Un asentamiento de 20 millones de personas, con 5 millones de autos, rodeado de montañas por una parte y por un inmenso desierto por otra se parece a una trampa mortal. Es la descripción de Beijing, una de las ciudades más contaminadas del mundo. La semana pasada el smog se mantuvo a niveles altísimos alcanzando la alerta naranja.
La taza normal de pm10 ( indice que mide las partículas sólidas menores a 1 micrómetro dispersas en la atmósfera) es de 35. En Beijing puede alcanzar los 600 con frecuencia. La situación no es mucho más alentadora en las otras ciudades chinas e incluso en muchas zonas rurales en donde las emisiones de las fábricas son arrastradas por el viento. La semana pasada los niveles de contaminación en la capital china se mantuvieron altísimos.
Las autoridades tomaron medidas para intentar paliar la situación. El gobierno municipal de Beijing decretó el viernes pasado la alerta naranja, la segunda más alta en una escala cromática de cuatro niveles, lo que prohíbe automáticamente la actividad de las plantas manufactureras en el área y prohíbe las actividades obras de construcción.
El Ministerio de Protección Medioambiental envió una docena de equipos de inspección a fábricas de las afueras de Beijing para controlar que se cumpliera con la reglamentación contra la contaminación, según informó la agencia oficial Xinhua.
El ayuntamiento de Beijing envió un comunicado el mismo día en el que recomienda que los niños, los ancianos y quienes padezcan problemas respiratorios permanezcan en el interior de las viviendas.
Las escuelas de la municipalidad han cancelado también las actividades deportivas y al aire libre. La ciudad de Shijiazhuang, capital de la provincia de Hebei también se encuentra en alerta naranja y ha impuesto restricciones de un 20% al tráfico rodado privado. El año pasado China también comenzó el año con niveles altos de smog.
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