Los graduados universitarios chinos se enfrentan a un mercado laboral insuficiente

In by Andrea Pira

En 2012 se graduaron 7 millones de universitarios, registrando la cifra más alta en toda la historia de la educación del país. Sin embargo, el 16.4% de los graduados de 21 y 25 años no consiguen trabajo al terminar la universidad. La cifra de desempleo entre las personas que completan la educación secundaria es del 4,2% y entre las personas con educación primaria es tan sólo del 2%.

Xin Bao está cansada de buscar en internet; no hay trabajo. Dice que lo único que encuentra es ser recepcionista en diferentes actos empresariales. La escogen por su juventud y su gracia, pero es un empleo de fin de semana, y ella busca algo estable. Con 23 años, terminó su máster en cultura y lengua alemana hace un año y desde entonces no ha conseguido nada que se adapte a sus expectativas. “Si no sales de una de las cinco o seis grandes universidades de China Files, no eres nadie y compites con muchísima gente con el mismo perfil”, dice a China  y agrega que está pensando dejar el país porque el mercado laboral chino es demasiado difícil.

En su misma situación se encuentran millones de chinos que son parte de una sociedad en la que la oferta de graduados ha crecido más rápido que la demanda de profesionales. En 2012 se graduaron 7 millones de universitarios, registrando la cifra más alta en toda la historia de la educación del país.

El sistema universitario chino vivió una explosión a inicios de los ochenta, cuando China se trazó el mapa de liberalización económica, y por lo tanto centró su atención en las instituciones educativas que formarían a sus futuros trabajadores. Parte de ese proyecto fue impulsar la educación superior en todo el país, luego de que la mayoría de universidades estuvieran inactivas durante los casi diez años que duró la Revolución Cultural.

El proyecto educativo ha dado frutos, pues la cifra de graduados de 2012 proporcionada por el Ministerio de Recursos Humanos y Seguridad Social de China, sextuplica la de 1992, cuando se graduaron 1.2 millones de personas.

Sin embargo, el 16.4% de los graduados de 21 y 25 años no consiguen trabajo al terminar la universidad, según una encuesta de la Universidad de Chengdu. La cifra de desempleo entre las personas que completan la educación secundaria es del 4,2% y entre las personas con educación primaria es tan sólo del 2%, revela esta encuesta. Estos jóvenes profesionales -que rinden un estricto examen para ingresar en la universidad- y que representan una masa especializada en áreas, se encuentran ante un mercado laboral muy exigente y con pocas plazas disponibles.

En solo Pekín, el 33.6% de los profesionales no han conseguido un puesto acorde a su nivel académico, según un reporte de la Comisión Municipal de Educación de Pekín, que resalta también que la creación de empleos bajó un 15% respecto a 2012. China aún no ha logrado dar el salto de pasar de una mano de obra no especializada a una que impulse la innovación, tecnología e investigación en los diferentes niveles.

Una encuesta realizada por la consultoría de recursos humanos Mercer a más de 600 empresas en marzo de 2012, muestra que el 51% de ellas planea contratar nuevo personal mientras que 16% está programando una reducción de su planta. En el mismo mes del año anterior, la cifra era de 55% y 9% respectivamente.

“Parte del problema para estos jóvenes graduados es que no tienen ninguna experiencia de trabajo. Las prácticas, trabajos de verano o trabajos de medio tiempo para estudiantes no son muy comunes en China. Esta es una gran diferencia con el mercado laboral de EE.UU y Europa donde la mayoría de los estudiantes hacen cualquier tipo de trabajo antes de solicitar un trabajo "real" después de la graduación”, dijo a China Files Penelope Prime, directora del Centro de Investigaciones sobre China en la Universidad de Georgia.

Debido a la dificultad para conseguir trabajo en los grandes centros urbanos, muchos graduados de zonas rurales vuelven a sus ciudades o viajan a otras más pequeñas donde la competencia es más baja. “Yo pensaba que mi futuro laboral estaría en Pekín y por eso vine a estudiar aquí, sin embargo decidí volver a Nanjing porque allí mis primos han conseguido trabajo más rápido que yo aquí”, dice Zhong Lei, una joven estudiante de historia que se graduó el año pasado en la Universidad Capital de Pekín.

“Otro problema es que cada uno está compitiendo contra millones de otros como ellos. A menos que su título sea de una de las mejores universidades del país, hay pocas posibilidades de diferenciarse, salvo si se tiene un miembro de la familia o conexiones que puedan ayudar”, explica Prime.

Con la ralentización de la economía china, que en los últimos años vio un cambio en su capacidad exportadora y modelo industrial, China ha debido modificar su base económica y encontrar soluciones desde el interno del país. Mucho de esto ha traído grandes recortes de personal y ajustes salariales, que contrastan con un aumento inflacionario.

A eso se le suma la falta de iniciativa privada que generen empleos. De acuerdo con los últimos datos de la Comisión Estatal de Economía y Comercio difundidos por la agencia estatal Xinhua, actualmente hay 8 millones de PYMES en todo el país, que generan el 75% de los puestos de trabajo creados en los últimos años en China, tomando en muchos casos a desempleados de las empresas estatales.

No obstante, las limitaciones para préstamos y las trabas burocráticas chinas no impulsan el crecimiento de la pequeña y mediana industria china, por lo que aún no dan abasto para hacerle frente al creciente desempleo juvenil.

Sin embargo, los graduados siguen prefiriendo trabajar para el estado antes que para una empresa privada. “Los estudiantes chinos cuando se gradúan buscan seguridad y eso es muy difícil en el mundo de hoy. Sin tener experiencia y muchas veces con un nivel de formación bajo, quieren un buen salario y un puesto de por vida sin arriesgar nada. En Estados Unidos es visto como un éxito abrir su propia empresa, mientras que en China es visto con temor y casi un fracaso. El problema del empleo se solucionaría fomentando el talento emprendedor”, opinó a China Files Chi Jun sociólogo especializado en el sistema laboral.

Un estudio conjunto de la Universidad de Stanford, Universidad de Tsinghua y la Universidad Normal de Pekín, devela que un 22% de los alumnos de Stanford desean comenzar su propia empresa mientras que en Tsinghua y la Universidad Normal solamente el 3% de los alumnos tiene esa meta.

“No creo que se pueda empezar una empresa propia si no se dispone de un gran capital. Hoy en día las empresas más importantes del mundo están por todos lados, pueden estar exactamente al lado de tu empresa. Sería la lucha de un mosquito contra un gigante”, dice Xin Bao.

La seguridad es un valor clave para los nuevos graduados. Es por ello que muchos buscan emplearse en las empresas estatales que les da mayor estabilidad y generalmente son menos exigente. Otro motivo para elegir las empresas estatales es que muchas de ellas engloban una gran parte de los sectores más importantes para el país, como el energético, las telecomunicaciones o el transporte.

Las reformas introducidas luego del Tercer Plenario del Partido Comunista proponen un rol “decisivo” del mercado y un papel más importante del sector privado por sobre el estatal. A esto se suma unas modificaciones al sistema bancario y financiero chino, introducidas a mediados de este año, facilitando los préstamos a emprendedores mientras se les disminuyen los requerimientos impositivos.

En este punto está en juego la transformación de la economía china, el tan mentado pasaje del “fabricado en China” al “creado en China”, que viene impulsándose desde hace unos años. China busca modificar las prácticas de una producción industrial sin valor añadido, que requería mano de obra básica, y pasara a una especializada, evolucionada y que produzca marcas distintivas a nivel mundial. Para ello el gobierno ha proporcionado desde 1999, un total de 1,000 millones de yuanes (125 millones de dólares) en prestamos de apoyo al fondo de innovación tecnológica.

Empresas como LeNovo, Tencent o Alibaba son pioneras en el mundo entero y un modelo de lo que China puede hacer. Sin embargo, la transición tan sólo empieza y los nuevos graduados sufren al encontrarse entre dos modelos de producción: uno que fue exitoso pero insostenible, mientras que otro se ve como el futuro pero a penas está sentando bases.

Artículo producido para La Nación, Argentina

[Crédito foto: Thirdage.com]

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