Mitos y leyendas del día del dragón

In by Andrea Pira

Hoy se celebra el Duan Wu Jie, conocido en español como el Festival del Bote del Dragón. Hay quienes dicen que el Festival de Duan Wu es el día más significativo para adorar al animal mitológico más importante de China. Otros dicen que su celebración se hace para recordar el amor filial. Sin embargo, la leyenda de Qu Yuan es la más popular dentro del imaginario colectivo chino. Aquí les presentamos algunas aproximaciones a este festival de tres días de duración, que además de carreras de botes, acostumbra reunir a la familia entorno al vino y a las deliciosas Zong zi.
El Dragón

El festival Duan Wu –literalmente traducido como bajo el mediodía– se celebra el quinto día del quinto mes del calendario lunar. Este es el día más largo del año, y se conoce en occidente como el Solsticio de Verano.

En la tradición china, el sol y el dragón son asociados con la energía masculina –yang-, mientras la luna y el fénix son asociados con su contraparte femenina: yin. Este precepto taoísta deriva de la dualidad existente en todo el universo.

Por ser el día más largo del año, en el Duan Wu –también conocido como “doble cinco”- el culto al dragón evoca también el culto al sol y al cambio. Esta época es importante para la china rural, pues marca el arribo del verano, y con él la siembra de nuevas plantas de arroz.

Se estima que el festival fue creado hace aproximadamente 2500 años, con el fin de rendir tributo al dragón. Este animal mitológico es el más fuerte y poderoso de la tradición china: puede vivir en las montañas, en las nubes, ríos y océanos. Se cree que gracias a él –o a causa de él- la lluvia llega en momentos de sequía y los ríos se desbordan en el invierno.

Cuando se creó el festival, botes pintados de colores fuertes, con cabeza y cola de dragón, competían entre sí hasta recoger una bandera plantada en el extremo opuesto del río. Se dice que durante la competencia era posible –y necesario- agredir al contrincante con piedras y palos para que su bote naufragara. Quienes caían al agua no eran auxiliados, y se pensaba que su muerte era el tributo que los humanos debían rendir al temido dragón.

Desde entonces, las reglas han cambiado. Ya no se puede agredir al contrincante, pero todavía se compite para ver quien alcanza primero la bandera.

La Leyenda

Qu Yuan era un poeta y asesor del gobierno del Reino Chu en el periodo conocido como Reinos o Estados en Guerra (475-221 a.c.). Era de linaje noble y su relación con el gobierno era muy estrecha. Su alto grado de educación era envidiado por otros asesores gubernamentales, quienes siempre esperaron la ocasión para deshacerse de él.

También era conocido por el pueblo como alguien humilde, pero perspicaz y nacionalista a la hora de negociar con otros reinos. Su poesía era conocida a lo largo del reino Chu, que para la época abarcaba casi un tercio del actual territorio chino. El otro gran reino era el Qin, ubicado en la frontera oesta de Chu.

Alrededor del año 300 a.c., un emisario del reino Qin llegó a la corte del Rey Huai, monarca del reino Chu. Su ofrecimiento era de paz si aceptaba una alianza entre los dos reinos. Qu Yuan, quien no confiaba en las benévolas intenciones de aquel emisario, aconsejó al rey hacer caso omiso de la propuesta, y en su lugar negociar con el reino Qi, al norte de Chu.

Lo que Qu Yuan no sabía era que el Rey Huai ya había negociado una alianza con el reino Qin, así que, aprovechando esta situación, otros consejeros del rey lo acusaron de deslealtad, y el Rey lo envió al exilio.

Se dice que mientras Qu Yuan estaba fuera del reino y de los círculos del poder, escribió las más bellas poesías jamás escritas. Uno de sus últimos versos dice así:

“Más de un profundo suspiro tengo en mi desesperación,
Duelo de haber nacido en un momento tan desafortunado.
Uní un equipo de dragones de jade a un carruaje de fénix,
Y esperé que el viento arribara
Para elevar mi viaje.”

Qu Yuan esperó pacientemente a que el rey se diera cuenta de su error, algo que nunca sucedió. En su tristeza, tomó una roca de gran tamaño, la ató a sus pies y saltó al río Miluo -el quinto día del quinto mes.

Pescadores que presenciaban la escena partieron rápidamente en sus botes para salvarlo, haciendo ruido con tambores para que ni peces ni espíritus malignos dañaran su cuerpo. Qu Yuan murió ahogado.

Bajo la tradición china, es necesario rendir tributo a los antepasados para que su espíritu viva en el más allá. Por eso, y por el amor y respeto que su figura fundaba en el pueblo, muchos ciudadanos tiraron arroz al río, y así los peces se comerían el arroz, y no su cuerpo.

Días después del suceso, Qu Yuan se le apareció en sueños a uno de los pescadores, y le dijo que el arroz que la gente tiraba al agua se lo estaba comiendo el dragón del río. Necesitaban envolverlo para que solamente los pescados pudieran comer, de lo contrario se lo comerían a él.

Así, los lugareños empezaron a forrar el arroz en hojas de bambú. El dragón ya no lo comería, y los peces pensarían que la hoja de bambú era la piel de Qu Yuan, así también dejarían su cuerpo en paz.

El arroz envuelto en hojas de bambú –llamado zong zi- se convirtió en una costumbre tan interiorizada que cada año los chinos preparan este plato y solamente se come en el festival Duan Wu. También, el esfuerzo de los pescadores para salvar el cuerpo de Qu Yuan ha sido reinterpretado, y hoy en día las carreras de botes hacen alusión a este suceso.

Por cierto, el desenlace del rey Huai no tuvo un final feliz. Tras firmar la alianza y reconocer a su adversario como aliado, fue traicionado y trasladado al reino Qin, donde murió tras tres años de cautiverio.

Cao E

Hace casi 2000 años, en las remotas áreas de lo que hoy se conoce como Provincia de Zhejiang, vivió un chamán de nombre Cao Xu. Su labor era presidir ceremonias locales y así mantener la armonía entre el cielo y la tierra.

Un día, Cao Xu caminaba junto al río conversando con una de sus hijas: Cao E. Mientras hablaban, Cao Xu tropezó con una rama y al fondo del río fue a parar. Tras varios minutos de búsqueda y sin poderlo encontrar, Cao E saltó al agua para rescatar a su padre.

Esta fue la última acción de Cao E, quien fue encontrada muerta varios días después al lado de su padre -igual de muerto-, en una orilla del río. Los lugareños, sorprendidos por el increíble amor que Cao E expresaba por su padre, tomaron el quinto día del quinto mes –día en que los dos cayeron al agua- para conmemorar el amor filial –precepto de gran importancia bajo el confucionismo.

Años después, vecinos del lugar construyeron un templo en la ciudad de Shangyu para honrar la memoria de Cao E. El templo, tras ser restaurado en varias ocasiones, aún está en pie, y desde él se puede ver el río donde anualmente es celebrado el amor de una hija por su padre.

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