Desde el Far West chino: IELTS a medianoche

In by Simone

El examen IELTS (International English Language Testing System) es uno de los tantos desafíos que superar para poder emigrar. Su sitio web tiene hartas imágenes de chinos, posando como universitarios exitosos, felices de la vida. La mayoría cae en la parte de speaking. Tienen que hablar de pasatiempos, intereses, de lo que hacen en su tiempo libre, el Internet, la familia, y demás cosas del día a día. Los examinadores califican la capacidad de los alumnos para sostener una conversación casual y amena sobre temas familiares.

Mahmut estudia inglés –tres horas de lunes a viernes– en Orhun, una escuela de idiomas en la calle Tuanjie, mismo lugar donde estudio mandarín.

– Quiero que seamos amigos –dijo la mañana, cuando nos conocimos–. ¿Somos amigos?

– Somos –contesté, sin saber qué más decir.

Tiene veintiún años. Bigote de choco-milk y peinado a la Ringo Starr. Viste ropa deportiva, la misma que usa de lunes a viernes. Da la impresión de venir de una familia rural de dinero. Luego me dijo que le gustaría invitarme a comer.

* * * * *

Días después, entrábamos a un restaurante de comida halal. Se sentó, me preguntó qué quería comer y, después de ordenar, se quedó mirándome en silencio, en espera. Procedí a interrogarlo, a hacer plática, pues. Al preguntarle sobre pasatiempos, me dijo que era sólo uno, estudiar inglés. Sus intereses se resumían en estudiar inglés y viajar a Estados Unidos. Sobre su tiempo libre, me dijo que iba a la escuela por la mañana y estudiaba por la tarde. Sobre su familia, me dijo solamente “tengo dos hermanos mayores”. No le pregunté sobre su día a día ya que me imaginé cuál sería su respuesta.

A cada pregunta, Mahmut contestaba parcamente, satisfecho de sí mismo, un acierto en un examen mental suyo. Traté de hacer más comentarios, pero después me rendí al ver que contestaba con frases prefabricadas de sus libros de inglés o con un yes/no.

Es obvio que Mahmut no dedica todo su tiempo a estudiar inglés (y si lo hiciera, diría que algo no está bien en su cabeza). Le pido que me cuente algo, y se queda callado, en espera.

– ¿Tú crees que pueda aprobar el IELTS? –finalmente dice.

Creo que difícilmente lo hará. Su problema no es su nivel de inglés. Sí sabe hablarlo. El problema está en otra parte.

* * * * *

El jueves, recibo un mensaje a las diez treinta de la noche.

– Armando, estoy afuera de tu casa. ¿Por qué no me contestas? –escribe Mahmut.

Primero, cómo sabe dónde vivo. Segundo, qué hace afuera de mi casa. Segundo y medio, qué espera que yo haga.

– Estoy en el trabajo –contesto– ¿Pasó algo? – Te espero a que termines.

Dijo que quería hablar conmigo. Lo imaginé en el frío, en una esquina oscura, con un cuchillo en la mano, repitiendo las frases inglés que me diría al cortarme en pedazos, con mala gramática.

* * * * *

Terminado mi turno, camino despacio a casa. Mahmut está en la puerta del edificio con alguien más. Hace frío y los pies me duelen. Quiero llegar a mi cuarto y olvidarme de todos.

– ¡Hola, Armando! –dice eufórico.

– ¿Qué pasó? – Es que te quiero presentar a un amigo, Sultán, que quiere ser amigo tuyo.

Pienso que mi noche va de mal en peor y que ahora sigue que me caiga un satélite chino que también quiere ser mi amigo. Es la medianoche, maldita sea. Me porto decentemente y le digo que sí podemos ser amigos, a pesar de todo.

– Mahmut told me he had a friend who is a foreigner. I wanted to be friends with you and practice my English oral skills –dice intentando imitar el acento americano nasalmente.

– Why? –le pregunto en seco.

– I am glad that you question me (sic)… pardon, my English is not so very very well… I am preparing for the IELTS examination next month of May… I am planning on going abroad to complete my studies –dice robóticamente.

Del lado contrario, Mahmut contempla la escena, satisfecho de sí mismo, con una sonrisa disimulada que, a la luz amarilla de la avenida, parece sospechosa. Me cruza por la mente que quizá hasta esté haciendo dinero de todo esto. Me quieren invitar a cenar, dizque para seguir hablando. ¿Hablando de qué? De nada. De sus paredes vacías. De sus paredes con pósters gigantes con los wallpapers de Windows XP.

Les digo que estoy muy cansado y que quiero dormir. Suena a que estoy pidiendo disculpas, y me doy asco. Llego a mi cuarto, deprimido por esta situación que no termino de entender. Hay una barrera, pero más bien tiene forma de desierto.

Jorge A. Ríos escribe desde Urumqi. Su blog se encuentra en China Files y en Desde el far west chino. Haz click acá si quieres saber más de este blog.

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– Traslado a Barkol