La casa ancestral donde creció el Dalai Lama, ubicada en Hongya Village, en la frontera entre la provincia de Qinghai y la Región Autónoma del Tibet, se encuentra actualmente en renovación como una iniciativa del gobierno chino. Esta medida despierta la sospecha de activistas y defensores internacionales de Derechos Humanos, pues los Tibetanos temen la destrucción y el control a través de dicha modernización.
La casa se ubica en el pico de una montaña en la zona de Takster, durante siglos considerada culturalmente Tibetana a pesar de encontrarse en la provincia de Qinghai.
A partir de abril de 2013 comenzó la reforma estructural que costará 2.5 millones de yuanes e incluirán un muro de tres metros de altura rodeado de cámaras de seguridad que controlará la policía local.
Los tibetanos temen que esta reconstrucción sea una forma más del gobierno chino de controlar su cultura. La casa es un centro espiritual de gran valor en la cultura tibetana. Cuando un grupo espiritual de Budistas llegó al sitio e identificó a un niño llamado Lhamo Dhondup como la reencarnación del décimo cuarto Dalai Lama en 1939, dicha casa era un simple hogar de agricultores. Ahora se pavimentó, se construyeron vigas nuevas y se pintaron los murales.
Después del lanzamiento de las fotografías del sitio, por parte de la agencia de noticias francesa AFP, el escritor canadiense Rudy Kong, quien visitó la antigua casa en el año 2000 dijo “El edificio se ve completamente distinto, pues antes era un espacio más abierto y ahora está muy cargado, también el techo era menos empinado”.
La estructura la vigila Gonpo Tashi, el sobrino del Dalai Lama, quien vive al lado y quien afirma tener una “misión especial”, pues “guarda el deseo de proteger la antigua residencia de su tío de 78 años de edad”.
La poetisa y activista tibetana Tsering Woeser también manifestó su descontento cuando contó al AFP, que la renovación puede ser simplemente un anzuelo para convencer a los monjes tibetanos de escoger al próximo Dalai Lama dentro de las fronteras chinas.
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