Sinología: La batalla diplomática de Beijing y Taipei en América Latina y el Caribe

In by Andrea Pira

Esta semana les presentamos una sinología escrita por Mario Esteban Rodríguez, investigador del Centro de Estudios de Asia Oriental de la Universidad Autónoma de Madrid. El texto, publicado en la Revista CIBOD d´Afers Internacionals 81, examina las relaciones de Amárica Latina y el Caribe con Beijing y Taipei, y analiza los posibles cambios que se puedan dar en materia diplomática entre las tres partes.
Desde la fundación de la República Popular China el 1 de octubre de 1949, ésta ha librado con la República de China (Taiwán) una lucha por el reconocimiento diplomático internacional. Tras dos décadas de predominio de Taipei, Beijing consiguió invertir la situación gracias al proceso de descolonización, su entrada en Naciones Unidas en noviembre de 1971 y su acercamiento a Washington con la Administración Nixon. Durante los últimos 35 años, Taiwán ha ido perdiendo progresivamente el reconocimiento diplomático de sus principales aliados. Actualmente sólo 23 estados mantienen relaciones diplomáticas oficiales con Taiwán, y ninguno de ellos es un actor influyente en la comunidad internacional: 12 de estos 23 estados están en América (seis en Centroamérica, cinco en el Caribe y uno en Sudamérica), por lo que esta región es actualmente el epicentro de esta competencia diplomática entre China y Taiwán. Prueba de ello es que el pasado abril Taipei logró arrebatar a Beijing el reconocimiento de Santa Lucía, mientras que Beijing hizo lo propio con Costa Rica en junio.

La actividad diplomática está siendo frenética. La vicepresidenta taiwanesa Lu Hsiulien realizó, a principios de julio, una gira llamada “Plan de estabilización de los aliados” por República Dominicana, Paraguay y Guatemala, con escalas en Panamá y Estados Unidos; y el presidente Chen Shui-bien visitó Honduras, El Salvador y Nicaragua del 21 al 29 de agosto, y asistió a la cumbre con los aliados centroamericanos de Taiwán celebrada en Tegucigalpa (Oficina del Presidente, Republica de China). Por su parte, China acogió el Primer Foro de Amistad entre China y Latinoamérica y el Caribe a mediados de septiembre de 2007 en Chongqing (Diario del Pueblo en Línea, 17.09.2007). Hay varios factores que influyen a la hora de que un país latinoamericano reconozca como Estado a la República Popular China o a la República de China: desde su coyuntura política doméstica, hasta el peso económico de Beijing y Taipei (comercio, ayuda, inversión), pasando por condicionantes geoestratégicos como la presión de terceros países o la actuación de China y Taiwán en diferentes foros internacionales. Este artículo pretende exponer los términos en que se está librando esta disputa diplomática, analizando tanto las estrategias empleadas por las partes como su impacto geoestratégico y sus perspectivas de evolución futuras. Desde esta óptica se considera que el cambio de reconocimiento de San José a favor de Beijing no producirá una reacción en cadena contra Taiwán en la región.

BREVE INTRODUCCIÓN HISTÓRICA

Durante sus dos primeras décadas de existencia, la República Popular China cosechó escasos éxitos políticos en América Latina, región que se mostró más impenetrable políticamente para Beijing que el resto del mundo en vías de desarrollo (Ratliff, 1972: 857). De hecho, tras veinte años de existencia, la República Popular China sólo había conseguido ser reconocida como Estado por un país latinoamericano, Cuba, en 1960. Aunque la relación con La Habana se tensó rápidamente debido al alineamiento de Castro con Moscú. Sin embargo, el fin de la Revolución Cultural y el acercamiento entre Beijing y Washington, propició un giro en la política exterior china, sustituyendo su política exterior revolucionaria por otra más pragmática, cuyo principal objetivo era establecer relaciones diplomáticas oficiales con los países de América. Si a este cambio en la orientación de la política exterior china y norteamericana, que permitía a diversos gobiernos militares latinoamericanos percibir a Beijing como un apoyo en su oposición a Moscú, unimos el mayor afán de autonomía respecto a Estados Unidos de varios gobiernos latinoamericanos en su política exterior, entenderemos por qué en la década siguiente China consiguió establecer relaciones con 13 países latinoamericanos. Estos fueron, en orden cronológico, los siguientes: Chile, Perú, Ecuador, México, Argentina, Guyana, Jamaica, Trinidad y Tobago, Venezuela, Brasil, Surinam, Barbados y Colombia. Colombia fue el último gran país latinoamericano en reconocer como Estado a la República Popular China, el 7 de febrero de 1980.

Hasta la represión de la revuelta de Tiananmen, Beijing consiguió entablar relaciones diplomáticas oficiales con Antigua (1983), Bolivia, Granada, Nicaragua (1985), y Uruguay (1988). Tras cerrar su embajada en Montevideo, Taiwán apenas mantenía relaciones diplomáticas oficiales con 11 países de Latinoamérica y el Caribe. En cualquier caso, Taipei logró contrarrestar parcialmente estos éxitos de Beijing mediante una ofensiva diplomática basada en la concesión de ayuda técnica, fundamentalmente en el sector primario. Así logro establecer relaciones diplomáticas oficiales con varios países del Caribe, San Vicente y Granadinas (1981), Dominica (1983), San Cristóbal y Nevis (1983), y Santa Lucía (1984). La pérdida del reconocimiento de Uruguay evidenció el agotamiento de una relación basada tradicionalmente en el anticomunismo y en el personalismo, así como la insuficiencia de una cooperación limitada a la ayuda técnica. Esto, unido a que la paulatina pérdida de los aliados más importantes de Taiwán en otras latitudes daba un creciente peso específico a sus aliados americanos, se tradujo en un notable incremento de los recursos que Taipei, y como respuesta también Beijing, invirtieron en su competencia diplomática en la región.

Desde 1989, Taiwán consiguió establecer relaciones diplomáticas con cinco países americanos: Bahamas, Granada y Belice en 1989, Nicaragua en 1990, y Santa Lucía en 2007. Beijing hizo lo propio con Bahamas y Santa Lucía en 1997, Dominica en 2004, Granada en 2005, y Costa Rica en 2007. Antes de entrar a explicar en detalle qué mecanismos actuaron detrás de estos movimientos diplomáticos, las fechas en que se produjeron indican que Taipei pasó a la ofensiva a finales de los ochenta y principios de los noventa, mientras que Beijing tomó la iniciativa en los últimos 10 años. En esta última década, la presencia de China en América Latina ha crecido exponencialmente, especialmente en la esfera económica. En cualquier caso, no debe olvidarse que la visita de Estado de Yang Shangkun, entonces presidente de la República Popular China, a México, Brasil, Uruguay y Chile en mayo de 1990, supuso un hito fundamental en el incremento de la actividad diplomática de China en la región.

AYUDA EXTERIOR Y COMPETENCIA DIPLOMÁTICA

Desde los años cincuenta y durante casi cuatro décadas, la economía taiwanesa creció a una tasa media cercana al 9% anual. Además, su superávit comercial también comenzó a aumentar de forma notable y sostenida desde 1970, justo cuando empezaba a deteriorarse irremisiblemente su estatus diplomático internacional. Esto hará que, desde finales de los años ochenta, Taiwán pueda definirse como un país económicamente rico, pero diplomáticamente pobre. En este marco, Taiwán fundó en 1988 el Fondo de Cooperación Económica y Desarrollo de Ultramar, rebautizado en 1991 como Fondo de Cooperación Económica y Desarrollo Internacional.

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