajo nuestra supervisión.

Pero en particular no tenemos un proyecto insignia. Le mostramos al cliente los proyectos que hemos realizado en diferentes campos para que se haga una idea de nuestro trabajo.

CF: ¿Qué piensan de la arquitectura masiva china, como la de Pan Shiyi por ejemplo?

AR: Pan Shiyi puede ser visto como uno de los ejemplos de arquitectura contemporánea china que si bien se construye a gran escala, ha logrado mantener un sello personal. Es una arquitectura que responde a técnicas y estilos actuales, no es falsa.

JB: otra marca constituida en China es el grupo Wanda. Ellos ya se han instaurado como uno de los mayores diseñadores arquitectónicos, con un estilo propio. Fueron capaces de desarrollar una estética que responde a las necesidades actuales y a la técnica de hoy en día en términos de sistemas constructivos en general.

CF: Durante los próximos años el gobierno chino planea mover 250 millones de personas del campo a la ciudad. ¿Cómo ven ustedes este reto que enfrentan desde ya los centros urbanos en el país?

AR: la urbanización es una tendencia global. Se calcula que hace 50 años solamente el 25% de la población mundial vivía en las ciudades, hoy en día se habla del 50%. En China la población urbana es del 46%, y según analistas del tema la única opción que el ser humano tiene para sobrevivir –siendo tantos millones- es si se urbaniza hasta un 80 o 90%.

En ese sentido se tecnifica el campo, se necesita menos gente para trabajarlo y se consumen menos recursos, pero solo si se organiza y planifica de una buena manera. Si se logra universalizar el concepto de ciudad se podría llegar a liberar grandes zonas del planeta que están siendo pobladas de manera poco productiva. Además, concentrando la gente se establecen otros parámetros que mejoran la calidad de vida, como educación o acceso a la salud. La ciudad bien planeada trae muchos beneficios. China lo sabe y lo está haciendo, muy al contrario de lo que pasa en países como Colombia.

El caso de Colombia es complejo pues gran parte de la población migrante lo hace huyéndole a la guerra, mientras que en China la gente que llega a las ciudades lo hace buscando una mejor calidad de vida. Muchas veces el ciudadano colombiano que llega del campo a la ciudad vive en peores condiciones de las que vivía anteriormente.

JB: por eso el caso chino es tan interesante, el gobierno realmente se está preparando para ese cambio. Todavía se cometen errores, y aún no se ha desarrollado el modelo perfecto de urbanización que cree un equilibrio estable entre campo y ciudad. Pero hay que intentarlo, y hacer énfasis en el concepto de tecnificación del campo.

CF: Beijing es una ciudad que ha sufrido migraciones masivas desde hace algunas décadas. Los siheyuan –casas tradicionales- se convirtieron paulatinamente en hutongs –barrios tradicionales-, y actualmente gran parte de estos lugares están siendo demolidos para crear nuevos edificios. ¿Cómo analizan estos cambios en la arquitectura tradicional?

AR: es realmente durante la revolución cultural cuando se empiezan a transformar los siheyuan en hutongs. Se pasa de una a varias familias compartiendo un espacio reducido, y en la mayoría de los casos estos lugares se tugurizaron. El modelo de vivienda anterior funcionaba perfectamente porque la densidad de habitantes era muy baja, pero debido a la explosión demográfica la ciudad tuvo que adecuarse a sus nuevas características. Fue en ese momento que los siheyuan dejaron de existir.

Los problemas técnicos de habitabilidad se incrementaron considerablemente pues los cambios que realmente se necesitaban en infraestructura no se hicieron, debido en gran parte a la falta de posibilidades de mejoramiento. En ese momento el hutong ya no era una figura urbana ni arquitectónica agradable.

Esto no quiere decir que su masiva destrucción sea algo positivo. Son lugares que mantienen una tradición arquitectónica y cultural enorme, además de las dinámicas sociales internas. Los beijingeses de tiempo atrás las recuerdan con nostalgia.

Pero la posición del gobierno es clara. Siempre han dicho que esos lugares están dañados y hay que tumbarlos. La posición de quienes defienden su conservación es que si bien están dañados hay que recuperarlos y no tumbarlos. Lo que pasa es que el gobierno chino se sostiene con la venta de finca raíz, no con los impuestos, y el lugar donde están los hutongs es el de mayor precio de todo el país, están en el centro de Beijing.

Por eso el gobierno tiene dos opciones. Invierte el dinero necesario para recuperar algo que está en mal estado desde hace muchos años, o recibe dinero de algún empresario que construirá algo que el mismo gobierno va a mostrar como el desarrollo de la ciudad.

En ese sentido, el gobierno está tomando la opción más práctica –sin tener mucha consideración del pasado, presente o futuro de estas estructuras tradicionales e importantes tanto histórica como socialmente-, que es recibir dinero, dar una imagen del progreso de la ciudad y además se quita un problema de encima que es mantener estos parches en la ciudad.

JB: los hutongs tienen un valor histórico muy importante, pero no son prácticos actualmente, y si en algo se destacan los chinos es en su pragmatismo.

También puedes leer:

– Voz latina: “China cambió mi vida”, entrevista al sinólogo peruano Guillermo Dañino

– Voz latina: Osmani Castillo y Denisse Hernández traen el sabor latino a Beijing

– Nuevo museo del hutong

[Crédito foto: Conexión Colombia]