Un año negro para la libertad de prensa en el mundo

In by Simone

2011 fue un año muy movido a nivel internacional. Revueltas populares en todo el mundo árabe, la caída de al menos cuatro gobernantes autoritarios, un terremoto que desató una crisis nuclear, deudas públicas que amenazan la estabilidad financiera de todo un continente y protestas masivas motivadas por la crisis económica. Como cabría de esperarse en un año tan global, la prensa desempeñó un papel fundamental documentando, acompañando y contextualizando los acontecimientos. Precisamente por ese motivo, 2011 fue también el año de mayor acoso a la prensa y los periodistas en mucho tiempo, según concluye el informe anual de Reporteros Sin Fronteras. China ocupa uno de los últimos lugares.
“Mano dura fue la palabra del año en 2011. Nunca la libertad de información había sido tan estrechamente asociada con la democracia. Nunca los periodistas habían, a través de su reportería, enojado tanto a los enemigos de la libertad. Nunca habían sido tan numerosos los actos de censura y los ataques a periodistas. La ecuación es sencilla: la ausencia o la supresión de los derechos civiles lleva necesariamente a la supresión de la libertad de prensa”, señaló Reporteros Sin Fronteras, la ONG francesa que monitorea la libertad de prensa en todo el mundo.

El mapamundi de los ataques contra la prensa cambió de manera significativa en 2011, especialmente a causa de la Primavera Arabe y de sus efectos en todo el mundo. “El índice de este año ha visto muchos cambios en los rankings, reflejando un año increíblemente rico en acontecimientos, sobre todo en el mundo árabe”, concluye el informe de RSF.

No sólo la prensa tradicional tuvo que enfrentar obstrucciones constantes o prohibiciones totales -como en Siria- a la hora de cubrir la situación política, sino que incrementó notablemente el número de detenciones, amenazas y medidas represivas contra periodistas aficionados y ciudadanos que ayudaban a circular imágenes e información en lugares a los que los medios no tenían acceso.

En el sótano de la lista está Eritrea, mayor infractor de la libertad de prensa -según la medición de RSF- por quinto año consecutivo. Muy cerca vienen Corea del Norte y Turkmenistán, seguidos por Siria, Irán y China. En el caso chino, Reporteros Sin Fronteras señaló que la censura, el control de la información y la propaganda se incrementaron durante este año, de manera particular en las redes sociales y la blogósfera. “Las primeras protestas en los países árabes y los posteriores clamores de democracia en algunas de las principales ciudades chinas desataron una ola de detenciones que no da señales de parar”, señaló la ONG, recalcando -como ya había documentado en diciembre el Comité para la Protección de Periodistas, la otra reputada ONG de monitoreo de liberad de prensa- que ningún país del mundo tiene más periodistas, blogueros y disidentes cibernéticos detenidos.

Muchos países cayeron más de 30 puestos respecto al informe del año pasado, reflejo de la manera cómo sus gobiernos respondieron a movimientos ciudadanos o simplemente de sus intentos por limitar la libertad profesional de la prensa. Bahrein, que reprimió brutalmente las protestas al comienzo de la Primavera Árabe, cayó 29 puestos hasta el “top 10” negativo. Egipto cayó 39, debido a los intentos del viejo régimen de Hosni Mubarak por controlar el flujo de información, que incluyeron un apagón total de Internet. También países que no vieron movimientos ciudadanos, pero sí las condiciones de ejercicio de la profesión gravemente limitadas por leyes cayeron. Malawi, que cayó un récord de 67 puestos, Uganda y Djibouti vieron ambientes muy deteriorados para el ejercicio periodístico.

Pero no sólo los “sospechosos de siempre” recibieron tirones de oreja por las dificultades encontradas por periodistas en el ejercicio de su oficio. Varios países desarrollados impusieron restricciones al cubrimiento mediático, como durante la crisis nuclear de Fukushima en Japón, o a la información, como sucedió en Australia. Los proyectos legislativos para coartar las posibilidades investigativas de la prensa en Italia, el escándalo de espionaje periodístico en Gran Bretaña y la falta de protección durante las protestas en Grecia también aparecen reseñadas.

Hay también sorpresas positivas. Por primera vez, dos países africanos – Cabo Verde y Namibia- figuran en la lista de los 20 con mayor libertad de prensa. A pesar de las precariedades económicas, los medios en Níger se vieron beneficiados de proyectos legislativos que mejoraron sus condiciones de trabajo y la transparencia, reflejados en un salto de 75 puestos.

A nivel latinoamericano los resultados son mixtos. Costa Rica, en el puesto 19, sigue siendo el único país en la parte alta de la lista. En el top 50 sólo le acompañan Uruguay, El Salvador y Argentina. Las condiciones para el periodismo se deterioraron notablemente en Brasil, debido a la corrupción y las presiones políticas contra periodistas, y en Chile, por la respuesta poco adecuada de las fuerzas del orden al cubrimiento de las protestas estudiantiles. La situación sigue siendo preocupante en Ecuador, Colombia, Venezuela y México.