Lecciones de Hollywood: China aprende a ser superpotencia cinematográfica

In by Andrea Pira

Hollywood se precia de tener el mayor estudio de grabación en el planeta. Después de todo, la producción para la gran pantalla en el popular barrio de Los Ángeles, que se inició en los primeros años del siglo XX, es la de mayor audiencia a nivel mundial. Sin embargo, en cuestión de tamaño el primer puesto se lo lleva China con sus Estudios Mundiales de Hengdian.
El complejo empezó a construirse a mediados de los años 90, cuando el empresario Xu Wenrong transformó las tierras campesinas de la provincia de Zhejiang en el mayor centro cinematográfico. Con una superficie de casi 50 hectáreas -mayor que la de los estudios de Paramount y Universal combinados- Hengdian fue bautizado "Chinawood".

Sin embargo, el hecho de que los estudios de Xu sean comparados con Hollywood, y de que China se haya posicionado como el segundo mercado para el cine mundial después de Estados Unidos, no significa que el gigante asiático pueda ser considerado una superpotencia en el séptimo arte. De lo que no cabe duda es que lo está intentando, y cuando una idea se mete en la cabeza del insaciable dragón, no suele haber obstáculos capaces de detener su paso.

El comienzo de las obras de "Chinawood" ocurrió paralelamente con otro hito importante en la industria cinematográfica china: el ingreso de las producciones occidentales, en 1995. Anterior a esto, el cine chino se caracterizaba por sus películas de artes marciales, en las que se destacaban estrellas como Bruce Lee y Jackie Chan. No obstante, Occidente ya estaba a años luz de la naciente industria local.

"La audiencia china empezó a familiarizarse más y más tanto con las técnicas narrativas de Hollywood como con los directores y actores americanos", explicó Li Bin, profesora e investigadora de cine contemporáneo chino en la Academia de Cine de Pekín. "Por su parte, los cineastas chinos empezaron a aprender las formas de producción y técnicas de narración estadounidenses".

A pesar de que no evolucionó del género de artes marciales, El tigre y el dragón (2000) fue testigo de este aprendizaje; todavía hoy es el film extranjero más taquillero en Estados Unidos. Pero aparte de la película del taiwanés Ang Lee, y otros éxitos como Black Coal, Thin Ice, que ganó un Oso de Oro en Berlín, o A Touch of Sin, galardonada con el premio a mejor guión en la edición 2013 del Festival de Cannes, el cine chino no logró posicionarse completamente en ultramar.

"Las empresas cinematográficas pueden cumplir con sus expectativas de mercado en China, y dado que no tienen una demanda global, no hay motivos para «ir afuera»", señaló la profesora Li. "Además, el público extranjero tiene un «pensamiento fijo» en cuanto a la cultura china. Está más interesado en las películas de kung-fu que en la realidad china".

En 2014, con el pretexto de que el "el cine no es solamente softpower, sino que es también tecnología, desarrollo y cultura", el gobierno asignó un presupuesto anual de 1000 millones de yuanes (163 millones de dólares) para estimular la producción del séptimo arte. Un artículo de la agencia oficial Xinhua señaló que la inversión debía "promover el uso de alta tecnología en la producción, la exportación de películas y producir películas altamente comercializables, así como la creación de sitios web profesionales para apoyar la industria cinematográfica".

Quizás ésta es la razón por la cual en los últimos años se han visto estrenos más hollywoodenses, con mejores técnicas de producción y efectos especiales de principio a fin. Las aventuras del rey mono, una película inspirada en uno de los clásicos de la literatura china, y The Mermaid, una historia sobre una sirena que tiene que defender sus aguas de las garras de un ambicioso empresario, son algunos de los ejemplos más recientes. De hecho, The Mermaid está arrasando con las taquillas en esta temporada, con 417 millones de dólares en ventas durante las primeras dos semanas de programación. 

"Las aventuras del rey mono ha tenido una muy buena recepción en el país, pero en cierta medida copia a Disney o a Dreamworks", dijo Liu Zhuoting, un actor pekinés que protagonizó varias películas locales, y que colaboró con Hollywood en producciones como Blood: el último vampiro. "Sean películas de arte o de guerra, aún falta mucho para alcanzar el nivel de Hollywood", añadió.

Los grandes magnates chinos también invirtieron multimillonarias sumas en la gran pantalla. A finales del año pasado, Dalian Wanda Group, presidido por el hombre más rico de China según Forbes, Wang Jianlin, anunció una participación mayoritaria en Legendary Entertainment, productora de éxitos como El caballero de la noche, El origen y ¿Qué pasó ayer?

A nivel local, cada vez hay más interés por el séptimo arte, lo que generó un incremento frenético de salas de cine. Según cifras oficiales, actualmente hay más de 20.000 pantallas, mientras que en 2010 había sólo 6200. Y con el crecimiento de las salas, también aumentan las ventas. En 2014, las taquillas chinas generaron un incremento del 36% con respecto al año anterior.

Artículo producido para La Nación, Argentina.

[Crédito foto: Travelchina]

También puedes leer:

– China quiere ganarse el “Wood”