El rock chino y el mainstream, ¿cuestión de tiempo o una ilusión?

In by Simone

El rock chino vive verdaderamente un período dorado: la escena rockera crece a pasos agigantados en las principales ciudades, así como en Wuhan, Dalian y Harbin, mientras que el yaogun se va abriendo paso en la escena internacional. Pero pese a su vitalidad y su popularidad todavía son varios los obstáculos que impiden que el rock chino sea conocido a nivel mundial, coincidieron los reconocidos críticos musicales Jonathan Campbell y Hao Fang durante una charla realizada en el marco del Festival Literario del Bookworm en Beijing.
Un rock con características chinas


Carsick Cars, una de las bandas más famosas de China, acaba de presentarse en South by Southwest por tercera vez. Le acompañaron Duck Fight Goose y otros cinco grupos chinos, la delegación más grande del país hasta ahora en el prestigioso festival musical de Texas. Y Lonely China Day, P.K. 14 y Omnipotent Youth Hostel se han convertido en habituales de los festivales en Europa y Estados Unidos. Pero primero que nada, ¿qué hace que el rock chino sea un fenómeno particular y no sea igual al punk, el glam o el post rock que surge en Filipinas, Uruguay o el Líbano?

“El yaogun -o rock chino- es un producto de un lugar muy específico, de las condiciones de este país en los últimos treinta años”, señala Jonathan Campbell, un productor musical, promotor y -ante todo- melómano estadounidenese que llegó a Beijing hace diez años, cuando comenzaba ese boom del rock chino.

“Fue lo que les abrió los ojos a un mundo nuevo y a nuevas opciones, lo que les proporcionó una manera de lidiar con el caos masivo y la confusión que existía – y que todavía existe. El rock en China es una manera de lidiar con el mundo, como lo fue alguna vez -y ya no- en nuestros países”, añade el autor del libro Rock rojo: la larga y extraña marcha del rock chino, una verdadera Biblia sobre el yaogun. “Era una manera de sobrevivir”, dice más escuetamente Hao Fang, el reconocido crítico musical y ex editor de Rolling Stone China.

“Yo pensaba que los diez años que he vivido acá eran la cima del yaogun -porque todo era tan dinámico y se movía tan rápido-, pero al comenzar a escribir el libro me di cuenta de que estaba equivocado. Lo que comenzó como un libro sobre los últimos diez años de rock chino se convirtió en la historia del viaje de dos décadas hasta llegar a esos diez años. No hay manera de entender lo que está sucediendo, sin ir atrás hasta 1986”, cuenta Campbell.

El día en que el rock ‘rojo’ nació

Atrás significa esa tarde del 9 de mayo de 1986 en Beijing. China quería un megaconcierto que rivalizara con los que se realizaban con frecuencia en Occidente, así que organizó una gala con las “100 estrellas” de la música china. Entre ellos había un desconocido joven de 24 años, “de voz constipada”, que cantó una canción titulada “Nothing to my name”. Ese “Nada a mi nombre”, que daba voz a un sentimiento generalizado de incertidumbre e insatisfacción, electrizó al país. De ese vacío nacerían el yaogun y la leyenda de Cui Jian, que se convertiría en “el padre del rock chino” y el yaogunero número uno.

Pero la sombra de Cui Jian sobre el resto de música china ha sido enorme, como lo fueron en su día García Márquez y sus Cien años de soledad para los escritores colombianos. “El gran dilema es que ni siquiera Cui Jian haya podido escribir otra canción que resonara tan profundamente con todos los segmentos de la sociedad china. Yo sigo esperando que aparezca en China una canción de la misma estatura”, dice Hao Fan.

Y la pregunta del millón, ¿quién podría tomar la batuta de Cui Jian? Para Hao Fang hay dos figuras intrigantes: Wang Feng, el violinista graduado del Conservatorio Central chino que dio el salto al rock y que representa una música que responde a la tradición rockera pero que también tiene, según Hao, la capacidad de apelar a públicos más amplios. Y Zuoxiao Zuzhou, el “Tom Waits chino”, con su voz deliberadamente carrasposa y salida de tono, su aire de rebelde y sus letras socialmente críticas que “dicen no en lo político, en lo económico y en lo cultural”.

“Yo diría que estos dos músicos, que apelan a audiencias muy diferentes, son los que tienen las mejores posibilidades que llegar a ser tan culturalmente significativos como Cui Jian”, dice Hao. De las nuevas generaciones le impacta mucho Omnipotent Youth Hostel, pero aclara que “todavía están muy jóvenes”.

A la conquista de un público mundial

Jonathan Campbell no se atreve a aventurar quiénes serán los próximos iconos del rock chino, sino que reflexiona sobre su difusión internacional y el exoticismo que todavía marca la manera como los occidentales nos acercamos al yaogun. El problema, según Campbell, es que, a pesar de que la industria musical occidental ha seguido de cerca la evolución del rock chino y de la seriedad del trabajo de sellos disqueros como Maybe Mars, para el público general lo que prima al final no es un criterio netamente musical.

“El cubrimiento mediático que se hace en Occidente de los grupos chinos no habla de cómo suenan, de qué álbum están lanzando o siquiera de quiénes son, sino que dice ‘¡Vaya, China tiene rock n’ roll!’ Todavía, en 2012, resulta una novedad”, señala. Para Campbell, nos acercamos a fenómenos culturales y urbanos como la patineta, el punk o el grafiti en China, pero “muy rara vez explorando el tema más allá del ‘miren que ellos están haciendo esto que nosotros hicimos antes’ ”.

“El yaogun se enfrenta a un mundo que sabe que China es enorme, pero en el que el interés se detiene ahí. Será un proceso que avanza a pasos de bebé, no a un ritmo chino”, señala, añadiendo que no ve que las cosas cambien sustancialmente en los próximos años.

Hao Fan es, en cambio, más optimista. “El rock y el punk son como las semillas de un diente de león. Pueden viajar muy lejos y caer en un lugar donde resultan una especie foránea, pero desde que haya tierra esas semillas podrán germinar. Crecerán en cualquier lugar donde caigan, de pronto biológicamente diferente, pero siempre parecerán un diente de león. Y a la mayoría de la gente no le importará si es 100% diente de león”, concluye.


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