La otra orilla: Fusang. Chinos en América antes que Colón

In by Andrea Pira

Con este libro de 1990, entre muchos otros, y un centenar de publicaciones académicas, Gustavo Vargas Martínez dejó un importante legado como historiador y geógrafo. Sin duda, uno de los sinólogos colombianos más importantes del siglo XX, y otro escritor colombiano que desarrolló su vida y obra profesional en México, dedicó parte importante de su labor científica a seguir demostrando que los chinos fueron los primeros en llegar a América.
En la denominada plaza de los gigantes de la literatura mundial en Shanghái, que no es más que una sencilla y pequeña área empedrada dentro de un agradable y renovado parque en el distrito de Hongkou, se pueden apreciar diez esculturas en bronce que retratan a algunos de los escritores más emblemáticos del planeta: Tagore, Dante, Tolstoi, Pushkin, Gorki, Goethe, Balzac, Víctor Hugo, Dickens y Shakespeare. Como toda antología, esta es discutible e incompleta, pero más allá de la anécdota de no contar aún con representación hispanohablante entre los pesos pesados de esta plaza de Shanghái, lo que es inquietante y, quizás parte del motivo del rezago del español ante otras lenguas extranjeras en China y en otras partes del mundo, incluido el mundo hispanohablante, es la poca difusión con que cuenta la producción científica que ha surgido desde nuestra lengua. El capital simbólico del español es enorme comparado con otras lenguas, pero el atraso en promoción, lectores y participación dentro de la promoción del mercado cultural y científico mundial es igualmente inmenso.

Al entrar en una librería en Shanghái o en Bogotá es posible encontrar el último best seller publicado por el submarinista británico Gavin Menzies, obra que ha contado, por ejemplo, con alguna nota de prensa promocional en el New York Times. La conocida obra del divulgador Menzies, y su tesis de que América había sido descubierta primero por los chinos, y que fue gracias a sus mapas que Colón llegó a su destino, fue publicada a inicios del siglo XXI, y se convirtió en un éxito de ventas mundiales. Lo que no deja de ser curioso es que lo que divulga Menzies en términos generales es muy conocido por los sinólogos occidentales desde el siglo XVIII. A pesar de esto, y de que muchos historiadores lo han atacado férreamente, el propio profesor Gustavo Vargas Martínez le dedicó un magnífico artículo, publicado en el número 44 de la revista Archipiélago de México, de la que fue cofundador él mismo y en la que tituló parafraseando a Menzies, 1421: el año en que los chinos descubrieron América. El artículo no es una cruzada en su contra, sino todo lo contrario. Intenta poner las cosas en su lugar, pero ofreciendo al lector fuentes y datos de los muchos investigadores de todas partes del mundo que han participado de la misma búsqueda, mostrando errores, potenciando las posibles buenas intenciones de Menzies e incluso compartiendo información puntual que no usa el divulgador de Londres en su momento, y que podría ayudarle a sustentar y corregir sus tesis en el futuro.


Foto: Revista Archipiélago, abril de 2006

Precisamente, por ese deseo de colaboración y anudar esfuerzos mediante una dialéctica constructiva es recordado el profesor Gustavo Vargas Martínez como docente de la Escuela Nacional de Antropología e Historia y de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de México. Según sus propias ideas, esa es la diferencia posible en el mundo científico de hoy y no en el que padecieron los orientalistas y cartógrafos franceses Philippe Buache (1744) y Joseph de Guignes (1761), que fueron los primeros occidentales en exponer la tesis de que el país de Fusang, nombrado en los antiguos registros chinos del siglo VI, era, exactamente, el México del siglo XVIII. Tesis que, a pesar de que los intelectuales franceses eran unas figuras de alto prestigio, fue calificada por algunos como fantasía. Al final de su artículo sobre Menzies, el profesor Vargas Martínez menciona que uno de los méritos del esfuerzo del divulgador inglés es el de poner nuevamente la inquietud ante un gran público para unir nuevamente Oriente y Occidente de una manera que nos saca del eurocentrismo y nos instala en una geografía más plural; que pone al océano Pacífico como centro natural de nuestros orígenes, desde la antigüedad hasta el siglo XV.

Hacia el final de su artículo, el profesor Gustavo Vargas Martínez señala una cita de Joseph Needham, a quien considera uno de los mejores sinólogos de occidente, y advierte que la cita aún es de gran actualidad, a pesar de que se encuentra en un libro de 1975, titulado Dentro de los cuatro Mares. El Dialogo entre Oriente y Occidente: “Muchas gentes de Europa occidental y América europea sufren de lo que podríamos llamar orgullo espiritual. Están profundamente convencidas de que su propia forma de civilización es la única universal. Profundamente ignorantes de las concepciones y tradiciones intelectuales y sociales de otros pueblos Consideran muy natural imponerles sus ideas y costumbres tanto sobre la ley como sobre la sociedad democrática o las instituciones políticas”. Luego, el profesor Vargas Martínez concluye: “La revelación de que los grandes navegantes portugueses del siglo XV conocían por mapas chinos las costas africanas, puede ser desconcertante e incomodar los sentimientos nacionales lusitanos. Otro tanto se podría decir de los audaces marinos españoles que, siguiendo rutas ya conocidas, descubrieron el hemisferio occidental. Pero los mapas de Kangnido, Pizzigano, Piri Reis, Jean Rotz, Cantino y Waldseeüller son indiscutiblemente auténticos y contienen la información científica de los únicos marinos que, en su tiempo, podían cartografiar el orbe conduciendo sus enormes juncos por los siete mares: los chinos”.  


Mapa: Cantino                                                         

En una nota póstuma a la muerte del investigador colombiano en 2006, publicada en el Boletín de Investigaciones Geográficas en 2007, el profesor mexicano de la UNAM, Héctor Mendoza, recuerda cómo a finales de los años ochenta, con anuncios pegados en las paredes de la Facultades de la UNAM, se avisaba sobre las conferencias de Vargas Martínez de “América antes de América”, “América en un mapa de 1489” o bien sobre “Fusang, chinos en América antes de Colón”. El profesor Mendoza recuerda las conferencias y rememora las dificultades de un camino que no había sido fácil ante la resistencia a examinar documentos que contradicen gran parte de la tergiversada información que durante siglos ha prevalecido de forma inmóvil. Recuerda la manera en que el profesor Gustavo Vargas Martínez, con lujo de detalles, respondía preguntas e indicaba que hay por lo menos veinte mapas, fechados entre 1415 y 1493, en los que se pueden encontrar rasgos de mares, islas, penínsulas, ríos, e incluso ciudades supuestamente existentes en el extremo oriental del mundo que, en cambio, pertenecen a la realidad americana, cuyo conocimiento, entre fabuloso e histórico, procedía de viajeros que dejaron crónicas de su visita a América antes de Colón.


Mapa: Pizzigano  

Gustavo Vargas Martínez fue un investigador laureado y, sobre todo, un apasionado historiador cuyo pensamiento siempre estuvo al servicio de coadyuvar con la integración de las culturas hispanohablantes. Sus primeras investigaciones estuvieron al servicio del pensamiento bolivariano y la realidad social y política latinoamericana. Aunque recibió la Orden al Mérito en grado de Comendador por el gobierno colombiano en 1994, y otros premios y condecoraciones en varios países, quizás su más sentido homenaje colombiano fue el de haber ayudado a Gabriel García Márquez a escribir sobre su otra gran pasión, Simón Bolívar. Al final del libro El general en su laberinto, en las Gratitudes, es mencionando de la siguiente manera: “El historiador colombiano Gustavo Vargas, profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México, se mantuvo al alcance de mi teléfono para aclararme dudas mayores y menores, sobre todo las que tenían que ver con las ideas políticas de la época”.

Nació el 21 de agosto de 1934 en Bucaramanga, e inició estudios en psicología en la Universidad Nacional de Bogotá, estudios que terminó en México donde continuó estudiando hasta terminar un doctorado en 1958. Siendo profesor de la UNAM, viajó a Beijing en 1965 y colaboró en el Instituto de idiomas de Beijing, en la Agencia de Noticias Xinhua y en la Comuna Popular Puente de Marco Polo. Regresó en 1968 a Ciudad de México en donde continuó viviendo hasta su fallecimiento en el 2006. Visitó China en varias oportunidades, y legó un importante patrimonio científico a nuestra lengua.

La revista Evaristo Cultural-SEDA de Argentina le hizo una entrevista muy completa, elaborada por Andrea Amarillo y Damián Blas Vives, en el año 2004 en Buenos Aires, motivada por su nombramiento como miembro de la Academia Nacional de Geografía de la República Argentina. Esta entrevista fue una de las últimas debido a su repentino fallecimiento. Juncos chinos en la cola del dragón|Entrevista a Gustavo Vargas Martínez.

Sus libros sobre China son:

Fusang. Chinos en América antes de Colón, Editorial Trillas, México, 1991; Atlas para la historia del descubrimiento de América, Editorial Trillas, México, 1992; Atlas Antiguo de América, siglos XV y XVI, Editorial Trillas, México, 1996; América en un mapa de 1489, con prólogo de Germán Arciniegas, Ediciones Taller Abierto, México, 1996; y Juncos chinos en la cola del dragón, El caimán Alado, México, 2004.

[Crédito foto: Archivo Juan Manuel Arévalo]

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