Nobel de la Paz derrota gobierno militar en Myanmar

In by Andrea Pira

Después de dos décadas de estar en prisión, Aung San Suu Kyi, la legendaria Nobel de Paz, arrasa en las elecciones generales de Myanmar. A pesar de esto, no podrá gobernar.
El presidente de Myanmar, Thein Sein, envió sus felicitaciones a su nueva sucesora, Aung San Suu Kyi, y su partido por "reunir el apoyo de la gente". La declaración, divulgada en una publicación de Facebook, equivale a una admisión de derrota por el presidente, un ex general que había sido respaldado por militares durante los últimos cinco años.

"El gobierno va a respetar y seguir la elección y la decisión del pueblo, y trabajar en la transferencia de poder de manera pacífica de acuerdo con el calendario", dijo el mensaje de la red social. Este es un triunfo histórico para Myanmar y su nueva presidenta, pues la historia de cómo llegó al poder se asemeja a la del difunto presidente de Sudáfrica, Nelson Mandela.

Hace cinco años, parecía imposible que esta mujer de 70 años lograra hacerse con el poder, pues el gobierno militar se encargaba de que todos aquellos que tuvieran una foto suya o la respaldaran fuesen castigados o encarcelados. Muchos nunca regresaron.

Hoy en día, el panorama es radicalmente distinto, pues en las calles de Rangoon abundan las imágenes de esta mujer. La razón es sencilla: la Liga Nacional para la Democracia (LND) –partido fundado por ella a finales de los 80- logró obtener dos tercios de la votación en las elecciones.

Pero el camino no ha sido fácil, pues este es el punto culminante de un movimiento de desobediencia civil que comenzó en 2010 y que buscaba que Myanmar adoptara la democracia como sistema de gobierno. Finalmente, y después de 60 años bajo gobiernos militares, es el comienzo de otra era en el país. No obstante, esta no es la primera vez que Aung San Suu Kyi y su partido logran un triunfo importante, pero sí la primera vez que los militares lo reconocen.

La actividad política de Aung San Suu Kyi comenzó a finales de los años 80, después de que regresara del Reino Unido. En es entonces, el descontento social y político en Myanmar era enorme. Por todo el país se extendían marchas estudiantiles, y los monjes budistas protestaban por la miseria que había dejado la dictadura de 30 años del general Ne Win. Estas protestas llevaron a la renuncia de Ne Win, y convirtieron a Suu Kyi, quien fundó la LND, en un símbolo de lucha.

Esto hizo que el gobierno militar comenzara a perseguir a los militantes de la LND y reprimiera violentamente muchas de sus marchas y reuniones. En las elecciones de 1990, la junta militar heredera de Ne Win desconoció la abultada victoria de la LND, reprimiendo a los militantes del partido, y condenó a Suu Kyi a prisión domiciliaria, donde pasó cerca de dos décadas. Al igual que pasó con Nelson Mandela en Sudáfrica, Suu Kyi se convirtió en un referente mundial de la lucha no violenta a favor de la democracia y los derechos humanos, por lo que se le concedió el Premio Nobel de la Paz en 1991.

Aún así, la ganadora del nobel no podrá gobernar el país. Se lo prohíbe la Constitución, otro gesto de los militares contra ella. En respuesta, la presidenta electa ha asegurado que estará “por encima” del jefe de Estado y ha pedido un diálogo de reconciliación nacional. El reto que le espera es enorme, pues recibe un país en medio de difíciles conflictos étnicos, extremismo budista y maltrato a la minoría musulmana rohinyá. Lo más difícil está, quizás, por comenzar.

[Crédito foto: oberygiant.com]
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