Los chinos que más tienen prefieren el extranjero. La gran mayoría de ellos no se imagina la vida en su propio país. Estados Unidos es el destino preferido. Las razones: Buscan mejor educación, mejor cobertura médica, un medio ambiente más sano y mayor seguridad económica.
Lynda Min tiene todo lo que hay que tener: un departamento en Manhattan, un doctorado de la universidad de Columbia y hasta un novio inglés. Hace dos años que no visita a su familia en Shanghai. Sin embargo, su padres y sus amigos la han visitado varias veces y han aprovechado para viajar y recorrer ese país que fascina a los chinos, hasta el punto de haberles pedido prestada su lema central para motivar a su pueblo: “el sueño chino”, emulando el ya pasado “sueño americano”.
El sueño, no obstante, parece seguir estando en las capitales de Europa y Estados Unidos, al menos para los chinos que más tienen. “Amo mi país y me siento profundamente china, pero después de cinco años en Columbia mis gustos han cambiado. A pesar de que Shanghai es una ciudad muy cosmopolita, aún hoy, con 29 años, no podría seguir soltera sin recibir comentarios aleccionadores de muchos”, cuenta Lynda. Como ella, son muchos los chinos que no imaginan el futuro en su propio país. Según la información publicada por la China State Administration of Foreign Exchange (SAFE), el 16% de los millonarios chinos ya ha emigrado a otro país, un proceso que otro 44% de ricos también se está planteando.
Los datos coinciden con un informe que ofreció en marzo de 2012 el China Merchants Bank, que agrega que, además de Estados Unidos, los destinos preferidos de los chinos más pudientes son Canadá, Singapur y Europa. La encuesta del China Merchants Bank muestra las tres razones principales de esta emigración: mejorar la educación de sus hijos, garantizar la seguridad de su riqueza y preparar su futura jubilación.
“China necesitará algo más que el éxito económico de su modelo para atraer a los chinos más capacitados y con mayores recursos: un medio ambiente menos contaminado, mayor libertad y sobre todo mejor cobertura médica y mejor educación para los niños”, dice He Xing, sociólogo de la universidad del Pueblo de Beijing, quien a su vez hizo su maestría en Montpellier, Francia.
“Las razones por la que la élite china prefiere Europa y Estados Unidos es la misma por la que la élite del primer mundo los prefiere: simplemente el nivel general de vida es mejor. En Europa y América del Norte la gente vive, viaja, come y estudia mejor”, agrega He Xing. Lynda Min no tiene dudas con respecto a su futuro; no imagina a sus hijos creciendo en China.
“No se trata solamente de la contaminación. En mi caso, no me gusta la mentalidad con la que crecemos los chinos, aceptando cosas que aquí no se aceptarían nunca. Quiero que crezcan con la libertad en el corazón; la libertad de ser mujer, hombre y elegir sin miedos el destino propio”.
Hasta hace poco, hasta los familiares más cercanos de los miembros del Partido estudiaban en el extranjero. Bo Guagua, hijo del controversial político Bo Xilai, hizo conocer su nombre por la vida llamativa que llevaba en Estados Unidos e Inglaterra.
Se dice que incluso la misma hija del presidente Xi Jinping estudiaba en Harvard bajo un pseudónimo. Sin embargo, el nuevo gobierno está intentando cambiar la imagen del Partido, en una campaña que incluye la lucha contra la corrupción, el recorte en el lujo de los políticos y el regreso de los familiares de los miembros del gobierno, para demostrar su compromiso con el “sueño chino”. Pero más allá de los familiares de los políticos y los empresarios, algunos artistas han llamado la atención al cambiar de residencia y de nacionalidad, como por ejemplo la actriz Gong Li, quien tomó la nacionalidad de Singapur en 2008. Y entre los empresarios, fue comentada la renuncia de la multimillonaria Zhang Lan, fundadora y presidenta del grupo de restaurantes South Beauty, quién no sólo debió renunciar a la nacionalidad china al adquirir la norteamericana –pues China no acepta doble nacionalidad- sino que además renunció a su puesto en el Comité del Distrito de Chaoyang de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino.
En Estados Unidos, según el China Merchants Bank, las demandas chinas de la residencia EB5 ocupan el 78% de las demandas totales recibidas. Este tipo de residencias permanentes se concede cada año a un total de 10.000 inversores de todo el mundo. El requisito indispensable es invertir al menos 500.000 dólares. Este dinero puede ser retirado cinco años después sin represalias por parte del estado. Algunos países intentan aprovecharse de esta tendencia de los chinos más adinerados.
España ha apostado por la “Ley de Emprendedores” -que aún se encuentra en anteproyecto y debería ser aprobada este año-, que concederá permisos de residencia a los extranjeros que inviertan un capital mínimo -en torno a 500.000 euros- en empresas españolas, en el sector inmobiliario o en deuda pública. Madrid sigue en esto a otros países europeos como Portugal y Grecia. Pero quizás el caso más notable sea el de Chipre.
A partir de marzo de 2013 los inmigrantes que invierten en la isla más de 300.000 euros podrán obtener la visa casi de inmediato y después de cinco años de residencia podrían tener ciudadanía europea. A estas medidas se le suma que desde 2007, los precios de los inmuebles chipriotas cayeron un 15%.
Una valiosa oportunidad para los chinos, que tienen exceso de capital y buscan refugios alternos a su país. Ya a finales de 2012 por lo menos 600 casas de la isla pertenecían a compradores chinos. 90% fueron compradas en Paphos, la ciudad suroccidental famosa por sus hermosas playas y su patrimonio histórico y artístico. Además de viajar sin problemas a la Unión Europea, el objetivo de muchos chinos es matricular a sus hijos en las escuelas europeas, superando las dificultades impuestas por la legislación migratoria.
El caso de los empresarios que dejan el país se ha hecho tan conocido que incluso cuenta con un apelativo popular: “los empresarios desnudos” (裸商, luoshang). La expresión se refiere a aquellos empresarios que después de haberse enriquecido en China deciden enviar a la familia al extranjero y sacar parte de su fortuna del país, protegiéndola de posibles cambios en la leyes chinas.
Las motivaciones para salir del país son bien marcadas. Además de la educación y la contaminación, ellos se preocupan por la seguridad de sus propiedades y activos. Los empresarios chinos se quejan de la legislación cambiante, las subidas repentinas de impuestos y restricciones tanto a los movimientos de capital como a la compra de viviendas e inmuebles, según una encuesta realizada por el Nanfang Zhoumo, semanal publicado en Guandong, -una de las provincias más ricas de China-.
Además, muchos de estos empresarios han tenido malas experiencias a la hora de enfrentarse a las poderosas empresas estatales, con las que siempre corren en desventaja, especialmente en la industria del carbón y otros rubros energéticos. Sin embargo, salir de China e instalarse en otro país no está al alcance de todos. “Para empezar, los chinos sólo pueden cambiar hasta 50.000 dólares al año. Además para los chinos no es tan fácil obtener visas y residencias en los países del primer mundo”, dijo a China Files Jessica Pujol Durán, abogada catalana que se ha especializado en transacciones inmobiliarias en la costa mediterránea, muchas de ellas realizadas por clientes chinos.
“En China hay muchas agencias especializadas que ayudan a sacar el dinero e instalarse en el extranjero. Por ejemplo, para conseguir los 500.000 dólares del trámite del EB5, juntan a 10 personas y cada una pone una cuota de 50.000 dólares al año”, explica Pujol, quien agrega que muchas de estas empresas suelen estar radicadas en las islas Caimán y desde allí transfieren el dinero a Estados Unidos.
La facilidad para conseguir permisos de residencia es otro de los puntos principales a la hora de elegir destino. En Nueva Zelanda -otro de los países preferidos por los chinos más ricos- para conseguir la residencia permanente, durante los dos primeros años, el interesado tiene que pasar en el país 184 días al año.
Una vez cumplido este trámite, pueden entrar y salir libremente del país. Y el blanqueo de dinero es una de las últimas razones por las que prefieren el extranjero, según afirma la encuesta del Nanfang Zhoumo. Singapur es el destino más apetecido para lavar dinero, pues no solicitan certificados de procedencia, y exoneran de impuestos a aquellos que no viven en el país. Una figura redonda para los chinos que desean sacar su fortuna y asegurarse un lugar donde vivir, cuando las cosas en su país se pongan mal.
Artículo producido para La Nación
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