Turismo rojo: un negocio y un proyecto político

In by Andrea Pira

 El turismo rojo es una actividad que en los últimos años, la República Popular de China ha intentado explicar más que cualquier otra actividad. En parte, el turismo rojo es regresar sobre los hitos de la fundación de la China moderna, tratar de imaginar lo que era antes de 1949 y en lo que se ha convertido hoy. Es así como la nueva China recuerda y hace honor a su historia y de cómo la nueva clase media china que viaja va en busca de sus orígenes. A nivel nacional, los visitantes relacionados con el llamado ‘Turismo Rojo’ han aumentado de 670 millones en 2012 a 786 millones en 2013, duplicando el ritmo del mercado turístico interno. En los últimos diez años, China ha invertido más de 1.087 millones de dólares para desarrollar el turismo en los sitios de las batallas más famosas o lugares símbolo de la vida del máximo dirigente del Partido Comunista de China.

Es un proyecto económico que busca revitalizar las zonas rurales, contrario a las interminables campañas políticas chinas que pretenden revivir la fe en una ideología, la cual en los últimos treinta años ha perdido el control sobre la gente, que está más ocupada en correr detrás del progreso y el enriquecimiento individual. Aún hay rincones olvidados que gozan de un resplandor repentino.

Entre estos se encuentra Ruijin, un pequeño pueblo en las montañas del sureste de China en donde Mao Zedong estableció el gobierno soviético chino durante 1933. Hoy es una de las capitales del ‘Turismo Rojo’ e incluso contiene un parque temático. Todos los turistas (no locales) tienen que pagar 4 dólares para entrar. El gobierno municipal espera que en el futuro centenares de familias sean capaces de trabajar y que los ingresos sean de más de millón y medio de dólares.

Un experimento que se ha repetido en muchos lugares de China, del cual hay muchos que se lamentan. Algunos sostienen que no se debe pagar la entrada, otros aseguran que los alimentos vendidos en el interior son demasiado caros. Los turistas se quejan de la baja calidad y alto precio de los recordatorios y los comerciantes dicen que no pueden hacer otra cosa porque los alquileres locales son muy altos. Pero a pesar de la controversia, los ‘turistas rojos’ continúan creciendo.

En Yan’an, la cuna de la revolución comunista, la mayoría de los turistas son jóvenes (dos de cada tres todavía no han cumplido los 35 años) y sigue en aumento. En el 2013 hubo aproximadamente treinta millones más de visitantes, 30 por ciento más que el año anterior.

Yan’an no es exactamente el lugar que se podría pensar en ir de vacaciones. Se trata simplemente de un pueblo tallado en roca, un rincón polvoriento en la región centro-norte de Shaanxi, que se convirtió en el punto final de la Larga Marcha, en donde cientos de miles de soldados caminaron más de diez mil kilómetros para escapar de las fuerzas nacionalistas del Kuomintang.

Hoy, las cuevas, con excepción del entonces hogar de Mao Zedong, de Zhu De, Zhou Enlai y otros líderes importantes se han convertido en tiendas de recuerdos. En todos los lugares se puede jugar con la chaqueta y el sombrero azul típico de aquellos años y tomar fotografías. Incluso se puede participar en las reconstrucciones históricas de las grandes batallas libradas por el Partido Comunista contra los nacionalistas. Ser testigo de esto cuesta alrededor de 19 dólares y, con una adición de 7 dólares, se puede formar parte de la reconstrucción histórica, completamente vestido con el uniforme de los nacionalistas o de los comunistas.

Según le dijo Liu Xiao, del Instituto de Turismo de la Universidad Unión de Beijing, al Financial Times, el ‘Turismo Rojo’ está ganando popularidad debido a que los paquetes son más baratos en comparación con otros paquetes de vacaciones para los jóvenes. "Quieren averiguar lo que inspiró a la generación más vieja que ayudó a superar muchas dificultades”.

Dai Bin, presidente de la Academia de Turismo de China, confirmó: "El Turismo Rojo es ante todo un proyecto político, que le recuerda a los jóvenes y a la gente rica la dificultad de los tiempos".

[Escrito para el Fatto Quotidiano; crédito foto: www.jacksonlowen.com]

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