Si “el opio del pueblo” se vuelve útil en China

In by Andrea Pira

Francisco no se reunió con el Dalai Lama. Aparte de las relaciones formales actuales entre la Santa Sede y la República Popular de China, se habla de un acercamiento entre la Iglesia Católica y el Partido Comunista de China. El gigante asiático representa una población de 1,4 millones de personas. Esto no se puede seguir ignorando, incluso desde un punto de vista religioso.
"El Dalai Lama puede esperar" expresó la crítica cuando el Papa Francisco no se reunió con la máxima autoridad del budismo tibetano. Por su parte, el portavoz de la Santa Sede no especificó si la decisión había sido tomada personalmente por el sumo pontífice.

"El gobierno dijo que una visita al Vaticano fue imposible porque podría crear problemas", explicó el Dalai Lama. Tenzin Gyatso, de 79 años y Premio Nobel de la Paz en 1989, se encontraba en Roma para asistir a la XIV Cumbre del Premio Nobel de la Paz. La ceremonia debió haber sido celebrada en Sudáfrica, pero el país le había negado la visa al líder tibetano por tercera vez en cinco años.

Desde el comienzo del nuevo milenio, inversamente proporcional al crecimiento económico de China, el número de reuniones oficiales del Dalai Lama en el exilio con los jefes de Estado de otros países ha disminuido. Pero, sin duda, el chantaje comercial implícito que la República Popular ha ejercido sobre otras naciones no se aplica al Vaticano, uno de los pocos países que todavía no tiene relaciones formales con China. Además, la Santa Sede se encuentra en la pequeña minoría (23 países en el mundo) que reconoce a Taiwán a expensas de las relaciones con el país "comunista" que ahora amenaza la supremacía económica de Estados Unidos.

Se estima que hay 12 millones de católicos en China, y más de 3.000 sacerdotes. De ellos, alrededor de la mitad son reconocidos por la Asociación Patriótica de China. Los otros están obligados a vivir en las sombras. La República Popular de China, de hecho, no tolera que se reconozca al Papa como la máxima autoridad. Para ser reconocidos por la República Popular, los obispos deben ser designados por la Asociación Patriótica.

A pesar de esto, se habla de un acercamiento entre las dos autoridades en conflicto. Francisco le escribió al presidente de China, Xi Jinping, cuando asumió el cargo en marzo de 2013 y este verano se concedió el permiso para sobrevolar el espacio aéreo de China, una bendición según el protocolo, el país y sus ciudadanos. Por otro lado, varios analistas que poseen un profundo conocimiento sobre la realidad de China, admiten a regañadientes que una Iglesia que obedezca al Partido Comunista podría ser útil para llenar el vacío espiritual de la moderna sociedad de consumo china.

"El opio del pueblo", entonces podría ser en un futuro próximo un elemento de disuasión útil para la ira popular causada por las crecientes disparidades económicas y sociales. Y el gesto del Papa de no reunirse con el Dalai Lama, podría leerse en Beijing como señal de obediencia. Un jesuita como él lo sabe. Esto sugiere que, incluso con respecto a la religión, la República Popular es un gran mercado.  

Artículo producido para Il Fatto Quotidiano, Italia



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