Romeo y Julieta: las muchas caras de la nueva China

In by Andrea Pira

Eran vecinos e incluso podían hacer negocios juntos, pero ¿qué habría pasado si se casaban? El diario China Daily recuenta la historia de los Xu y los Zhong, dos familias campesinas chinas de la provincia de Guangdong que, al estilo de los Capuleto y los Montesco de Romeo y Julieta, están enfrentadas desde hace más de 100 años. La historia cuenta que hace más de un siglo hubo una pelea entre los Xu, provenientes de Xizhou, y los Zhong, de Xiapu. Aunque nadie recuerda exactamente cómo sucedieron los hechos, habitantes de ambos pueblos han confirmado que cuando la dinastía Qing (1644-1912) estaba llegando a su fin, hubo un enfrentamiento armado entre las dos familias. Desde entonces, las relaciones amorosas entre ellos quedaron terminantemente prohibidas y, de no ser así, podría ocurrir una desgracia.

Según la tradición, defendida por los ancianos locales, sería mejor que entre los dos pueblos no hubiera ninguna boda. De acuerdo con el abuelo Xu, de 80 años, la unión entre los dos clanes solo crearía el inexorable destino de matar todas las alegrías de los miembros de la familia. “Hace muchos años, un hombre de los Xu se casó con una Zhong. Sin embargo, el matrimonio no duró mucho tiempo ya que la mujer murió dando a luz. A pesar de que su hijo sobrevivió y ahora está casado, él y su pareja no han sido capaces de tener hijos. Su linaje llegó a su fin”.

Sin embargo, la historia no termina ahí. En 2007, el joven Xu Tian se enamoró de Zhong Xin. Tenían la misma edad y por fortuna su amor fue correspondido. Los dos estaban todavía en la escuela media. Desde hace ocho años, el Romeo y la Julieta modernos, y en una versión china, continuaron viéndose en secreto, y algunos han afirmado que "incluso ni un hacha podrá separarlos". Xu Tian, hoy se pregunta: "¿Por qué tenemos que pagar nosotros por una ira dañina que cultivaron nuestros antepasados? Esto no es justo con nosotros”.

Pero hay una buena señal. La situación tendría que cambiar tarde o temprano. Mientras tanto, al menos una docena de otras parejas ha "estallado" en contra de la presión de los sacerdotes que se oponen a la unión y recuerdan continuamente la antigua enemistad. De acuerdo con una joven del clan Xu, ninguno de los jóvenes se atreve a rebelarse contra la norma, aunque carezca de algún sentido.

Según el China Daily, los dos pueblos no son los únicos que experimentan una situación como esta. Los migrantes rurales jóvenes van a las grandes ciudades para trabajar y luego regresan a los pueblos en busca de otras oportunidades laborales o simplemente diversión. Así bien, el resultado es una fusión de costumbres, consumo y tecnología. A menudo, a los campesinos chinos se les puede ver con teléfonos inteligentes, un hecho que refuerza lo que dicen los líderes de Beijing: en China conviven el primero, segundo y tercer mundo juntos.

Los funcionarios locales de Xizhou y Xiapu dicen que no pueden evitarlo: la costumbre se arraiga y cortarle las alas a cualquiera resulta "ilegal". Aparentemente, la complejidad china que se manifiesta en un pueblo es difícil de comprender. Luigi Tomba, investigador de la Universidad de Canberra que ha estudiado las comunidades urbanas y rurales de China desde hace quince años, explicó cómo las historias y las idiosincrasias locales específicas pueden determinar los destinos colectivos.

"Son incontables las variables que afecta una norma impuesta por toda una comunidad. Pertenecer al clan dominante en un pueblo es favorable para construir una carretera, mientras que el pueblo vecino lo rechazará porque debe pasar en su tierra. Sin embargo, tendremos una comunidad que se desarrolla y sigue siendo firme”. En China, la diferencia convive a pocos metros de distancia.

[Artículo producido para el Fatto Quotidiano]

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