Confucio alimenta el sueño chino

In by Andrea Pira

Desde que el maestro Confucio dictara su doctrina hace 2500 años ha sido objeto de controversias y renacimientos. En la China moderna fue negado por el Maoísmo y luego “rehabilitado” dentro de la tradición china por el sucesor del Timonel, Deng Xiaoping. Hoy, gracias al presidente Xi Jinping, las analectas de Confucio vuelven a estar en boga en China, al recordar al maestro como uno de los elementos que hace a China un gran país.

El confucianismo es la escuela de pensamiento más antigua de Asia. Se trata de un conjunto complejo de enseñanzas éticas, políticas, sociales y religiosas derivadas de una serie de charlas –se cree- dadas por Confucio y que luego fueron transcritas por sus discípulos. En la práctica, se tratan de una serie de comportamientos morales que apuntan a mejorar al ser humano en todas sus ámbitos, y que si se implementan de forma colectiva, apuntan a tener una sociedad armoniosa.

Su influencia fue fundamental para el desarrollo de la sociedad china, al punto de llegar a ser confundida con una religión, pues dictaba un código social que fue impulsado de dinastía en dinastía. Pero, cuando llegó Mao Zedong al poder, fue reevaluada pues sus principios contradecían a los del Gran Timonel y por lo tanto, eran una amenaza. Entre las contradicciones más notables están la creencia confuciana de una sociedad vertical, con una autoridad en la cúspide y un sistema feudal, algo que Mao atacaba con fervor para derrocar las ideas imperiales y el control de la burguesía. "Aunque Confucio está muerto, su cadáver continúa emitiendo su hedor aún hoy. La influencia de su veneno está todavía muy extendida”, titulaba una editorial del Diario del Pueblo, periódico oficial del Partido Comunista, en el 74. Durante sus 27 años en poder, Mao intentó disminuir la influencia de Confucio en el pensamiento chino, instaurando una serie de nuevas creencias y comportamientos enmarcados en el ideal comunista.

“Si bien las ideas de Mao y de Confucio son contradictorias entre sí, no fue eso lo que llevó al Mao de sus últimos años a atacarlo, sino el deseo de ser el nuevo gran pensador de China, pues no quería que nadie le hiciera sombra”, explica a China Files Huang Lijie, investigadora del Instituto de Filosofía y Ciencias Sociales de Pekín. Sin embargo, sabiendo que atacar al pensador era atacar a la tradición china, Mao terminó por arreglársela citándolo a su manera en sus primeros años. Esa serie de pensamientos fueron remplazados por sus propias ideas que hoy se pueden encontrar en su “Libro Rojo”. Después de la muerte de Mao, Deng Xiaoping rehabilitó la imagen del maestro Confucio en China, reintroduciendo sus enseñanzas e incluso, reinstaurando en los años 80 las ceremonias realizadas en su honor.

Xi Jinping lo pone de moda Ni Jiang Zemin, presidente de 1993 al 2003, ni Hu Jintao, presidente de 2003 hasta el 2013 y quien estudió a Confucio desde su juventud, se privaron de mencionarlo en sus discursos cada vez que pudieron. Hu incluso instaló la idea de un socialismo xiaokang – palabra utilizada por los confucianistas y que puede traducirse como pureza- y bajo su mandato buscó darle aún más importancia, ubicando una de sus estatuas en la Plaza Tiananmen, levantando una gran controversia que sólo terminó cuando la estatua fue movida dentro de las rejas del Museo Nacional de China. Pero fue con la llegada del presidente Xi Jinping que realmente se puso otra vez “de moda” en China. Xi se muestra como un presidente moderno que llega al poder para renovar la imagen del Partido. Prueba de ello son la posición protagónica que ha ocupado su esposa Peng Liyuan, la lucha tajante contra la corrupción y hasta sus apariciones en lugares inhabituales como un simple restaurante de baozi (bollos rellenos). Es un presidente que busca ser cercano al pueblo y por eso también intenta mantener la tradición invocando la imagen de las dos grandes figuras chinas como Mao y Confucio.

En noviembre del año pasado viajó a Qufu, en la provincia oriental de Shandong, pueblo natal de Confucio. Allí visitó el hogar donde nació –hoy un gran templo- y desde allí, pidió "poner el pasado al servicio del presente " y "mantener lo esencial descartando la escoria". Recordando las enseñanzas confucianas, hizo énfasis en que se debe promover un sentido de la moral en la sociedad china, enseñado desde la familia.

“La gente debe llevar una vida en la que los estándares morales sean valorados, respetados y acatados. Nuestra nación estará llena de esperanza siempre y cuando continúe la búsqueda china de un ámbito moral elevado de generación en generación", dijo. Además hojeó en público un ejemplar de libro “Explicaciones de Confucio” de Yang Chaoming, director de la Academia de Estudios de Confucio, y dijo “yo debería releer esto metódicamente”. Este hecho disparó las ventas de los libros de Confucio, en especial el de Yang, pues es un libro ruta para leer las analectas. “Habitualmente vendemos 5 libros al mes de “Interpretación de los Analectos” de Yang Chaoming. En noviembre pasado, cuando el presidente lo tuvo en sus manos, vendimos 150” contó a China Files Hailong, un vendedor de libros en Tmall, la gran plataforma de comercio electrónico de China. En las redes sociales, lugar en donde los temas de China se hacen carne, no tardó en aparecer la cuestión.

“El confucianismo es el alma de la cultura china. Es una lástima que hayamos dejado de estudiarla, la sociedad china ahora es demasiado vanidosa” escribió el usuario Xuehanbo en Weibo.

“¿Qué nos ha traído el confucianismo? Durante miles y miles de años los valores morales de los chinos todavía no han mejorado. Bajo la política totalitaria, la comunidad china no ha sido capaz de formar ningún valor universalmente aceptado por todos. La cultura confuciana es realmente una doctrina política que ha castrado al país y sirve para la clase dominante. Es la cultura de la esclavitud, de la división en clases” le respondió el usuario Teng Xiaodong. El sueño chino Desde que llegó al poder, Xi ha impulsado el slogan de “sueño chino”, una idea ambigua y nacionalista diseñada para captar a un pueblo cada vez más escéptico.

“El sueño chino es el resurgimiento de la gran nación china. Debemos esforzarnos constantemente, seguir adelante con voluntad indomable, seguir promoviendo la gran causa del socialismo con características chinas, buscar el sueño chino, el rejuvenecimiento de la nación china", dijo en su discurso ante el Congreso Popular Nacional cuando asumió el poder en marzo del año pasado.

Desde ese momento las palabras "sueño chino" y "renacimiento chino" reaparecieron en los discursos de Xi, la prensa y las redes sociales con asiduidad. Parte de la formación de este sueño se crea a partir del recuerdo de los grandes personajes de la historia, especialmente aquellos que han logrado perdurar por milenios y que engloban en su imagen el ser chino. Confucio, junto a otros grandes pensadores como Lao Zi, juegan un rol clave en el sueño chino. “Xi acude a Confucio para llenar el vacío que deja el consumismo y el marxismo con características chinas. El gobierno cree que publicitando ciertos aspectos del confucianismo va a ser visto como el preservador de la tradición china que son compatibles con la estabilidad política”, explicó a China Files John Makeham, profesor de Estudios Chinos en el Colegio de Asia de la Universidad Nacional de Australia. Sin embargo, hay varios que han alertado el uso indiscriminado de estos personajes por el Partido Comunista.

“Si el sueño chino es el sueño de una gran nación, de un pueblo unido bajo un líder, entonces Confucio funciona a la perfección. Pero si el sueño chino se inspira en el sueño americano, en el que cada individuo puede realizar sus deseos, entonces es químicamente incompatible con Confucio” opina Huang Lijie. Xi Jinping, en un momento de transición, se balancea en un delicado equilibrio. “Actualmente el gobierno encarna tres ideologías: el Confucianismo, el Maoísmo y el liberalismo. Ya hemos visto como ha actuado con las dos primeras, ahora queda por ver que hará con la tercera”, concluye Huang.

Principios básicos del Confucianismo

Conducta decorosa y armoniosa: El concepto Li regula la etiqueta en relación con la familia y la sociedad. Los hombres deben conducirse delicadamente en armonía con el cosmos. Esa armonía se logra mediante el estudio y la disciplina.

Piedad filial: El respeto a la jerarquía familiar entra en el concepto de un cosmos ordenado de manera vertical en el que cada uno ocupa un lugar bien definido y debe subordinarse a ese orden. Los hijos, por lo tanto, deben respetar a los padres y hermanos mayores, oírlos y cuidarlos en caso de necesidad.

Fidelidad con los superiores: La autoridad terrenal, representada por el rey o emperador, también llamado el Hijo del Cielo, debe ser respetada pues es la encargada de mediar entre el Cielo y los hombres. Ese orden rige la sociedad Confuciana en donde cada autoridad es subordinada a una superior. Solidaridad: está dictada por el principio de ren, que es el sentimiento de confraternidad con los otros hombres. Esto implica permanecer en un estado de “bondad y perdón” para que el ren se fortalezca en el interior del individuo y fluya.

Humildad: Confucio dice "si hay tres personas en la habitación, una de ellas es mi maestro". Junto a la humildad va el zhong, que ha sido traducido como ‘lealtad’.

Artículo producido para El Tiempo, Colombia


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